Cambiar el mundo

en |

EDITORIAL DEL NÚMERO DE JUNIO DE LA REVISTA MUNDO NEGRO

Son numerosos los lectores y amigos que han felicitado a MUNDO NEGRO por el Cuaderno MN del pasado mes de mayo que dedicamos a las migraciones. Se lo agradecemos de todo corazón, porque sus mensajes de apoyo nos animan en nuestro trabajo. Tampoco podemos ocultar que hemos perdido algunas suscripciones y recibido críticas que nos acusan de «incentivar la invasión de España por los migrantes africanos», o de buscar que «España se vaya a pique». Como misioneros, siempre apostaremos por practicar el «arte del encuentro» entre los pueblos y personas, tal y como repite incansablemente el papa Francisco. Como Misioneros Combonianos, nuestro corazón estará invariablemente del lado de «los más pobres y abandonados», para seguir siendo fieles al carisma de nuestro fundador, san Daniel Comboni, y pagaremos el precio que sea necesario.

Tras la publicación del Cuaderno hemos querido dar más espacio a otros contenidos en este número. Sin embargo, a punto de llevar la revista a imprenta, nos ha sorprendido una nueva «crisis migratoria» en Ceuta y Melilla. No será la última porque, con toda seguridad, sucesos de este tipo se repetirán en el futuro. La frontera mediterránea es la más desigual del mundo, con una renta per cápita en Europa 15 veces superior a la de África, y ese ­desequilibrio hace comprensible que muchas personas quieran estar en el lado más rico. Cuando esta frontera «no sostenible» no tiene agua de por medio, como ocurre con Ceuta y Melilla, la única solución es construir muros. Muros de la vergüenza –carísimos de mantener, por cierto–, que se han mostrado absolutamente inútiles, puesto que en pocos días 8.000 personas han conseguido sortearlos. Otras muchas lo hubieran conseguido si la Gendarmería marroquí no hubiera decidido que ya era suficiente.

Algunos acusan a Marruecos y a su rey, Mohamed VI, y con toda razón, por el oportunismo de utilizar a los más débiles, incluso niños, como arma política o moneda de cambio; otros prefieren focalizar sus críticas, también con mucha razón, en la cerrazón de la política migratoria de la Unión Europea y la inhumanidad de la actual ley de Extranjería española.
Habría mucho que hacer de un lado y de otro de la frontera, pero ¿existe una solución definitiva al fenómeno migratorio? Nos quedamos con la respuesta que nos dio el cardenal de Rabat, monseñor Cristóbal López, cuando le hicimos esa misma pregunta: «La única solución verdadera es cambiar el mundo, es decir, cambiar el sistema económico mundial que estamos viviendo». Por «dificilísima» o «sencillísima» que parezca, no hay otra solución, que pasa, en primer lugar, por un cambio en los corazones, en los hábitos y en los estilos de vida. Los sistemas económicos en sí mismos no son ni buenos ni malos, sino que dependen de cómo las personas los utilizamos.

Respecto a la cuestión de la identidad negroafricana que nos anuncia la portada, os invitamos a leer el reportaje de Carlos Micó. África ha sufrido la esclavitud, el colonialismo y la explotación de sus recursos. Junto a eso, hasta bien entrado el siglo XX, su identidad como sujeto de una historicidad propia era negada por muchos. Pero el despertar de un continente con voz propia es ya una realidad sin vuelta atrás. Haríamos bien en liberarnos de prejuicios desfasados y dejarnos enriquecer por su aporte específico.



Ilustración: Angelines San José


Colabora con Mundo Negro

Estamos comprometidos con la información sobre África

Si te gusta lo que hacemos, suscríbete a nuestra revista o colabora con nuestro proyecto