África no se cruza de brazos

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Durante las dos últimas semanas, los líderes mundiales se reunieron en París para negociar sobre el clima (COP21) y discutir sobre los impactos del cambio climático y cómo combatirlos. Al final han llegado a un acuerdo que es un punto y aparte pero que deja muchas dudas sobre su implementación.

En anteriores ocasiones, ya hemos señalado en estas mismas páginas que los países africanos son los menos responsables del cambio climático pero que, por lo general, sus comunidades son las que más sufren las consecuencias de este. El cambio climático está desertificando el continente, el cual está afectado por grandes sequías, poniendo en peligro muchos cultivos. No olvidemos que el 65 % de la tierra en África está sometida a una degradación a consecuencia de la cual el continente pierde anualmente un 3 % de su PIB procedente de la agricultura, debido a las pérdidas de nutrientes y suelo en áreas cultivables. Por otro lado, se estima que para 2030, 250 millones de africanos vivirán en áreas susceptibles de inundación.

Pero ante esta situación África no se cruza de bazos, esperando que vengan otros a resolver sus problemas. Por el contrario, durante el Global Landscapes Forum, celebrado con ocasión de la Conferencia del COP21, los países africanos anunciaron el lanzamiento de la African Forest Landscape Restoration Initiative (AFR100) o Iniciativa para la Restauración del Paisaje Forestal Africano. Se trata de un esfuerzo a nivel continental, liderado por cada uno de los países, para restaurar 100 millones de hectáreas de paisaje degradado y deforestado antes del año 2030. Este objetivo cuenta con el respaldado de la Unión Africana (UA).

Hasta el momento, 10  países se han unido a AFR100 y han comprometido al menos 31.7 millones de hectáreas para su restauración:

  • República Democrática de Congo: 8 millones de hectáreas.
  • Etiopía: 15 millones de hectáreas.
  • Kenia: sin determinar.
  • Liberia: 1 millón de hectáreas.
  • Madagascar: sin determinar todavía.
  • Malaui: sin determinar.
  • Níger: 3.2 millones de hectáreas.
  • Ruanda: 2 millones de hectáreas.
  • Togo: sin determinar todavía.
  • Uganda: 2.5 millones de hectáreas.

Por su parte, los socios de AFR100 van a destinar más de mil millones de dólares para la financiación de la iniciativa y más de 540 millones de dólares de inversión en concepto de impacto del sector privado para apoyar esta propuesta.

AFR100 aúna en torno a un objetivo común a líderes políticos y un ambicioso paquete de ayuda financiera y técnica para apoyar la restauración del paisaje forestal africano a gran escala. Nueve socios financieros y diez de apoyo técnico ya se han comprometido con esta iniciativa liderados por New Partenership for Africa’s Development (NEPAD Agency), el Ministerio federal alemán para la cooperación económica y el desarrollo (BMZ) y el World Resources Institute (WRI).

Entre el resto de los socios destacan: la Clinton Foundation, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Jane Goodall Institute (JGI), The Landscapes for People Food and Nature Initiative (LPFN), The Nature Conservacy (TNC) y The Green Belt Movement.

Además, el Banco Mundial (BM) ya ha prometido mil millones de dólares que serán invertidos en 14 países africanos antes de 2030, como parte del llamado “Plan de negocios para África relativo al clima”, que busca apoyar un desarrollo de África basado en un baja dependencia de los combustibles contaminantes.

Según un estudio del WRI y la UICN, en África se puede dar la mayor oportunidad de restauración del paisaje forestal de todo el mundo: más de 700 millones de hectáreas, casi el territorio de Australia.

La restauración del paisaje forestal incluye el aumento de la densidad de árboles por territorio para impulsar la productividad y funcionalidad ecológica, y sus beneficios van más allá de los que puedan aportar a los bosques.

Según este estudio, para África los principales beneficios serán la mejora de la fertilidad del suelo, la seguridad alimentaria, facilitar el acceso al agua limpia, aumentar la masa forestal natural y los servicios que esta presta al ecosistema, combatir la desertificación, creación de trabajos verdes y fortalecer el crecimiento económico, al mismo tiempo que contribuye de manera substancial a mitigar los efectos del cambio climático.

El estudio dice que, por ejemplo, la restauración de tierras degradas mediante la integración de árboles en explotaciones agrícolas puede aumentar los nutrientes del suelo y la retención de las aguas subterráneas, lo que mejora tanto la seguridad alimentaria como la del agua.

La restauración, añade, es también una vía para una distribución más equitativa de los beneficios económicos para las mujeres o los grupos más desfavorecidos, sobre todo en el ámbito rural. Prácticas que fomentan la protección de los árboles que crecen naturalmente en las granjas pueden ser adoptadas por agricultores y ganaderos de bajos recursos. Esta regeneración puede, entonces, generar beneficios rápidos en términos de aumento del suministro de alimentos, leña y mejor acceso al agua, que son particularmente beneficiosos para las mujeres, ya que, tradicionalmente, estas son responsables, en gran medida, de los alimento y la recolección del agua.

Muchas comunidades africanas ya están cosechando los beneficios de esta restauración. Por ejemplo, los agricultores de la región etíope de Tigray ya han restaurado más de un millón de hectáreas de tierras degradadas a través de técnicas como las descritas anteriormente. Al hacerlo, han expandido sus cultivos hasta bien entrada la estación seca lo que ha generado un aumento de la seguridad alimentaria y de las oportunidades económicas. Iniciativas similares se pueden encontrar en Níger, Malí o Burkina Faso. La nueva iniciativa AFR100 ayudará a ampliar estos esfuerzos a lo largo de todo el continente.

No cabe duda de que la restauración de tierras forestales y AFR100 proporcionan una oportunidad única a África para liderar la lucha contra el cambio climático y aliviar los grandes desafíos que el desarrollo presenta. Pero, además, estos beneficios irán mucho más allá del continente.

La reforestación de África puede contribuir de manera muy significativa a los esfuerzos mundiales para abordar el cambio climático y acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). AFR100 también contribuye a la iniciativa conocida como Bonn Challenge, una iniciativa global para reforestar 150 millones de hectáreas antes de 2020 y a la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, un plan que quiere restaurar 350 millones de hectáreas para 2030. Diversos estudios muestran que de cumplirse este último objetivo se podrían generar 170 mil millones de dólares anuales a nivel mundial  gracias a los beneficios netos que proporcionaría la protección de las cuencas de los ríos, la mejora del rendimiento de los cultivos y los productos forestales, además de todos los empleos verdes que generaría.

Esta vez África no se ha cruzado de brazos esperando que otros vengan a resolver sus problemas; ha puesto en marcha una iniciativa que la convierte en líder mundial de la lucha contra el cambio climático. Ahora solo falta que las declaraciones de intenciones manifestadas por los dirigentes políticos se implementen y no se queden en un documento bonito. También es necesario que la población local se involucre en este tipo de iniciativas para que sea ella la principal promotora y beneficiaria de la misma.

 

Foto: Deutsche Welle

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