Contra el silencio

en |

Javier Fernández Vázquez y Justo Bolekia conversan sobre la memoria histórica en Guinea Ecuatorial

La película documental Anunciaron tormenta investiga la detención y muerte del rey bubi Ëssási Ewera. Una reconstrucción atrevida en la imagen y reivindicativa de hechos ocurridos en 1904 en la isla de Bioko.

El título de la película tiene su origen en un poema.

Justo Bolekia (JB): Sí, no me había dado cuenta hasta el estreno en Madrid, cuando releí en mi libro Poesía en lengua bubi: «Rayos y truenos anunciaron tormenta». Soy un poco tardío para estas cosas.

¿Por qué escribió esa frase?

JB: Muchas veces, cuando nace un niño en la cultura bubi coincide con un trueno o una tormenta. A menudo, al terminar el trueno se escucha el lloriqueo del bebe. Y los mayores dicen: «Este niño que acaba de nacer es hijo de tal espíritu». Ëssási Ewera significa «temer el reino» y «brillante». Me contaron que cuando nació lo hizo en un momento de brillantez.
Javier Fernández Vázquez (JFV): Para mí era una forma de hacer honor al poema de Justo. Releyendo el poema vi que tenía sentido, que se correspondía con las versiones orales que había recabado sobre las condiciones de la detención de ­Ëssási Ewera, incluso el informe del guardia civil José Ramón de la Torre Cruz, que dirige la operación para detenerle, menciona la lluvia. He estado en el valle de Moka varias veces y casi siempre está lloviendo o hay tormenta. Esa situación adversa dota a la película de un tipo de imagen y sonido.

¿Por qué contar ahora la muerte de Ëssási Ewera?

JB: Va siendo hora de que a los españoles les deje de dar vergüenza su memoria histórica. Son cosas que pasaron, se lamenta que hayan sucedido, pero no tienen por qué avergonzarles como sociedad, o a la clase política. Hay que investigar sobre un hecho que pasó. Son tragedias que ocurren sin que podamos evitarlas. Y hay que asimilar que sucedieron.

JFV: Siempre me ha interesado la amnesia que hay en España sobre la memoria histórica del propio país. Ese olvido es más sangrante cuando nos referimos a la historia colonial, que parece que ocurrió hace mucho tiempo, pero aquí hablamos del siglo XX. En la película, Ricardo y Fermín explican lo que les contaron de Ewera, hablan de los descendientes, del exilio que sufrieron. Es algo lejano para los españoles, pero para los bubis que hablan en la película no lo es. Nieves y Paciencia dicen que Ëssási Ewera pensó que esto tendría consecuencias, y nosotros estamos de acuerdo, porque las están viviendo ahora. El pasado siempre está en conflicto. Este hecho condensa el modus operandi del colonialismo español en África.



Fotograma cortesía J. Fernández Vázquez


¿Desde dónde se cuenta el relato en el documental?

JFV: Cuento Anunciaron Tormenta como creador condicionado por mis circunstancias. Soy español, vivo en Madrid, no tengo ningún vínculo familiar con Guinea Ecuatorial, y parto de los documentos españoles citados en los estudios de la académica valenciana Dolores García Cantuz y de José Fernando Siale Djangany, que participa en la película. Leí esos textos y pensé que encerraban algo muy importante, como las consecuencias para la comunidad bubi. Al leer y transcribir los documentos oficiales, me di cuenta de que había una operación de encubrimiento. Se compra la idea de que Ëssási Ewera fue detenido de forma pacífica, a veces ni siquiera sale su verdadero nombre sino que aparece el español, Pablo Sas Ebuera. Llegué a la conclusión de que había que preguntar a los bubis su versión. Y así fue como reuní relatos orales, los analicé y comparé, aún sabiendo que los relatos orales trasmitidos de generación en generación a veces son contradictorios.

JB: Se cuenta desde dónde parten los hechos que pondrían en peligro los intereses de la colonia. Cuando el rey anterior, Möókáta, autorizó a los misioneros y colonizadores españoles a sembrar o plantar en la zona, ya encontró la oposición de su secretario, Ëssási Ewera, que era su sobrino. Al morir el rey, en lugar de permitir la entronización de su hijo mayor, Ëssási Ewera se impuso para frenar la presencia de los colonizadores españoles en la isla. Ahí empieza la historia del enfrentamiento. Hay un hecho que no se recoge en las crónicas españolas oficiales. El día de la entronización de Ëssási Ewera, según la versión de los ingleses, había más de 5.000 bubis a los que no se obligó a acudir, lo que significa que era un rey reconocido por la población bubi. Eso no gustó. Todos los jefes de la isla estaban allí. Por eso los españoles tenían que buscar la manera de acabar con este rey que significaba el envalentonamiento de la población bubi… La historia transcurre entre 1899 y 1904, con la muerte del rey.

El poder de la colonia, cómo mataban… ¿qué opina sobre la forma de contarlo en la película?

JB: Que Javier no tenga ningún vínculo con Guinea Ecuatorial le da objetividad a lo que narra. Javier, que disiente de lo hecho por sus antepasados, rehabilita la memoria del rey Ëssási Ewera. No fue tan malo como le consideraban, pero como bubi y africano no le gustó que alguien invadiera su territorio. No cometió ningún error, pero su reacción no gustó y le mataron y ocultaron. Ya empezaba a haber en el poder político en España gente que comenzaba a criticar este tipo de actuaciones tras las experiencias de Cuba y Filipinas.





¿Puede afectar el documental a la situación de los bubis en Guinea Ecuatorial?

JB: Estamos en un momento de búsqueda, de rehabilitación cultural, de reconducir nuestra idiosincrasia en este espacio al que nos han condenado los hechos históricos. Es bienvenido todo aquello que sirva para aumentar nuestra autoestima, para ver en el pasado aspectos que nos sirvan para dejar de considerarnos los últimos de la historia de Guinea Ecuatorial. Los jóvenes no sabían quién era Ëssási Ewera y esta película les permitirá conocerle. Un pueblo sin hechos históricos y culturales importantes, sin batalla, es un pueblo que se debilita. Hay que buscar con qué nos podemos identificar, porque el colonizador intenta borrar los hechos que puedan servir para envalentonar a la población.

JFV: Me interesaría mucho que la película se viera en Guinea Ecuatorial. No sé hasta qué punto puede contribuir a lo que comenta Justo, pero espero que sí. Las reacciones de las personas de origen bubi que la vieron en Madrid fueron muy positivas, cosa que me alegró, porque no es una película accesible, sino que exige una cierta reflexión. No he pretendido hacer la gran película sobre los bubis, es solo una contribución. De hecho, las comunidades de afrodescendientes, no solo los de origen bubi, trabajan desde diferentes disciplinas artísticas, culturales, esa identidad mixta.

JB: Desde mi experiencia les digo que no trabajen nuestra identidad desde la crispación, desde la acusación permanente e inconsciente al colonizador. El colonizador hizo lo que tenía que hacer en ese momento, y nosotros lo estamos analizando hoy, desde nuestra percepción del presente. Hay que acostumbrarse a dejar las cosas donde están y, sencillamente, no olvidarlas para que no se vuelvan a repetir. A los jóvenes bubis les servirá para seguir indagando, para que tengan algo que aportar en su condición de españoles. Cuando eres ciudadano de un país, nacionalizado o nacido allí, llega un momento en el que tienes que aportar algo desde la especificidad de tus padres, para enriquecer esa cultura que te ha acogido y en la que puedes haber nacido. Esto puede ser un elemento enriquecedor, tanto para los bubis nacidos en España como para los españoles.

La técnica de la película requiere mucha concentración. ¿Por qué ha elegido secuencias tan largas y silencios tan prolongados?

JFV: El proyecto parte de los documentos que se encuentran en ese dosier, pero además está el lenguaje administrativo, en el que se va diluyendo la culpa, se van modulando las versiones para complacer al superior más próximo. El modus operandi colonial no solo era una cuestión cultural y militar, sino también de lenguaje. La apuesta era ser capaz de hacer al espectador consciente de ese lenguaje, aunque eso supusiera que la película para mucha gente pueda ser aburrida. Elegí a unos actores que leían estos textos, cada uno con su personaje, y transformaba el lenguaje escrito en oral. Los convertí en voces que se equivocan y a las que mando repetir para subrayar cuestiones clave como, por ejemplo, el momento en el que uno de ellos admite el uso de la violencia. Los filmo de espaldas y de medio lado. Es una idea sencilla, teatral, para hacer ver que lo que se cuenta son medias verdades, son mentiras. Así llegamos a la cuestión final, cuando Justo y su hija leen frente a la cámara el que hasta este momento es el único documento en lengua bubi sobre este tema, un poema. Es una toma de partido, es la espina dorsal del proyecto. Luego quedaba integrar en esta historia el contrarrelato, las voces de los bubis, que siguen un orden cronológico, igual que los documentos de los españoles.





Esas voces bubis no aparecen en pantalla hasta muy tarde.

JFV: No aparecen Nieves y Paciencia: me pidieron que solo les grabara en audio. Me pongo del lado de la oralidad antes que de los documentos escritos de los colonizadores. Las voces que escuchamos van asociadas a los lugares exactos donde ocurrieron los hechos que se mencionan. La identificación de esos lugares no fue fácil porque la toponimia cambia. Esto ocurrió hace mucho tiempo, pero el calabozo sigue ahí, el lugar donde fue enterrado también, y te lo dice la gente. Al final muestro a Donato, Fermín y Ricardo, cuando hablan del presente, diciendo que esto se había silenciado.

¿Qué hace que los silencios del colonialismo persistan hoy?

JB: Hace años escribí un libro de historia y la publicidad del editor decía: «España intenta borrar de la memoria del presente lo que hizo mal en el pasado». Los silencios tratan de evitar que el individuo del presente, llámese bubi o español, recuerde el pasado. Eso se ve en España, Francia, Inglaterra, Portugal o Bélgica…, importantes colonizadores en África. ¿Quién recuerda la presencia de España en África? Los estudiantes no. No se quiere que eso forme parte de la historia de España. En Inglaterra vemos en el Parlamento a africanos e hindúes que son ingleses, pero en España siempre veremos a una persona.

¿Por qué?

JB: Porque una persona es insignificante y lo que representa esa persona también lo es. Hay que callarlo. Antes vimos a Rita Bosaho, ahora vemos a Luc André Diouf –primeros diputados negros en el Congreso–, y cuando pase veremos a otro.

¿Por qué ocurre eso en España y no en otras potencias colonizadoras?

JB: Hay que trabajar el interés hacia lo extraño, la tolerancia, compartir sin que eso ponga en peligro la esencia del espacio común, que es España. Los silencios de la memoria histórica son una costumbre que no se puede combatir de la noche a la mañana.

JFV: Desde ciertos sectores se considera la idea de España como algo cerrado. Por ejemplo, la identidad española apoyada en hechos del pasado, las gestas o los descubrimientos de los conquistadores, se ve como la espina dorsal de la identidad. Para mí es algo heterogéneo y más variado. Parece que sacar estos temas es ir contra la idea de España, cuando se trata de reivindicar una España más abierta, dialogante, capaz de reflexionar sobre sí misma. En el verano en el que Ëssási Ewera es detenido y muere se promulga una ley que permite los trabajos forzados de la población autóctona. La escasez de mano de obra, las primeras plantaciones… Entonces entiendes por qué Ëssási Ewera tenía que desaparecer.





La ley especificaba que podían ser empleados para el interés general, no en el ámbito privado.

JFV: Si la empresa era una subcontrata del Estado, entonces también… Se dio vía libre para poner a los bubis a trabajar porque no había mano de obra suficiente. Eso es ir al meollo de la colonización, canalizar desde lo económico, lo jurídico, y lo militar para entender por qué ocurre lo que ocurre. Parece que indagar sobre eso es romper la idea del cuento de hadas en el que los blancos españoles llegaban a los sitios y vivían en armonía con los nativos, y esto no era así.

JB: No era así. Y otra cosa necesaria es el tema de Sahara, que recuerda a los políticos españoles lo mal que lo hicieron sus antepasados. Pero, ¿qué hacemos con esto? Si se intenta olvidar Sahara, que está ahí, y hacemos lo posible para que se olvide, cómo se colonizó y descolonizó Guinea Ecuatorial, mucho más. Una película como esta, me recuerda que debo proteger mi historia, transmitirla y compartirla.

Al final de la película dicen que hace 20 años se empezó a hablar. ¿Qué pasó para que eso sucediera?

JB: El 21 de enero de 1998, los bubis sufrieron una violencia tremenda por parte del Gobierno de Guinea Ecuatorial. Hartos, salieron de sus casas y mataron a dos militares. Aquello provocó una masacre contra el pueblo bubi. Murieron más de 1.000 personas. También murió el líder bubi, Martín Puyeto Pépé, asesinado en la cárcel. Durante todos estos años hemos buscado el momento de revitalizar nuestra cultura, nuestra identidad y no nos han dejado. Cuando llegó esta película, ya estábamos hablando de Ëssási Ewera. Mi poema lo usan los chavales que organizan actos culturales en la isla. Hace 20 años mataron a nuestro líder, siempre han matado a nuestros líderes en la colonización, la independencia… La película nos dice: «Despertad, por mucho que os hayan matado, tenéis que seguir adelante». Los cambios en África no vendrán de la negociación sino de forma vertical. El que está en la cúspide dirá lo que hay que hacer, para dejar de incrementar la crispación, el odio, la negación y cosificación del otro.

Colabora con Mundo Negro

Estamos comprometidos con la información sobre África

Si te gusta lo que hacemos, suscríbete a nuestra revista o colabora con nuestro proyecto