¿Qué nos está pasando?

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El presente Cuaderno MUNDO NEGRO está dedicado monográficamente a las migraciones y no a un país, como ocurrió en los cuatro anteriores (Mozambique, Uganda, Nigeria y Sudán). Hemos considerado importante abordar un tema, el de las personas migrantes que viven en España y el tipo de acogida que les ofrecemos, que nos interroga personal y colectivamente.


Muchas son las firmas que desfilan por las páginas de la revista y diversos los puntos de vista desde los que se aborda este signo de los tiempos que es la migración. En este número se nos recuerda que España ha sido y sigue siendo un país de emigrantes, lo que debería ensanchar nuestra empatía hacia el forastero; se demuestra con datos cómo la inmigración irregular es un fenómeno marginal en España, pero intencionadamente sobredimensionado por inconfesables intereses; se invita a descubrir la riqueza que aporta la diversidad cultural; se indica que «los flujos migratorios son una bendición de la condición humana» y se constatan los innegables beneficios que aportan las personas migrantes a nuestro país, tanto a nivel demográfico como económico; se afirma rotundamente que la migración es solo la consecuencia de un sistema económico injusto del que España es uno de los grandes beneficiarios, etc.

Tan sensatos argumentos no impiden el rechazo de algunos individuos y de ciertos sectores de la sociedad contra los etiquetados como «migrantes económicos». Además, debemos asistir a espectáculos deshumanizadores como el vivido en Canarias durante 2020. «¿Qué nos está pasando?», se pregunta la hermana dominica y trabajadora social Esther Santana en el reportaje. En el mismo texto, Fefi, una activista de derechos humanos, responde: «Está pasando algo que nos impide ver al otro como alguien que nos necesita, digno de ser acompañado para que no sufra».

Nos está pasando algo que no nos deja ser plenamente humanos. Tal vez «hemos perdido el horizonte de la fraternidad» y, en mayor o menor medida, estamos enfermos de indiferencia e individualismo. Necesitamos practicar más el «arte del encuentro» del que habla el papa Francisco para descubrir, como en una revelación, que el otro es mi hermano. Algo parecido a lo que experimentó Ryszard Kapuscinski viajando por África occidental. Contaba el periodista polaco que se internó por el desierto acompañado por un camionero rudo, antipático y que hablaba una lengua desconocida para él. Solo deseaba llegar a su destino para perderlo de vista. El camión se averió y eran escasas las posibilidades de que pasara otro vehículo en semanas, como escasa era la provisión de agua de que disponían, apenas cuatro bidones de cinco litros. Aquel hombre cogió dos de los bidones y se los entregó a Kapuscinski, que más tarde escribiría: «Supe entonces que aquel hombre era mi hermano».

El 6 de mayo tuvo lugar el XXXIII Encuentro África bajo el lema «Migraciones africanas ¿y hospitalidad?». Una manera de continuar la reflexión iniciada en el presente Cuaderno. En el marco de este encuentro, que fue retransmitido en directo por el canal YouTube de la revista, entregamos a la Delegación Diocesana de Migraciones de Tánger el Premio MUNDO NEGRO a la Fraternidad 2020. Quienes trabajan en esta institución eclesial, religiosos o no, han descubierto que cada persona migrante es un hermano.

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