Por Elena Sánchez Novoa
La gran solución de la Unión a la “crisis” de los refugiados, el acuerdo con Turquía, vuelve a pender de un hilo ante las exigencias de Erdogan, calificadas de “chantaje” por voces del Parlamento Europeo. Continúa la tragedia humanitaria mientras el viejo continente desoye los beneficios que le reportaría una acogida coordinada, integradora y solidaria.