John Akomfrah invita a escuchar

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La fundación TBA21 y el Museo Nacional Thysssen-Bornemisza presentan en Madrid Escuchando toda la noche la lluvia, la última obra del artista John Akomfrah.


«Escucha todo hasta que encaje y tú formes parte de ello. Escucha todas las cosas, toda la diversidad, la multiplicidad del cosmos, hasta que todo encaje y tú formes parte de ello». Estas palabras de la compositora, intérprete e investigadora estadounidense Pauline Oliveros, promotora de la meditación sónica y creadora del concepto deep listening –escucha profunda– podrían ser el mejor consejo para quien quiera adentrarse en la última obra del artista británico de origen ghanés John Akomfrah, que desde el pasado 4 de noviembre y hasta el 8 de febrero puede visitarse en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid. Con Escuchando toda la noche la lluvia, su trabajo más experimental, el artista continúa explorando la memoria, el poscolonialismo, la ecología, la emigración y la estética utilizando como lenguaje la imagen en movimiento y, especialmente, el sonido.

John Akomfrah durante la presentación de la obra en el auditorio del Museo Thyssen. Fotografía: Javier Sánchez Salcedo



La obra pide al visitante tiempo y calma. Se trata de un recorrido a lo largo de cuatro salas del museo, interconectadas, más una parte situada en el jardín de la entrada. En cada uno de estos espacios el visitante se encuentra con un conjunto de pantallas de vídeo de gran formato en las que se muestra de forma entrelazada material audiovisual de archivo y secuencias fílmicas —bellísimas— grabadas por Akomfrah. Un collage audiovisual en el que aparecen escenas del pasado colonial, de las luchas por la independencia en África y Asia, de la cotidianidad de la diáspora africana en la actualidad o de la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, combinado con espectaculares paisajes montañosos escoceses, con grabaciones del fondo marino, de ríos, bosques… Las imágenes están sincronizadas con un riquísimo montaje sonoro que entremezcla música ambiental con el sonido de la lluvia o del mar, con fragmentos de discursos de Martin Luther King o de Malcom X, con jazz… El resultado provoca una experiencia inmersiva difícil de describir, y la recomendación de Oliveros, mencionada por Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, durante la presentación de la exposición ante los periodistas, es perfecta: «Escucha todo hasta que encaje y tú formes parte de ello». El agua, en forma de niebla, lluvia y mar, es un hilo conductor a lo largo de la obra, como símbolo del paso del tiempo y de los viajes de las comunidades migrantes. «Cuando estamos en una de las salas de esta fantástica exposición y permanecemos sentados un rato, al principio no entendemos necesariamente la conexión, se nos despiertan muchas asociaciones. Pero si nos dejamos llevar, fluimos con el agua, con la memoria, con esa especie de monólogo interior», dice Solana.

Cada una de estas videoinstalaciones, a las que el artista llama Cantos, tiene una duración aproximada de media hora y está conectada estilística y temáticamente con las demás. Las salas disponen de asientos donde el visitante puede sentarse, abrir los ojos y los oídos y dejarse llevar. «Os invito a escuchar», dijo Akomfrah durante la rueda de prensa. «Para recibir la obra no hay que estar predispuesto a nada. El mero interés en la no linealidad, en la polifonía, en todo el rango de reacciones posibles que podáis tener, esa multiplicidad es profundamente democrática. Yo no le quiero decir a nadie lo que tiene que significar la obra. No quiero decirle a nadie qué se puede llevar ni qué tiene que pensar».

Fotografía: Javier Sánchez Salcedo



Escuchando toda la noche la lluvia, que toma su título de un poema del siglo XI del escritor chino Su Dongpo, fue una obra originalmente encargada por el British Council para el Pabellón Británico en la 60 Exposición Internacional de Arte-La Biennale di Venezia de 2024. Para su estreno en Madrid, se ha han escogido cinco de los ocho Cantos originales y se han adaptado a la morfología del museo, acompañando las instalaciones inmersivas de cine multicanal y sonido con obras de las colecciones Thyssen-Bornemisza, entre ellas piezas de Joan Miró, Lucio Fontana o Romare Bearden, con las que se amplía el diálogo creado entre el vídeo y el paisaje sonoro.

Tanto el proyecto original como la muestra en el Thyssen están comisariados por Tarini Malik, curadora de arte moderno y contemporáneo en la Royal Academy of Arts de Londres. «La exposición aborda cuestiones relacionadas con la devastación ecológica y con la época decolonial de formas tan sensibles, pero al mismo tiempo tan experimentales, que me ha encantado trabajar en este proceso que no es algo terminado, sino algo vivo que puede seguir evolucionando», dijo Malik durante la presentación. «El trabajo de John tiene que ver con el diálogo, con ese espacio entre la imagen y el sonido, el pasado e imaginar cómo podría ser el futuro».

John Akomfrah con Guillermo Solana. Fotografía: Javier Sánchez Salcedo



John Akomfrah es un artista reconocido a nivel internacional por su películas artísticas y sus videoinstalaciones que tratan temas como la injusticia racial, las herencias coloniales, la identidad, la migración o el cambio climático. Fue el fundador, a principios de los años 80, del Black Audio Film Collective. En 2017 recibió el Premio Artes Mundi por su película en forma de díptico Auto Da Fé y representó a Ghana con su primer pabellón nacional en la Bienal de Venecia en 2019 con Four Nocturnes. Este último proyecto no es la primera colaboración del artista con la Fundación TBA21 (Thyssen-Bornemisza Art Contemporary), creada por Francesca Thyssen-Bornemisza y codirigida por Rosa Ferré y Markus Reymann. En 2017 TBA21 presentó Purple, una videoinstalación inmersiva de seis grandes pantallas en la que el cineasta aborda el cambio climático, el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos.

Escuchando toda la noche la lluvia, su obra más experimental hasta el momento, ha recibido numerosos elogios de la crítica, entre ellos la del diario The Guardian, que la calificó como «un viaje magnífico y terrible (…) más que inmersiva, desestabilizadora, dolorosa y absolutamente cautivadora». Sin duda, permanecer durante dos horas —o más— entre las imágenes y los sonidos propuestos por Akomfrah «hasta que todo encaje» es una experiencia difícil de olvidar.



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