Los milagros del barrio Boeing

Por José Carlos Rodríguez Soto A veces, en medio de la violencia entre musulmanes y cristianos en la República Centroafricana, uno se encuentra con historias de personas que nadan contra-corriente buscando el entendimiento y que representan pequeñas, pero significativas, victorias contra el mal. Es el caso de un barrio de Bangui llamado Boeing, llamado así por su proximidad al aeropuerto. Les cuento la historia.

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jcr    Por José Carlos Rodríguez Soto

 

A veces, en medio de la violencia entre musulmanes y cristianos en la República Centroafricana, uno se encuentra con historias de personas que nadan contra-corriente buscando el entendimiento y que representan pequeñas, pero significativas, victorias contra el mal. Es el caso de un barrio de Bangui llamado Boeing, llamado así por su proximidad al aeropuerto. Les cuento la historia.

Desde hace mucho tiempo, existe en Boeing un cementerio musulmán, utilizado sobre todo por los seguidores de esta religión en el barrio del Kilómetro Cinco, habitado mayoritariamente por los seguidores del Islam. Conocido como el pulmón económico de la capital centroafricana por su concentración de comercios y mercados, desde que las milicias anti-Balaka atacaron Bangui en diciembre de 2013 el lugar se ha convertido en un gueto controlado por milicias armadas, algunas constituidas para la autodefensa, y otras integradas en la temida Seleka, los rebeldes musulmanes que siguen controlando casi la mitad del país. En una situación así, el barrio musulmán y los vecindarios próximos mayoritariamente cristianos se miran con desconfianza, cuando no con odio. Las escaramuzas entre unos y otros son frecuentes, y es muy raro que un musulmán se atreva a poner el pie al otro lado de la calle que separa su enclave de los barrios cristianos.

Así ocurría también en el barrio de Boeing, uno de los que rodea el Kilómetro Cinco. En febrero de este año, un cortejo fúnebre de musulmanes que intentó recorrer los cuatro kilómetros que separan su barrio del cementerio musulmán, pasando por Boeing, fue recibido con hostilidad por sus vecinos cristianos, que les hicieron retroceder a pedradas. Nadie volvió a atreverse a atravesar el barrio para llegar al cementerio. Varios meses después, la misión de paz de la ONU en el país (conocido como la MINUSCA) inició un proyecto para intentar que los líderes comunitarios de los dos barrios (Boeing y el Kilómetro Cinco) trabajaran por la reconciliación. Desde hace tres meses, muchos jóvenes de Boeing –casi todos ellos anti-Balaka que quieren desmovilizarse- han cambiado las armas por las azadas y han trabajado para adecentar la carretera y desbrozar el cementerio musulmán. En una segunda fase, MINUSCA aspira a dar también trabajo a jóvenes musulmanes del Kilómetro Cinco, con idea de que eventualmente los jóvenes de las dos comunidades enfrentadas puedan trabajar juntos y crear así nuevas relaciones.

Pero no se trata solo de dar trabajo a jóvenes desocupados y así mantenerlos lejos de la tentación de unirse a las milicias. Como parte del mismo proyecto se han organizado sesiones de formación sobre la paz y la cohesión social, y se realizan reuniones periódicas en las que los líderes de ambas partes planifican las actividades juntos, se hablan, y crean buenas relaciones que antes no existían.

La prueba de que este trabajo empieza a dar sus resultados se vio el pasado 26 de septiembre, cuando la última oleada de violencia que asoló Bangui empezó por un enfrentamiento entre milicias musulmanas del Kilómetro Cinco y anti-Balaka venidos de barrios mayoritariamente cristianos. Al poco tiempo de empezar los disparos, los líderes comunitarios musulmanes llamaron por teléfono a los comandantes anti-Balaka de Boeing y negociaron con ellos un acuerdo de no agresión. De hecho, algunos anti-Balaka venidos de otros barrios intentaron atacar a los musulmanes desde la retaguardia de Boeing, pero sus propios compañeros de milicia que viven en Boeing se lo impidieron y tuvieron que darse media vuelta.

Durante estos últimos días, los líderes de Boeing y de Kilometro Cinco se han reunido varias veces para ultimar un pacto de no agresión que se espera sea firmado dentro de pocos días. Según este documento, los habitantes de Boeing se comprometen a dejar pasar a los musulmanes en su barrio sin ningún tipo de restricciones y a respetar los cortejos fúnebres cada vez que vayan a enterrar a sus muertos al cementerio. Los del Kilómetro Cinco, por su parte, aceptarían no llevar armas cuando entren en Boeing y no realizar ningún tipo de acto hostil hacia sus vecinos. Es un acuerdo sobre un detalle que puede parecer muy pequeño, pero que puede convertirse en el inicio de una reconciliación.

El otro día vi a los líderes de ambos bandos salir de la sala de reuniones de la MINUSCA. Hablaban en voz alta, se reían, se abrazaban. No es muy normal ver a cristianos y musulmanes estos días en Bangui que se relacionen así. Son pocos, apenas unos diez, pero si siguen adelante con su determinación, personas así podrán arrastrar a millones. Un día, cuando por fin la República Centroafricana encuentre la ansiada paz, habrá que recordar que fue gracias a personas como ellos.

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