El tropiezo de Macky Sall

Senegalese President Macky Sall gives a press conference on March 17, 2015 at the presidential palace in Dakar during which he announced that he intended to submit to a referendum in 2016 a proposition to reduce the presidential term from seven to five years, enabling the organization of elections in 2017. AFP/PHOTO SEYLLOU (Photo credit should read SEYLLOU/AFP/Getty Images)

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Pepe Naranjo_opinion     Por José Naranjo

 

Lo prometió durante su campaña electoral y volvió a insistir en ello en repetidas ocasiones en los últimos años. Sin embargo, no podrá cumplirlo. El presidente de Senegal, Macky Sall, se había comprometido a reducir la duración de los mandatos presidenciales de siete a cinco años, empezando por el actual. Sin embargo, esta decisión requiere de una reforma de la Carta Magna y, en todo caso, según ha recordado el Tribunal Constitucional (TC) al presidente, no se puede aplicar para el mandato en curso.

Lo llaman la maldición del tercer mandato y es la tentación de pretender eternizarse en el sillón presidencial más allá de los límites que establece la Constitución. En los últimos años lo intentaron Mahamadou Tandja en Níger, Abdoulaye Wade en Senegal y Blaise Compaoré en Burkina Faso. La cosa acabó mal para ellos. El empeño de Pierre Nkurunziza ha puesto a Burundi al borde de una guerra civil, mientras que en ello están Paul Kagamé (Ruanda), Joseph Kabila (RDC) y Dennis Sassou-Ngueso (Congo), enfrentados a una fuerte contestación ciudadana.

Es la lucha entre dos Áfricas, una que se resiste a morir, la de los dictadores y los mandatarios eternos como Obiang, Dos Santos, Mugabe, Paul Biya, Museveni o el lunático Yahya Jammeh; y otra que emerge con fuerza llevada en volandas por sociedades civiles cada vez más conscientes y mejor estructuradas que no están dispuestas a soportar las viejas maneras.

En este contexto, es noticia que un dirigente africano decida limitar su tiempo en el poder. Y Macky Sall lo hará si consigue que su reforma constitucional salga adelante en el referéndum convocado para el 20 de marzo (es la cuarta vez en su historia que los senegaleses son convocados a una consulta para cambiar la Constitución). Sin embargo, la amplia reforma que propone el presidente senegalés, y que afecta a otros aspectos como la composición del propio TC, no podrá incluir su promesa para reducir el tiempo del actual mandato. Y esto, sin duda, representa el primer gran tropiezo de Sall en el compromiso que adquirió con sus votantes y con la nación.

Una de las claves de la victoria de Sall en las elecciones de 2012 fue el hastío de los senegaleses hacia el anterior presidente, Abdoulaye Wade, que pretendió seguir en el poder más allá del límite de dos mandatos establecido por la Constitución. El actual presidente no pretende forzar el texto constitucional, todo lo contrario, su respeto por la Carta Magna y por las instituciones del Estado le conduce ahora a tener que dar marcha atrás en su empeño. Sin embargo, parece lógico pensar que Macky Sall, en realidad, ya había descubierto que no podría cumplir su promesa y que aquel anuncio de 2012 fue más un ardiente impulso de la campaña electoral que una propuesta en consonancia con la ley.

Habrá que ver de qué manera reacciona el pueblo senegalés a este incumplimiento electoral en el referéndum de marzo. La oposición, sin duda, tratará de exprimir este tropiezo con toda su artillería pesada y Sall se juega mucho en el empeño, porque si fracasa en su intento de sacar adelante la reforma, su proyecto de cambio quedará seriamente tocado. El error le puede salir caro.

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