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Traducción: Inés Clavero y Montse Meneses Vilar.
Galaxia Gutenberg.
Madrid 2021, 448 págs.
«Ellos dirán que no sucedió. Que sus aviones no volaron por encima del batallón de Kidane y lanzaron gas mostaza a los combatientes, a los ríos y a la tierra. Negarán los niños muertos, las mujeres calcinadas, las aguas envenenadas, los hombres ahogados».
Hay muchas formas de concebir la literatura. La de Maaza Mengiste (Adís Abeba, 1974) es de la estirpe ambiciosa, la que combina altísimo registro narrativo con dominio de la historia y de la política, de la fotografía y de la guerra, capaz de insuflar espíritu y verdad a un puñado de personajes indelebles: Hirut y Aster, míticas amazonas que sostienen la trama de El rey en la sombra; el jefe Kidane, esposo de la segunda y violador de ambas; el fotógrafo judío Ettore, miembro de la tropa fascista; Fifi, la bellísima prostituta, espía y amante del enconado coronel Carlo Fucelli, la cocinera, Ibrahim y sus ascaris al servicio de los invasores… Por no hablar del emperador Haile Selassie y su doble a su pesar, que da título a este libro que todo el que ame África y la literatura que emociona e ilumina no debería dejar de leer y atesorar.
No son personajes de una pieza, ni previsibles ni maniqueos. El rey en la sombra es uno de los grandes libros africanos de este siglo y Mengiste se incorpora con él a un Olimpo negro que no deja de crecer. Si en la forma de narrar el fragor de las batallas entre el todopoderoso ejército de Mussolini y la pobremente equipada resistencia etíope escuchamos ecos de Homero, la cima de esta escritora está en cómo relata sin un gramo de obscenidad la noche de bodas de la niña Aster y Kidane, el ahorcamiento de un joven combatiente etíope, las fotografías que Ettore se ve obligado a tomar de los cuerpos lanzados al vacío desde la cárcel del abismo que los italianos levantan para escarmentar a los etíopes, para hacerles saber quién escribe la historia… Hasta que llegue una mujer como Mengiste y devuelva la palabra a las etíopes, verdaderas protagonistas («Somos más que eso») de una gran novela que se devora y se remansa. Pese a que les acusen de que sean «todas iguales. Inescrutables», en realidad son todas distintas, reacias a ser condenadas a un estereotipo. Relato de las atrocidades del fascismo italiano en África, del mismo modo que hay fotos que capturan lo indecible, El rey en la sombra trata de decir lo que no puede ser dicho, o lo que no queremos saber porque nos quema.
Acaso sea una de las mejores formas de sortear este tiempo infame hacer caso omiso de una sociedad de consumo en la que todo se usa y se tira. Puede que lo revolucionario sea evitar las modas y leer libros de papel sin que nadie, ningún dispositivo electrónico, sepa qué lees, dónde te paras, qué subrayas, con quién lo compartes. ¿Un libro publicado en 2021 ya no merece ser reseñado en una revista como esta, aplastado por la avalancha de novedades? El rey en la sombra es una obra memorable, que arranca con Hirut llevando en sus manos la caja de metal llena de fotos y cartas no enviadas que Ettore enterró al pie de aquella cárcel del precipicio. ¿Debe devolvérsela? Tal vez. Para que volvamos a ser niños curiosos y lectores conscientes de la trama fugaz, misteriosa, terrible, hermosa y reveladora de la vida.
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