Sandra Blázquez: «Si hablamos de progreso, hablamos de libertad»

Sandra Blázquez

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Madrileña de 30 años, actriz en televisión y cine, y fundadora de la asociación Idea Libre, desde la que han creado una escuela en Chumvi, una aldea en una árida región del norte de Kenia. Una iniciativa que posibilita el acceso a la educación y la alimentación a 100 niños.

 

 

¿Por qué actriz?

Empecé muy pequeña y siempre he tenido la necesidad de expresarme y actuar. Me gusta mucho hacer sentir a la gente y enviar mensajes a través de la interpretación.

¿Y por qué la asociación?

Son los dos pilares de mi vida: actuar e Idea Libre. Para mí el sentido de estar vivo es dar al que tienes al lado. Durante un viaje a Marruecos con mi compañera María, que es educadora, conocimos la situación de unos niños en un orfanato. Despertó en nosotras la inquietud por hacer algo y acabamos construyendo una escuela. Después llegamos hasta Chumvi, un poblado en el norte de Kenia, donde actualmente tenemos otra escuela en colaboración con unos misioneros de la Caridad.

¿Cómo es Chumvi?

Viven unas 400 personas, de las cuales 200 son niños. No tienen agua, ni luz, viven una media de siete personas por cabaña, con una cama dura y nada más. Los niños duermen en el suelo sobre una piel de vaca seca. Los niños no iban a la escuela y creemos que sin educación no hay futuro. Allí absolutamente todos los padres y las madres son analfabetos. La oportunidad para escapar de eso es mínima.

¿Cómo les propusisteis la creación de una escuela?

Fuimos hablando con las familias y empezamos a dar clase bajo dos árboles durante todo un año. Cuando ya estaba la escuela construida hicimos una reunión con las madres para preguntarles qué opinaban. Estaban muy contentas porque cuando sus hijos fueran mayores no tendrían que dormir en el suelo.

¿Quién enseña a los niños?

Las maestras son mujeres que viven a una hora andando. Tienen la educación básica y nosotras les pagamos la formación en Magisterio, que reciben mientras los niños están de vacaciones. La asociación tiene contratadas a cuatro profesoras, una cocinera y dos vigilantes.

Además de educación, los niños en la escuela reciben comida. ¿Por qué?

Las profesoras nos dijeron que muchos niños se quedaban dormidos, llegaban malos, con fiebre o dolor de cabeza. La razón era que estaban comiendo una vez cada dos días, así que abrimos una cocina y ahora los cien niños que asisten a clase comen a diario.

¿Qué comen?

Los lunes, martes, miércoles y viernes comen patata con zanahoria, cebolla, repollo y tomate. Los jueves comen arroz, solo una vez a la semana porque es muy caro. Algún día especial compramos carne.

Sandra Blázquez, Idea Libre

Sandra Blázquez, actriz y fundadora de la asociación Idea Libre. Fotografía: Javier Sánchez Salcedo

¿Qué le espera a un niño de Chumvi si no va a la escuela?

Seguramente siga la trayectoria de sus padres. Los padres de Chumvi trabajan cortando leña, hacen sacos de 50 kilos y los venden. Tardan una semana en llenar el saco y les pagan cinco euros. Un brik de leche vale 1,80 euros. Un kilo de arroz 1,90. Ganan cinco euros a la semana y tienen siete u ocho hijos. Es imposible. Si un niño va a la escuela tendrá la oportunidad de elegir. Quizá no ser médico, pero sí tendrá la oportunidad de leer y firmar un contrato, algo que un padre de Chumvi ahora mismo no puede.

Vuestro objetivo es que los 200 niños de Chumvi reciban educación primaria.

Eso es. Queremos que ese niño que se queda fuera de la escuela mirando, pueda entrar. De momento Primaria. Después podrán ir a un internado para continuar Secundaria.

Lleváis dos años con este proyecto. ¿Qué cambios habéis notado?

Los niños han cambiado hasta en el color de la piel. Cuando no comen todos los días están como grises. Y vemos que han ganado en seguridad. Aparte, no son solo los niños los que se benefician. Las madres se pueden despreocupar de sus hijos unas horas para poder ir a trabajar y solo tienen que alimentar a los que no van a la escuela. En muy poco tiempo vemos mucho progreso.

¿Aspiráis a que la escuela sea autosostenible?

Cuando hablamos de progreso, hablamos de libertad. No pueden estar siempre esperando a que lleguemos nosotras y les demos cosas. Tenemos muchas ideas y vemos posible que llegue a ser autónoma.

¿Cuáles son los objetivos inmediatos?

Queremos construir dos clases más y habrá que pagar a más profesoras, comprar más comida… La idea es aumentar el número de socios. Ahora tenemos 178.

¿Te dedicarías a tiempo completo a la asociación?

Lo he pensado muchas veces, sobre todo cuando hay un problema allí y por la distancia no puedes resolverlo en el momento. Lo paso mal. Por otra parte, la interpretación es una parte muy importante de mi vida, aunque a veces parezcan dos realidades incompatibles.

¿Por qué?

Porque los valores que se exige a un actor son muy diferentes a los que yo me exijo como persona. Cuando estoy en Chumvi llena de barro, sin maquillar y feliz, y pienso que a la semana siguiente tengo que ir a Madrid, comprarme unos tacones para ir a un estreno, estar muy guapa y ponerme un vestido de tal marca para un photocall, me enfado mucho conmigo. Pero para poder trabajar también tienes que hacer eso. A veces es complicado.

¿Qué te mueve a estar en este proyecto?

Si me preguntas que por qué quiero a alguien te puedo responder mil cosas y todavía no te he respondido. No te puedo decir por qué lo hago. Es una necesidad, algo que me nace de dentro. Me siento responsable. Mientras tú y yo estamos hablando, un niño se está muriendo de hambre. Hay que hacer algo, ¿no? Estoy muy cansada de que la gente le eche la responsabilidad a otros, de que me digan «es que lo tienen que hacer los gobiernos». Mientras lo estás diciendo, un niño no va al colegio. Haz algo, ¿no? Si no lo hacen ellos, da tú el ejemplo.

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