África son muchos

Mo Ibrahim / Fotografía de Open Government Partnership

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La gobernanza continúa deteriorándose en una tercera parte de las naciones africanas, advierte el Índice Ibrahim (IIGA) publicado a principios de octubre por la Mo Ibahim Foundation. Esta evaluación anual afirma que el imperio de la ley presenta un estancamiento o deterioro en todo el continente. Aunque a nosotros nos da la impresión de que si sumamos los datos y los miramos de forma global se podría afirmar que en realidad el continente se encuentra en un limbo, ya que ni avanza ni retrocede de forma contundente.

La Fundación Mo Ibrahim define la gobernanza como la provisión de los bienes políticos, sociales y económicos que cualquier ciudadano tiene el derecho a recibir de su estado, y que cualquier estado tiene la responsabilidad de ofrecer a sus ciudadanos. En definitiva, lo que se pregunta es qué tal gobernado está un país.

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Mo Ibrahim / Fotografía de Open Government Partnership

Mo Ibrahim, fundador de la fundación y magnate de las telecomunicaciones nacido en Sudán, cree que la mayoría de los problemas de África tienen su origen en la mala gobernanza. También piensa que esta se puede y debe medir de forma precisa y objetiva, y que las críticas y las políticas o decisiones de los gobernantes deben basarse en cifras más que en conjeturas. Esta es la intención con la que se creó el Índice Ibrahim de la gobernabilidad en África, que ya va por su novena edición. Además, este año incluye, por primera vez, data de Sudán del Sur, al considerar que ya existe bastante información sobre este país desde que se independizara en 2011.

El IIAG evalúa las prestaciones de los gobiernos teniendo en cuenta cuatro categorías conceptuales distintas: Seguridad y Estado de derecho, Participación ciudadana y Derechos humanos, Oportunidades para la creación de una economía sostenible y el Desarrollo humano. El índice de la Mo Ibrahim Foundation detecta mejoras en dos de estos indicadores a nivel continental: Desarrollo humano (+1.2) y Participación ciudadana y Derechos humanos (+0.7), mientras que observa un retroceso en los otros dos: Oportunidades para crear una economía sostenible (-0.7) y Seguridad y Estado de derecho (-0.3). Las cuatro categorías están subdivididas en 93 indicadores que ayudan a desmenuzar toda la información recibida y puntuarla.

El informe destaca que 21 de los 54 países estudiados, incluidos cinco de los 10 más potentes del continente, muestran un continuo deterioro en el campo de la gobernanza desde 2011. Solo seis naciones registran mejoras en las cuatro categorías del índice: Costa de Marfil, Marruecos, Ruanda, Senegal, Somalia (a pesar de aparecer en uno de los últimos puestos de la lista) y Zimbabue.
Mauricio, Cabo Verde y Botsuana ocupan, un año más, la cabecera del IIAG. Mientras que Sudán del Sur y República Centroafricana son los que más han caído este año y ocupan los últimos puestos del ranking junto a Somalia.

A nivel regional el índice pone de manifiesto las grandes diferencias que se están creando entre las distintas regiones del continente y los diferentes ritmos a los que camina cada nación. África meridional sigue siendo la que consigue la puntuación más alta con un 58,9 sobre 100, seguida de África occidental (52,4), el norte de África (51,2) y África oriental (44,3). África central es la zona que muestra la menor puntuación con una media de 40,9; además, es la única región que en su conjunto se ha deteriorado desde 2011.

Tres cosas nos han chocado de este índice. La primera es que los seis países que registran mejoras en las cuatros categorías del estudio, las estrellas del continente podríamos decir, son un amalgama de democracias, semidictaduras, monarquías y zonas en conflicto. Esto querría decir que independientemente de las ideologías pueden existir diversas formas de mejorar la gobernanza en África, idea con la que no estamos muy de acuerdo porque sin democracia y respeto de los derechos humanos es difícil que pueda existir buena gobernanza.

La segunda es la presencia en este grupo de Costa de Marfil que, según el IIGA, muestra los mejores resultados de todo el continente atribuyéndose los créditos de estos al presidente Alassane Ouattara, al que se le reconoce un buen trabajo a la hora de forjar la estabilidad del país tras la crisis política de 2010-2011.

En tercer lugar, es difícil ignorar la presencia de Zimbabue en este grupo. De hecho, ocupa el segundo lugar en la categoría de mejora de la gobernanza desde 2011, lo cual representa un gran revés para los críticos del presidente Robert Mugabe. Además, analizando en detalle los datos, vemos que la categoría donde más sobresale Zimbabue es en la de Participación ciudadana y Derechos humanos, con una fuerte subida en la sub-categoría de Derechos y género. El país también ha mejorado, según el IIGA, en seguridad nacional y personal, gestión pública, infraestructuras y salud y servicios sociales. Que bajo un régimen como el de Mugabe se afirmen que mejoran ciertos aspectos pueden poner en entredicho el trabajo de la Fundación pero al mismo tiempo, nos guste o no, son datos que muestran que nuestra percepción sobre África puede estar equivocada, de ahí la gran utilidad de este estudio.

Al mismo tiempo, el hecho de que los países que presentan peores resultados en el IIGA: Malí, República Centroafricana, Sudán del Sur y Somalia, estén envueltos en conflictos violentos pone de manifiesto, una vez más que la violencia y la inestabilidad son los principales obstáculos para la buena gobernanza en África.

Pensamos que Mo Ibrahim y su equipo son conscientes de estos aspectos y por eso en la presentación del informe el magnate de la comunicación dijo que: “sin duda, en general, los africanos tienen vidas más saludable y viven en sociedades más democráticas que hace 15 años”. Sin embargo, “el Índice Ibrahim de la gobernanza en África muestra que recientes avances en otras áreas claves para el continente o bien se han estancado o se han revertido, y que algunos países muy importantes parecen estar haciéndolo mal”, añadió.

Resulta muy interesante esta afirmación ya que una de las características de la Mo Ibrahim Foundation es apartarse de los estereotipos que normalmente marcan a África, como el de la falta de liderazgo o el de la corrupción de los políticos. La verdad es que los resultados del IIGA de este año podrían dar alas a los afropesimistas, aportándoles argumentos para sus tesis. Por eso mismo, Mo Ibrahim se adelantó diciendo que “África no es un país. Las puntuaciones y tendencias observadas en los 54 países del continente, vistos de manera individual, son muy distintas, mostrando cada uno de ellos parámetros específicos a lo largo de una amplia gama de resultados, los cuales muestran una brecha de más de 70 puntos entre el país que aparece en la cabecera de la lista, Mauricio, y el último de ella, Somalia”.

Quizás sea este punto, el poner de manifiesto que África no es un país y que cada nación es independiente y soberana y elige sus propios caminos y patrones de desarrollo, lo que hace más atractivo este Índice.

La conclusión más importante que sacamos de la lectura del IIGA es que cada país africano es único y distinto y por eso mismo resulta muy difícil generalizar. Hay que respetar la singularidad de cada uno de ellos y entender las políticas y decisiones que sus líderes están tomando. Lo contrario, la generalización a la que normalmente tendemos, no ayuda a comprender a África.

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