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Abdelaziz Báraka Sakin
El mesías de darfur
Traducción Salvador Peña Martín.
Armaenia, Madrid 2021, 213 páginas.

Su autor, aclamado por el público tras atreverse a novelar el genocidio de la región sudanesa de Darfur, fue primero detenido y luego deportado (ver MN 672, pp. 48-50). Los ejemplares de El Mesías de Darfur fueron destruidos y Abdelaziz Báraka Sakin (Kasala, 1963) vive ahora exiliado en Europa. Arranca con una frase llena de vitriolo, pero también de historia, religión y justicia: «Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un yanyauid entrar en el reino de Dios».

Inmerso en un fascinante proceso de democratización lleno de peligros, este libro pone a Sudán en el mapa literario de manera tan conmovedora como divertida. El Mesías de Darfur parece ligero, pero está lleno de cargas de profundidad: minas antipersona contra la estupidez y el autoengaño. Muestra de forma elocuente cómo el Gobierno de Jartum propició el exterminio o el sometimiento de una parte no desdeñable de su propio pueblo, y fomentó el racismo: «¿Y quiénes son esos negros?». Los no árabes. Para ello se sirvió de los yanyauids, asesinos a caballo o motorizados. De su fresco histórico no se libran las Naciones Unidas («ejército de gandules»), por su ceguera o sus componendas, aunque también contribuyó a paliar las atrocidades cometidas por el propio régimen sudanés. Y también una retrospectiva histórica que sirve para entender el pasado africano: «un Estado tiránico cuya principal fuente de ingresos eran los beneficios que sacaba vendiendo a sus propios ciudadanos en los mercados locales y mundiales de esclavos». 

Impecablemente traducido y editado, este libro combina política, acción, aventura y misterio, fe y naturaleza, y personajes fascinantes: una mujer que tiene nombre de varón, Abderrahmán, en busca de venganza para crímenes sin nombre; Shiriki, idealista reclutado a la fuerza y sumergido en el torbellino de la guerra; o ese Mesías del que vamos sabiendo por lo que dicen que dice y lo que dicen que hace, hasta que hacia el final entra verdaderamente en escena. Será una lección de historia africana y de sabiduría narrativa. El mayor y más fiel apóstol de este Mesías darfuriano es el propio autor: «Mi fuerza, y también la vuestra, está en la Palabra. Y la fuerza de la Palabra consiste en que se pronuncie, en que se oiga, en que traspase las barreras de la materia y del espíritu (…) La Palabra es darse cuenta de la realidad, vivirla sin separarse de ella y actuar en pro de los seres vivos y los inanimados, pues no somos más que lo que hacemos por unos y por otros (…) no creáis eso de que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta. Yo os digo que sí, que los pongáis todos en la cesta de la humanidad y saldréis ganando la Belleza».

Por si este libro, uno de los más relevantes publicados en 2021, tuviera pocos atractivos, termina con un apéndice revolucionario: la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El mejor contrapunto a todo lo leído. No se lo pierdan.

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