Habemus Papam misionarium

en |



EDITORIAL DEL NÚMERO DE JUNIO



Desde el fallecimiento del papa Francisco el 21 de abril y, al menos, hasta la entronización de León XIV el 18 de mayo, los medios de comunicación de todo el mundo han puesto su atención en el Vaticano con profusión de emisiones en directo, reportajes y primeras páginas en periódicos y revistas, tendencia de la que nuestra portada constituye un ejemplo doble. Sorprende este interés y cabe preguntarse por los motivos que lo ha suscitado.

Las celebraciones multitudinarias con su cuidada liturgia en el marco de la basílica de San Pedro o el grupo de cardenales de todos los continentes, vestidos de rojo y cantando en latín, son imágenes poderosas que atraen la atención de un mundo muy influenciado por la cultura del espectáculo, pero esa no puede ser la única razón. El mundo tiene sed de verdad, de palabras que den sentido al sinsentido que tantas veces domina la escena global, con sus horrores e injusticias. La Iglesia no puede defraudar a esa necesidad consciente o inconsciente de tantos millones de seres humanos y la persona del Papa juega un rol importante en ese servicio.

Damos gracias a Dios por el don de León XIV. Al asumir el puesto de vicario que le corresponde y huir de todo atisbo de autorreferencialidad, el Papa ha manifestado desde el primer momento la centralidad de Cristo, de la paz que da y del amor infinito que nos profesa. Nos alegra además que el nuevo papa conozca de primera mano el continente africano y que su fe se haya fortalecido durante dos décadas de misionero en Perú, donde se enfrentó a una nueva cultura, una nueva lengua y la dura realidad de los empobrecidos. Tenemos un papa misionero que desde su primera aparición en el balcón de la logia central de la basílica romana nos ha invitado a «ser misioneros» y a «proclamar sin miedo el Evangelio».

El Papa, servidor de los servidores de Cristo y primer misionero de la Iglesia, no dispone de otro poder que la fuerza de su palabra y de sus gestos, tantas veces ignorados a pesar de los aplausos, las sonrisas y las buenas formas. El papa Francisco lo sabía. El grito profético que lanzó en ­Kinshasa en 2023 –«Retirad vuestras manos de la RDC. Retirad vuestra manos de África, dejad de asfixiar a África. No es una mina para explotar ni una tierra para saquear»– sigue esperando una respuesta coherente de quienes sostienen un sistema económico mundial injusto que contribuye al empobrecimiento del continente. También espera respuesta el increíble gesto de Francisco en 2019, cuando tras un retiro espiritual con los líderes de Sudán del Sur, se arrodilló, besó los pies del presidente Salva Kiir y de su vicepresidente, Riek Machar, y les dijo: «Les pido como hermano: quédense en paz». Ambos dirigentes siguen hoy enfrascados en sus luchas internas y planea el pesimismo sobre el futuro del país.

Nos tememos que León XIV vivirá la misma experiencia y oramos para que nunca se desanime y, al igual que Francisco, impulse procesos de paz para África. Que desde su posición de líder espiritual mundial y estimulado por la fuerza del Espíritu de Jesucristo, defienda el derecho y la dignidad de los pobres, denuncie las injusticias e interpele a quienes, dentro y fuera de África, se aprovechan de su posición de privilegio para asolar al continente.



Puedes adquirir un ejemplar del número de junio aquí.

Si quieres suscribirte y recibir cada mes la revista MUNDO NEGRO en tu casa, entra aquí.


Colabora con Mundo Negro

Estamos comprometidos con la información sobre África

Si te gusta lo que hacemos, suscríbete a nuestra revista o colabora con nuestro proyecto