Nueva etapa política en Sudán

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El acuerdo firmado el 17 de agosto en Jartum marca el comienzo de una compleja transición en la que los militares dan un paso atrás y las fuerzas políticas civiles deberán demostrar que son capaces de aplicarse la democracia que exigen. Los analistas sudaneses apuntan a una victoria civil en la larga batalla que aún queda por lidiar.

Banderas sudanesas por las ventanillas de los coches que, sin dejar de presionar el claxon, mostraban la alegría de la población al haberse logrado un acuerdo ocho meses después de que salieran a la calle para exigir el fin de la dictadura de Omar Al Bashir. Euforia no contenida, aprovechando el momento de júbilo sin dejar de ser conscientes de la compleja situación a la que se enfrentan y la necesidad de ir avanzando con pasos contundentes y firmes, como principal garante de que Sudán no se convertirá en una “revolución” fallida como le ha ocurrido a Egipto, su vecino del norte.

 

 

 

 

 

 

[Vídeo enviado por el colaborador de MUNDO NEGRO en Sudán M. Al-Sennary Ahmed el pasado 17 de agosto, día en que se firmó el acuerdo. La hermana sudanesa Margaret salió a la calle uniéndose a la celebración al grito de «madania», que en árabe significa «ciudadanía activa». Es uno de los eslóganes de la protesta en oposición a un gobierno militar]

 

La sucesión de los hechos en Sudan, en la que se ha demostrado que la fuerza y capacidad para modificar la situación está en la población, es un ejemplo para otros países que durante la última década han logrado acabar con regímenes corruptos y represivos, pero que no han sido capaces de mantener el pulso para que el proceso de transición fuera un éxito.

El Friendship Hallen de la capital acogió a los jefes de Gobierno de la región como el Primer Ministro etíope y el Presidente de Kenia, que se unieron “al recuerdo por los mártires”, en referencia a los momentos en los que las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, en sus siglas en inglés) disolvieron manifestaciones y tomaron el control de los barrios de la capital, y celebraron el acuerdo, la hoja de ruta que en la que hay un compromiso de traslado del poder militar al civil.

La población sudanesa celebra en Jartum el acuerdo constitucional que dará pie al gobierno de transición. Fotografía de Mohamed Ahmed Senari.

La declaración constitucional fue firmada por Mohamed Hamdan Daglo, número dos del Consejo Militar (conocido como Hemedti y jefe de las RSF) y  Ahmed al- Rabie, representante de la Alianza para la Libertad y el Cambio (ALC), principal organización que ha liderado desde diciembre de 2018 el cuestionamiento del régimen sudanés. «El pueblo sudanés debe permanecer movilizado hasta alcanzar todos sus objetivos: la redirección económica del país y el restablecimiento de la democracia y de la justicia en todo el país», declaró poco después de la firma Rachid Saeed Yacoub, portavoz de la Asociación de Profesionales Sudaneses (APS).

La transferencia del poder militar al civil significa la disolución del Consejo Militar de Transición, que será reemplazado por tres instituciones de transición: el Consejo de Soberanía, el Gobierno Ejecutivo y el Parlamento de Transición.

A pesar de los intereses políticos y económicos de países como China, Arabia Saudí, Rusia o Emiratos Árabes Unidos, que desde la dimisión de Al Bashir intentaron vincularse al momento de cambio del país, ha sido la Unión Africana, y en concreto la gestión de Abiy Ahmed, Primer Ministro etíope, los que lograron el consenso que ha conducido al acuerdo.

El economista Abdullah Hamdook es el nuevo primer ministro que, al haber obtenido la confianza de las fuerzas de la oposición, dirigirá durante tres años y tres meses, hasta las elecciones de 2022, al nuevo gobierno. Ex alumno de la Universidad de Manchester, trabajó en el Ministerio de Finanzas y Planificación Económica sudanés en los años ochenta, desempeñó un cargo de responsabilidad en el Banco Africano de Desarrollo y entre 2003 y 2008 dirigió las regiones de África y Oriente Próximo del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral. Era el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para África de Naciones Unidas (UNECA) cuando en septiembre de 2018 Omar al Bashir le nombró Ministro de Finanzas, un puesto que rechazó.

Las fuerzas de la ALC han tenido que mantener el interés del cambio político por encima de los propios y ser flexibles en la elección de los miembros del gobierno de transición, en el que los puestos de Defensa e Interior estarán reservados a los militares que ocuparán cinco de las 11 carteras. «El poder de la calle es la garantía de que la revolución sudanesa continúa. Se están manteniendo encuentros importantes para que las personas que se elijan sean las adecuadas. Deben dejar de un lado la competitividad entre las partes por llegar al poder, aunque todos saben que el que lidere este período es el que será elegido en las elecciones de 2022», explica a MUNDO NEGRO desde Jartum Abbas Eltigany, activista y analista político.

La ALC anunció los nombramientos de Aisha Mousa, Siddig Tower, Mohamed Elfaki Suleiman, Hassan Sheij Idris y Taha Othman Ishaq, mientras que el Consejo Militar de Transición confirmó que, por su parte, formarán parte del ejecutivo los generales Abdel Fattah al Burhan, Mohamed Hamdan Daglo y Yasser Al Atta, quedando dos militares más por anunciar para completar el Gobierno de Transición compuesto por 11 miembros en el que los civiles serán mayoría.

La sensación de fragilidad en los pasos que se están dando en el país es muy alta. Nombramientos como el de Hamdan Daglo, al que las fuerzas del cambio consideran responsable de haber ordenado la limpieza de la explanada que ocupaban los manifestantes frente a la sede de las Fuerzas Armadas el pasado 3 de junio y la represión posterior que se saldo con más de un centenar de personas, obligan a mantener la desconfianza y a estar muy alerta para que el traspaso del poder se haga hasta el final.

Al Bashir a juicio

Coincidiendo con el comienzo de la nueva etapa política que está viviendo el país. El ex presidente Omar al Bashir compareció este lunes ante un tribunal de la capital donde será juzgado por corrupción y por posesión ilegal de moneda extranjera. Bashir fue depuesto por los militares el 11 de abril tras 30 años en el poder, como respuesta a las manifestaciones masivas. El proceso debía comenzar el 17 de agosto pero ha sido pospuesto sine die. Durante la comparecencia admitió haber recibido varias partidas de dinero que habrían sumado 90 millones de dólares procedentes de Arabia Saudí.

La próxima vista del ex presidente sudanés está prevista para el 24 de agosto, a la que volverá a acudir en solitario, porque parte de los responsables del sistema que dirigían el país junto a Bashir están ahora involucrados en la etapa de transición política.

Las autoridades sudanesas siguen negándose a entregar a Bashir a la Corte Penal Internacional que le acusa de genocidio por los crímenes cometidos en el oeste de Darfur.

 

 

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