Africanas | Mércia Viriato Licá

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Política y activista

El 13 de enero de 2020 arrancaba la novena legislatura en Mozambique. Los 250 cargos electos tomaron posesión de sus escaños. Todo transcurrió dentro de una normalidad rota por Mércia Viriato Licá. Con solo 24 años, esta licenciada en Derecho por la Universidad Pedagógica de Maputo se convertía en la parlamentaria más joven en la historia del país.

La atención no solo se centró en ella por su juventud: debido a una discapacidad congénita, nació sin brazos. Escribir, manejar el ordenador o encender la luz en la habitación de su casa son acciones que realiza con los pies. Lo que es ordinario para ella se ha convertido en extraordinario para los demás, a pesar de lo cual insiste en reconocer que no se siente diferente «y mucho menos especial». 

La fortaleza demostrada a lo largo de su vida la ha convertido en toda una referencia para las personas que, como ella, padecen alguna discapacidad física. Cuando Mércia Viriato asumió su cargo, la activista mozambiqueña Benilde Mourana señaló que esperaba que «no sea una diputada más, sino que lleve al Parlamento las preocupaciones reales de las personas con discapacidad, y que esa ola de inclusión se extienda a otros sectores claves en el área de la discapacidad». 

De momento, la diputada ya dejó constancia de que su prioridad para la legislatura será la educación. Después de recoger el acta de su escaño, la mozambiqueña señaló que esperaba contribuir al desarrollo del país «a través de la educación. Quiero alentar a los jóvenes a que nunca dejen de estudiar, porque la educación es el camino en la vida». Y eso lo dice quien en un reportaje de Voice of America titulado «Mércia, de menina renegada a deputada» (Mércia, de niña rebelde a diputada) aparece sentada en el suelo de la escuela, con ocho o nueve años, junto a sus compañeros, inclinada sobre unas hojas a medio escribir y empuñando un bolígrafo azul con los dedos de su pie derecho. En 2003, cuando su madre fue a matricularla en la escuela primaria, los responsables del centro le recomendaron que fuera a un colegio especial. Como no tenían recursos para asumir el coste de ese centro, se incorporó a las clases como una alumna más. Y comenzó a escribir con su pie. Años después, en una entrevista reconocía que «hasta ahora me pregunto por qué debería haber ido a una escuela especial».

Abandonada por su padre cuando apenas era un bebé, Mércia Viriato creció bajo la única tutela de su madre, con la que todavía vive. Sin embargo, como ella misma señala, ha querido que cada dificultad se transformara en una oportunidad y en un obstáculo que salvar. Si algo explica su presencia en la Cámara de Representantes es su tenacidad, que la llevó a dirigirse al presidente del país, Filipe Nyussi, a través de Facebook. Por medio de la red social le pidió que hiciera lo posible por facilitar las condiciones de vida y el acceso a la educación a las personas con discapacidad. Nyussi la retó a que ella misma colaborara en la tarea a través de la política. Viriato Licá asumió el reto, se presentó por la provincia de Tete, y alcanzó el objetivo.

Quién sabe si los autores del reportaje citado líneas arriba jugaban en el titular con la adscripción política de Mércia, diputada por el FRELIMO, el partido de Samora Machel, el hombre que culminó la independencia mozambiqueña. Pero Viriato Licá solo pretende continuar con la revolución más silenciosa y eficaz que han conocido todos los pueblos: la de la educación.


Ilustración:  Tina Ramos Ekongo




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