«Prefiero que sean los personajes quienes me orienten»

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Tosin Otudeko, guionista, poetisa y compositora


La guionista nigeriana concedió una entrevista a MN en la IV edición del Festival de Cines Africanos AFRIKALDIA, de Vitoria-Gasteiz, donde presentó la película Over the bridge (2023).


El largometraje Over the bridge, con guion suyo y dirigido por Tolu ­Ajayi, cuenta la historia de un hombre de negocios nigeriano y sus problemas de salud mental derivados de su implicación en un megaproyecto en Lagos. ¿Cómo ha sido recibida la película?

En Nigeria solo la hemos mostrado en un festival, pero hemos tenido oportunidades para mostrarla en más festivales de cines africanos internacionales, donde ha sido bien recibida. Hay gente en Nigeria que vería este tipo de películas, pero la cuestión es cómo llegar a una audiencia más amplia, ya sea programando en cines o estando en alguna plataforma local de streaming. El proceso es largo y siento que tiene que ver con los criterios para clasificar a una película como comercial. Cuando seamos capaces de que más gente vea la película, podremos discutir mejor lo que la gente piensa de ella.



¿Cómo animaría a verla?

Dentro del equipo hemos tenido tiras y aflojas sobre lo que representaban ciertos elementos de la película y finalmente decidimos que fuese el público quien tomase sus propias decisiones. Bajando al corazón de la película, nos podremos comprometer con el viaje de salud mental del protagonista, que es de lo que trata la cinta. Todas conocemos a hombres, ya sea por estar casadas, por ser amigas o familia, que están atravesando una crisis tal que sienten que no pueden hablar de ello, y la película busca ser una vía para generar debate y que alguien se pueda beneficiar de ello.




¿Qué es más desafiante, ser guionista o productora?

Creo que escribir es más natural y, a pesar de conocer las reglas y estructuras de la escritura, no me gusta escribir con ellas. Aunque he tenido que aprender a trabajar dentro de una estructura y restringir algunas ideas, prefiero que sean los personajes quienes me orienten. Sin embargo, ha sido un proceso bueno y agradable trabajar con un director tan experimentado y apasionado que colaboró para contar esta historia de la mejor manera que pudimos. Sentí que fue un buen encuentro de mentes, una transición como escritora, pues tuve que salir del espacio creativo y ser un poco más lógica para acoplarme a ciertas decisiones. De todas formas, también trabajé de forma natural, no lo sentí como algo difícil, lo disfruté, fue un aprendizaje. Dijiste que qué fue más difícil, ¿verdad?



Más desafiante.

En realidad diría que la escritura porque, aunque es más natural para mí, fue también un proceso más emocional. Con la producción fue más una cuestión de toma de decisiones y fue divertido. En realidad, fue la parte más­ fácil.



Es su segunda película, tras Wedding party. ¿Cuál fue más difícil?

Son muy diferentes. La primera fue para unas productoras que se juntaron para hacer una superproducción de Nollywood. Esta es una historia que queríamos contar desde el corazón y que se ha desarrollado con mucha pasión. Han sido muy diferentes las dos ¿Cuál fue más difícil? En Wedding Party me limitaba a escribir algo y eran los productores quienes decidían lo que hacer con ello porque tenían que hacer que fuese comercial. Con Over the bridge estaba muy involucrada en la toma de decisiones y eso fue muy emocionante, así que elegiré esta última.



¿Cómo se le ocurrió la idea del guion?

Estaba conduciendo al funeral de mi abuelo, en el otro lado de Lagos. Y tienes esta imagen que divide dos mundos: de un lado la parte más turística, las grandes corporaciones, los edificios altos, mucha actividad, y en el otro algo muy diferente, otro ritmo que distingue las dos demografías de la ciudad. Cruzamos ese puente todo el tiempo, yendo de un sitio a otro, visitando familia o trabajando. Pero esta vez me imaginé la historia de este hombre que desaparecía y su familia no sabía dónde estaba. Empecé a pensar qué le habría llevado hasta allí, porque sentí que entendería la necesidad de querer irse no solo físicamente, sino casi de una forma espiritual. Y así fue, jugando con esa idea de que a veces necesitas dejar todo, algo que desembocó en su historia de salud mental y sus necesidades reales.

Vista de la ciudad de Lagos, con el puente del Tercer Continente al fondo. Fotografía: Pius Utomi Ekpei/Getty. En la imagen superior, Tosin Otudeko. Fotografía: Styles Osunde/Afrikaldia



¿Cómo es el proceso creativo de escribir un guion?

Según he ido creciendo he intentando ser más disciplinada, pero no lo consigo y escribo según lo que voy sintiendo, lo que seguramente es una pesadilla para cualquier productor y director. Intento escribir de acuerdo al tratamiento de un guion y asegurarme de seccionarlo en partes y tratar de aplicar un enfoque lógico a lo que es un proceso creativo. A partir de una sinopsis, la idea es ir construyendo un guion para saber adónde quiero ir y reducir la posibilidad de irme por la tangente, ¡por eso tengo tantos guiones inacabados! Pero cuando escribo es importante también hacerlo sobre los personajes en los que estoy genuinamente interesada. Quiero saber adónde me llevan e intento serles fiel en la medida de lo posible, me preocupo por ellos y quiero contar sus historias de la forma más auténtica posible, aunque quizá no haya vivido sus vidas. Así es como enfoco este proceso, que me puede llevar desde tres meses hasta un par de años.



La cinta escapa a los temas clásicos del cine africano que nos llega. ¿Cree que puede ayudar a cambiar la visión del continente?

La gente ahora es más libre de empezar a contar un rango mucho más amplio de historias. Se puede ver en el llamado Nuevo Nollywood, el nuevo cine nigeriano, que es algo más atrevido al contar un tipo de historias que ­puedan trascender al continente. Pienso que nuestra película puede ayudar a cambiar esa visión de África y es uno de los debates que está generando. La gente de negocios decía que se sentía reflejada en los personajes y eso es importante para mí.




La cinta escapa a los temas clásicos del cine africano que nos llega. ¿Cree que puede ayudar a cambiar la visión del continente?

La gente ahora es más libre de empezar a contar un rango mucho más amplio de historias. Se puede ver en el llamado Nuevo Nollywood, el nuevo cine nigeriano, que es algo más atrevido al contar un tipo de historias que ­puedan trascender al continente. Pienso que nuestra película puede ayudar a cambiar esa visión de África y es uno de los debates que está generando. La gente de negocios decía que se sentía reflejada en los personajes y eso es importante para mí.



¿Cómo coexisten las dos realidades que se reflejan en la película?

Casi conviven, y es lo que encuentro más fascinante de vivir en Nigeria. Hay muchas cosas en el país que nos unen, algo que se ve en las celebraciones, donde se mezclan diferentes clases sociales. Tiendes a desarrollar la necesidad de querer ayudar a la persona que tienes al lado, porque sabes que vuestras vidas son muy diferentes. Todos luchamos por trabajar y llegar a fin de mes, pero con realidades muy diferentes. Me interesa analizar la enorme disparidad que vivimos. En el fondo, me pregunto cómo cerramos esa brecha o, al menos, cómo trabajamos para hacerla un poco más equitativa. Estas realidades coexisten y aunque no es lo ideal, los nigerianos hemos encontrado una manera de trabajar en ese ecosistema y hacerlo habitable.



¿Cómo está afectando la crisis económica a la industria nigeriana del cine?

De forma muy negativa. Ahora los costes de producción son probablemente el triple que cuando grabamos la película. Las plataformas de streaming introdujeron la posibilidad de conseguir un retorno económico, había un incentivo empresarial para hacer películas, pero ahora eso está decayendo. Se están produciendo muchas películas, los nigerianos somos muy creativos y nuestros trabajos son cada vez mejores, pero estamos experimentando un cuello de botella y tenemos que hacer frente a la crisis financiera y a sus periferias, es decir, a la parte de la distribución.




Además de guionista, es poetisa y compositora. ¿Con qué disfruta más?

Con las canciones, definitivamente. Es lo más fácil para mí. Las melodías me vienen en cualquier momento y siempre siento que están bien. Se ha convertido en un bonito proceso para mí, porque después las melodías me empujan a escribir las letras.



¿Ha escrito alguna de las canciones de la película?

¡No, para esta no!, pero trabajé con el compositor y me encantó. Fue muy bonito escuchar sus ideas y cómo interpretaba los estados de ánimo en la película. Y luego tuvimos que escoger canciones originales de gente que conozco cuyos temas me gustaban. Estuve muy cerca de escribir una cuando estábamos en el proceso de búsqueda, pero al final no.



Quizá para la próxima.

Sí, porque es un musical. Comenzó como una obra de teatro producida por algunos amigos y colaboradores con los que ya he trabajado, y ahora estoy adaptándola para grabar una película.



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