La foto que parecía imposible

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Por Gonzalo Gómez

La foto que parecía imposible se logró: Riek Machar regresó a Yuba y firmó como vicepresidente del nuevo Gobierno unitario sursudanés, con Salva Kiir al frente. El Gobierno es la consecuencia del acuerdo de paz de 2015 que, teóricamente acaba con el conflicto bélico iniciado a finales de 2013. Durante la jura, Kiir se refirió a Machar como “hermano” aunque, según destacó entonces BBC, no se produjeron muchas sonrisas y el ambiente fue alto tenso. Ambos líderes hablan de reconciliación y de compromiso con el acuerdo de paz, sin embargo, parece evidente que tanto uno como otro aceptaron los acuerdos de paz con bastantes reservas, sintiéndose fuertemente impelidos por las presiones internacionales. Hay pocas esperanzas de que el Gobierno unitario de Kiir y Machar no sea otra cosa, en el mejor de los casos, que una solución de compromiso para salvar los dos años y medio que deberían llevar a unas nuevas elecciones.

En lo que sí han coincidido rápidamente ambos líderes es en su petición a la comunidad internacional–explicitada en un artículo conjunto publicado en el New York Times– para que renuncie a la parte del acuerdo en la que se exige rendición de cuentas por los crímenes cometidos durante la guerra. Petición realizada, por supuesto, en aras de una supuesta reconciliación nacional y con el fin de evitar la desestabilización de un país que recientemente ha perdido a decenas de miles de personas por la violencia. La carta teñida de buenas palabras ha indignado a organizaciones como Human Rights Watch, que ven en ella un simple intento de evadir la justicia que merecen las víctimas de atrocidades y de “poner sus intereses por encima de los del pueblo”. El artículo recogido en la sección de opinión del medio estadounidense sí manifiesta la intención de crear una comisión nacional de la verdad y la reconciliación inspirada en la sudafricana y la norirlandesa. A través de ella, los líderes proponen una amnistía para aquellos que declaren ante la comisión incluso en los casos en que no expresen arrepentimiento.

Por otra parte, los observadores que se encargan de vigilar el cumplimiento del alto el fuego informaron de que las fuerzas del presidente Kiir no estaban colaborando en el establecimiento de las medidas acordadas. El presidente del Mecanismo de Observación y de los Acuerdo de Seguridad y Alto el Fuego, Molla Hailemariam, dijo que el Gobierno sursudanés no había efectuado la declaración completa de sus fuerzas, aunque sí reconoció que las últimas semanas habían sido más tranquilas en relación a las violaciones del alto el fuego permanente.

Mientras tanto, se suceden los informes que alertan del hambre en Sudán del Sur. Más de cinco millones de sursudaneses se enfrentarán a una carencia severa de alimentos durante la estación seca, según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU. El dato dobla la cifra de víctimas del primer trimestre. Además de las situaciones denominadas por los técnicos como “crisis” o “emergencias” alimentarias, casi 40.000 sufrieron hambre severa entre enero y marzo. Los factores claves fueron la inseguridad, las malas cosechas y los desplazamientos forzosos, relacionados todos con el conflicto bélico.

 

Imagen de portada: Getty Images

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