Sitapha Savané: «De niño soñaba con ser presidente de Senegal»

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Nació en Dakar hace 39 años. Vivió en Ginebra, estudió en Estados Unidos y acabó en España como jugador profesional de baloncesto, actualmente con el Movistar Estudiantes en Madrid. Desde pequeño ha desarrollado un fuerte compromiso social y político.

 

 

Estás en la etapa final de tu carrera en el baloncesto. ¿Qué has aprendido?

El deporte enseña muchísimas cosas. Te enseña a saber ganar y a saber perder, que son cosas muy importantes en la vida. A trabajar en equipo. Tiene ese punto de competitividad, algo muy aplicable, y también una parte de empatía. Siempre trabajas en grupo con gente diferente de lugares diferentes y culturas diferentes.

En tu inclinación hacia el compromiso social creo que tus padres tienen algo que ver.

Muchísimo. Siempre han estado muy involucrados a nivel social y político en nuestro país y en África. Pero, en general, los africanos somos gente con un gran sentimiento de comunidad en nuestros países. No se piensa casi nunca en el yo.

Empezaste a militar en política desde muy joven.

Mi padre es líder de un partido que ha estado en la oposición muchos años, luego en el gobierno. Recuerdo que ya de pequeño estaba en las reuniones, tanto de mi padre como de mi madre. Mi madre ha sido una pionera en el movimiento del feminismo en África. Allí me hice consciente de todos los problemas que hay a nuestro alrededor y de que la política es un instrumento fundamental para cambiarlos. Siempre he tenido esta idea, primero de la lucha por la democracia en nuestro país y a partir de ahí por lograr un desarrollo económico que mejore las condiciones de la gente.

 

Sitapha Savané el día de la entrevista / Fotografía: Javier Sánchez Salcedo

 

¿Cuáles son tus aspiraciones para el futuro?

De niño solía tener directamente el sueño de ser presidente de Senegal. Me parecía el camino más directo para cambiar las cosas. Te haces adulto y obviamente te das cuenta de que solo hay un presidente pero son muchas las personas que pueden actuar para ayudar a mejorar las condiciones generales de nuestro país.

¿Entonces te ves como político en Senegal?

No solo como político. Desde las ONG o desde el ámbito empresarial creo que haciendo las cosas bien y pensando no el beneficio personal sino en el de la sociedad se puede ayudar muchísimo.

Has pasado gran parte de tu vida fuera de Senegal y conoces bien los estereotipos que hay sobre África.

Sí, demasiado bien. En España hay una gran ignorancia. Para beneficio de los propios españoles será muy interesante y muy importante abrirse hacia África. Creo firmemente que el futuro es en esa dirección.

¿Crees que hay racismo aquí?

Lo sé porque lo vivo, lo he vivido y creo que cualquier persona africana que está aquí aquí lo vive. Pero el racismo no es una cosa de España ni de un solo país, es un tema mundial.

Uno podría pensar que por tu trayectoria no sufres ese racismo.

No lo sufro al nivel que lo hace otro chico de mi edad que ha llegado en un cayuco y vende en la calle para sobrevivir. Pero no todo el mundo sabe quién es Sitapha Savané. Cuando tú apareces en un sitio eres un chico alto negro sin más y también sufres ataques racistas. Pero el haber vivido tantos años en el mundo occidental te da las herramientas para enfrentarte a ello y yo nunca he sido de mirar para otro lado.

¿Alguna vez te ha parado la policía para pedirte la documentación?

Sí, bastantes. También te digo que aquí no ocurre lo que pasa en Estados Unidos a día de hoy. La policía me ha parado, me ha pedido los papeles, se los he enseñado y ya está. También pasa mucho en los aeropuertos, donde de manera “aleatoria” siempre acabas elegido para un segundo chequeo. Pero bueno, no dejo que estas cosas me afecten a nivel personal.

¿Has encontrado racismo en el mundo del deporte?

Muchas veces en el estadio he intentado relativizar cuando han sucedido cosas como cánticos racistas, porque lo principal que buscan esas personas, y lo hacen desde la ignorancia, es molestar a un jugador del otro equipo. Es ridículo cuando hay gente haciendo un cántico racista hacia un jugador negro teniendo jugadores negros en su equipo. Para mí no es directamente una prueba de que esta persona sea racista. Lo que prueba es que es muy ignorante.

 

Sitapha Savané el día de la entrevista / Fotografía: Javier Sánchez Salcedo

 

¿Qué opinas de la respuesta ante el fenómeno migratorio?

En cuanto a la población, España dentro de Europa destaca por ser un pueblo bastante solidario a todos los niveles. A nivel político, por desgracia, va por detrás de lo que quiere la población a la hora de enfrentar ese tipo de situación. España, no hace mucho tiempo, también ha sido un país desde el que se ha emigrado por razones económicas, las mismas razones que mueven a muchos africanos a emigrar.

Te leí una frase: “Quien tiene mucho, mucho tiene que ayudar”.

Es una cosa bastante obvia, aunque quizá por desgracia no lo sea para todo el mundo. Siento una gran pena cuando alguien tiene esa oportunidad y no la aprovecha, porque no hay nada que a mí me dé más placer que ayudar a otros a mejorar sus condiciones. A día de hoy no debemos esperar a que los gobiernos solucionen todo, porque desde la sociedad civil a nivel privado se puede hacer muchísimo. En mi caso, el baloncesto me ha dado poder poner el foco sobre temas que me parecen valiosos.

¿Me puedes hablar de algunas de estas causas en las que participas?

A lo largo de mi carrera he procurado meterme en todas las cosas que el tiempo y la energía me permiten. Uno de los últimos proyectos, en Senegal, es la financiación de las pequeñas y medianas empresas. Me he centrado no solo en la parte solidaria de ayudar y dar, sino en intentar crear el marco para que la gente se pueda ayudar sola, ayudando al desarrollo de esas pequeñas y medianas empresas que son las que luego van a crear trabajo y van a permitir a los jóvenes trabajar en su propio país y no coger cayucos arriesgando sus vidas.

¿Algún otro proyecto?

Mi padres es musulmán. Mi madre es católica y trabaja muchísimo con Caritas y con otras organizaciones religiosas en Senegal. A través de ella colaboro con una agrupación de monjas que están en Senegal trabajando con grupos de mujeres. Les hemos ayudado a financiar unas máquinas de transformación de productos locales, principalmente fruta, que transforman en mermelada, jabones, zumos, un montón de cosas que dan trabajo a estas mujeres y les permiten mantener a sus familias, ser independientes y poder meter a sus niños en la escuela. Me gustan estas iniciativas que son sostenibles y realmente dan herramientas a la gente para seguir adelante y no tener que depender siempre de la ayuda de ONG.

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