Elena Cebrián recomienda «Nuestras riquezas», de Kaouther Adimi

África Booktube-Nuestras riquezas, de Kaouther Adimi

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Es profesora de Teoría de la Comunicación en CEU San Pablo (Madrid), donde también coordina el voluntariado. Participó en proyectos con la Universidad de Makeni, en Sierra Leona. Y es una lectora apasionada.

Portada del libro recomendado

Ahora que la ciudad se llena de carteles que anuncian series de plataformas, y hasta de servicios de audiolibros cuando todavía no nos habíamos acostumbrado a los libros digitales, Nuestras riquezas. Una librería en Argel, de Kaouther Adimi es un libro «más que oportuno». «Una reivindicación del acto de leer un libro en papel por su belleza, más allá de las situaciones de encierro que nos ha generado la ­Covid-19», dice Elena Cebrián. «Es un libro que trae ese aire fresco de que la cultura es importante, pero no la cultura de erudito, que también está muy bien, sino la que es vivida personalmente», añade. 

Elena Cebrián se acercó a esta obra tras una recomendación de ­Literáfricas, ese blog imprescindible que provoca que libros y recomendaciones pasen de mano en mano. «Me pareció muy sugerente leer a una autora joven que vive a caballo entre Francia y Argelia. Porque ahora, por influencia de los medios de comunicación, cuando pensamos en Argelia, desde un conocimiento geoestratégico limitado, imaginamos un país indiferenciado del Magreb sobre el que hay construidos una serie de estereotipos de inseguridad, precariedad económica, cultura apagada por el islamismo… Y, de repente, esta novela te sitúa en una Argelia que aún es colonia, y te cuenta sobre un tipo que pone en marcha una editorial. (…) Además, la narración está basada en una figura real, la del editor Edmund Charlot que, copiando algo que había conocido en París, fundó una librería-editorial que publicaba a escritores como Camus o Saint-Exupéry, en aquel momento jovencitos iniciándose en el mundo literario. Charlot vendía, pero también prestaba para garantizar que todo el mundo tuviera acceso a la cultura». 

La novela transcurre en dos tiempos, los del editor, a mediados del siglo pasado, basados en hechos reales, pero «que la autora novela a través de fragmentos de un supuesto diario», y los actuales, protagonizados por «un francés posmoderno que recibe el encargo de viajar a Argel, donde tiene sus orígenes, a desmontar esta librería». Una vez allí, el joven se encuentra con la resistencia del barrio. «Aunque no lean demasiado, tampoco quieren perder un referente cultural». Para Elena, el personaje podría tener algo de exploración de la autora sobre sus propias raíces. «Quizá en el libro hay algunas preguntas sobre esa Argelia de sus abuelos que ella no conoció», especula. 

«Lo que más me ha gustado –dice Cebrián–, aparte de esa reivindicación de los libros como soporte de pensamiento y del mundo que te rodea, es que te plantea la pregunta de dónde venimos. ¿Cómo hemos llegado aquí? Es decir, la figura del chaval francoargelino tiene mucha fuerza. Al principio, cuando llega a Argel, los libros no le interesan. Entra en un sitio lleno de ellos y ni siquiera coge uno por curiosidad, solo saca el móvil para avisar a su novia de que ya ha llegado. Pero después, a través de las conversaciones, se va cuestionando cosas. (…) Creo que nos plantea a los europeos cómo hemos roto los vínculos de los que venimos y cómo estamos siendo incapaces de dar significado a algunas cosas por esa ruptura».

Por último, Elena nos cuenta a quién ha recomendado el libro: «Tengo unos amigos que tienen una editorial muy pequeñita, y lo que publican son joyas. Mientras leía el libro les mandé un mensaje: “Estoy leyendo un libro que os va a encantar, porque habla de lo que vosotros hacéis”». 

«Sí, este libro me parece una maravilla», concluye.

Foto de portada: Gonzalo Gómez

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