Por Chema Caballero
Nadie esperaba que la reciente crisis de los países del Golfo y la ruptura de relaciones con Catar tuviera un impacto directo en África. Pero así ha sido. Una vez más el territorio africano se convierte, involuntariamente, en el tablero de ajedrez donde se dilucida una partida que poco o nada aporta a los hombres y mujeres del continente.