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Por Ovigwe Eguegu desde Abuya (Nigeria)
La ONU señala que los jóvenes africanos de entre 15 y 24 años superarán los 800 millones en 2050, lo que debería garantizar un crecimiento económico positivo. Esto, sin embargo, no ha sido así hasta ahora. Los datos de la Organización Internacional del Trabajo muestran que el desempleo juvenil en África se ha mantenido en el 11,2 % desde 2021. Aunque en África hay una población creciente de jóvenes activos y motivados, los problemas de mala gobernanza e inseguridad económica y geopolítica no permiten un entorno alentador en el que aprovechar el potencial de este grupo demográfico crítico.
A lo largo de los años, se han hecho esfuerzos a nivel político para afrontar los problemas del desempleo juvenil. La Unión Africana (UA), por ejemplo, ha establecido varios marcos e iniciativas orientados a promover el bienestar de la juventud. Entre estas iniciativas se encuentran la Carta de la Juventud de la UA (2006), la Declaración de Malabo sobre la capacitación de los jóvenes y la campaña de la ONU «Make Africa Digital». La tendencia de las organizaciones internacionales se centra en la cuarta revolución industrial como instrumento para resolver el problema del desempleo juvenil en África a través de las tecnologías digitales y el uso de fuentes de energía renovables con fines industriales y económicos. África, con combinación única de recursos naturales y una población joven, cuenta con un entorno adecuado para capitalizar las tecnologías sostenibles y las energías renovables.
Con estos elementos como referencia, es relevante evaluar en qué medida las políticas nacionales y continentales pueden contribuir a concretar el potencial de crecimiento de la población joven de África. La Agencia Internacional de Energías Renovables proyectó en 2020 que en una década podrían crearse unos cuatro millones de puestos de trabajo en la industria africana de las energías renovables si se aplican las políticas de desarrollo correctas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) también declaró que podrían generarse 60 millones de empleos en los sectores de la energía, la gestión de residuos y los recursos naturales si se produce una transición efectiva a las fuentes de energía renovables. Es interesante señalar que varios países africanos han adoptado las energías renovables como medio para paliar las deficiencias del suministro energético. La central solar de Noor (Marruecos), por ejemplo, generó unos 1 000 puestos de trabajo, mientras que las industrias solares no conectadas a la red en el este de África han permitido la creación de unos 350 000 contratos laborales, que incluyen también prestaciones para jóvenes con diferentes niveles de educación.
El agrícola es otro sector económico que puede tener un impacto positivo en el empleo juvenil, en especial a través del uso de tecnologías de precisión en los campos de la agrosilvicultura y la agricultura ecológica. En esta línea está el ejemplo de Etiopía, donde las técnicas agrícolas se han modernizado y el 85 % de los jóvenes trabajan en el sector. Sudáfrica y Kenia también son conocidos por utilizar plataformas digitales para conectar a los pequeños agricultores con los mercados, promoviendo así la creación de empleo y las prácticas agrícolas sostenibles. El uso de soportes digitales en la agricultura y la ganadería ha sido muy eficaz porque los jóvenes están muy vinculados a las nuevas tecnologías, donde encuentran trabajo como analistas, gestores y desarrolladores de aplicaciones. Esto tiene, además, la ventaja de transferir competencias y conocimientos en técnicas agrícolas modernas.
La protección del medio ambiente y la captura de carbono son otras áreas económicas en las que está creciendo el empleo y la aportación de los jóvenes. Desde la recuperación de residuos hasta el reciclaje, ciudades africanas como Lagos (Nigeria) han adoptado iniciativas de conversión de residuos en energía que han supuesto la creación de 25 000 puestos de trabajo. Aunque esa cifra es minúscula dentro de la gran estructura del desarrollo económico, se prevé que el sector cree 197 000 empleos más en los próximos cinco años. La empresa WeCyclers, con sede en Lagos, contrata a jóvenes para realizar estos trabajos. Environ Reserve y Accelerate 2030, en Ruanda, participa en el diseño de soluciones de reciclaje que contribuyen a la sostenibilidad medioambiental.
El continente está experimentando una creciente demanda de espacios urbanos ecológicamente sanos, para cuyo desarrollo son fundamentales diseños eficientes en lo energético y con técnicas de construcción sostenibles. Este es otro sector que posee oportunidades para transformar las infraestructuras de África, lo que demuestra que existen soluciones que abordan las preocupaciones medioambientales al tiempo que impulsan el crecimiento social y el desarrollo económico, una realidad que favorece a la vibrante y juvenil demografía africana.
Una de las prioridades de organismos internacionales como Naciones Unidas (ONU) o la propia Unión Africana (UA) es la capacitación de la juventud. En ese contexto, ambas instituciones han tomado medidas para fomentar la resiliencia y la creatividad de los jóvenes del continente. El máximo organismo continental cuenta con la Oficina del Enviado del Presidente de la UA para la Juventud con el objetivo de integrar las opiniones y prioridades de la juventud africana en negociaciones y en los niveles más altos de la formulación de políticas. Un ejemplo de las tareas emprendidas por esta oficina es la campaña «Make Africa Digital», que, en colaboración con Afreximbank y Google, ha dotado de competencias digitales a más de 4 000 jóvenes hasta la fecha. La iniciativa aboga por la creación de una generación de ciudadanos alfabetizados digitalmente que puedan fomentar el crecimiento económico y, al mismo tiempo, cerrar la brecha digital que afecta al potencial de desarrollo de África a medida que avanza la cuarta revolución industrial.
La creación de este departamento es un paso fundamental para promover la participación de los jóvenes en la gobernanza y, aunque la atención debe seguir centrándose en iniciativas viables, debe haber una promoción continua y una influencia política en beneficio de la juventud africana. La promoción de la inclusión y el liderazgo entre los jóvenes, con las mujeres jóvenes como parte fundamental, puede beneficiar a campos como la innovación y la creatividad en el continente.
En 2024, una encuesta a 5 604 jóvenes de entre 18 y 24 años procedentes de 16 países africanos, mostró que el 60 % de la juventud continental está insatisfecha con el estado de la gobernanza y tenía intención de emigrar. ¿El principal motivo? La corrupción. Esta ha sido siempre uno de los principales obstáculos para el crecimiento y el desarrollo en África, y ahora que los jóvenes también expresan sus preocupaciones, ha superado incluso a la creación de empleo como principal problema. En esta encuesta, el 88 % de los jóvenes cameruneses señalaron la corrupción como un problema importante para ellos, mientras que solo el 22 % de los encuestados ruandeses la consideraron un problema. Al mismo tiempo, manifestaron también un fuerte compromiso para impulsar las condiciones socioeconómicas y políticas en todo el continente, de lo que se extrae un apoyo mayoritario entre los jóvenes a programas y políticas destinados a aumentar el bienestar colectivo de la juventud africana.
La Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCTA), que pretende crear un mercado único para los bienes y servicios producidos en África, no presta suficiente atención a la libre circulación de personas en el continente. Mientras que se pone el acento en una mayor financiarización de las economías africanas, no se establecen políticas que permitan una circulación eficiente de las personas por el continente, lo que, en última instancia, sirve para empeorar el nivel del comercio intraafricano, que no debería limitarse a la circulación de bienes y servicios, sino que tendría que esforzarse más por revolucionar los sistemas de pasaportes y las políticas de inclusión. Existe la preocupación de que la AfCTA se aplique entre países y personas con altos niveles de desigualdad. Que Marruecos o Sudáfrica puedan aprovechar mejor que otros países más pequeños las posibilidades del mercado único no debería ser motivo para no aplicar este marco. Más allá de la desigualdad, África debería centrarse en apoyar las industrias locales con el objetivo de depender menos de estructuras de desarrollo extranjeras.
La AfCTA y su programa para impulsar la industrialización es un objetivo clave, y para ello es necesario invertir en educación y formación profesional, donde el acceso a la tecnología puede ser asequible, de modo que el trabajo deje de ser una actividad de bajo valor. El potencial de la AfCTA solo puede hacerse realidad con la aplicación efectiva de las políticas oportunas, porque la juventud africana no carece de iniciativa, pero sí de sistemas de apoyo. Esto significa que el impacto de sus iniciativas solo se multiplicará cuando exista un apoyo adecuado a la inversión, el desarrollo de sus capacidades y nuevas políticas de movilidad que se centren en las personas y no solo en los bienes y servicios.
En cuanto a la sinergia política que debería beneficiar a la juventud africana, la Comisión Económica de la ONU para África, en colaboración con la AfCTA, organizó la campaña «Hacer que la AfCTA funcione para los jóvenes africanos: oportunidades, retos y camino a seguir». Más cerca en el tiempo, el Centro de Conferencias de la ONU en Adís Abeba (Etiopía) acogió una conferencia en la que el secretario ejecutivo de la Comisión Económica para África de la ONU, Claver Gatete, subrayó la importancia de aplicar adecuadamente el pacto AfCTA. Destacó los graves retos a los que se enfrenta la juventud africana y la necesidad de implicarla en la toma de decisiones y en las iniciativas de desarrollo. Los funcionarios presentes en la conferencia reconocieron la oportunidad que supone la AfCTA y que la juventud africana debe ser un elemento central en su aplicación.
Para que el AfCTA tenga éxito, debe abordarse la falta de confianza entre la juventud africana y sus gobernantes, restablecer la fe en las instituciones y formar y apoyar a líderes experimentados e innovadores. También debe ponerse en primer plano una gobernanza eficaz, porque la trayectoria del desarrollo africano debe reorientarse hacia el crecimiento compartido, el desarrollo colectivo y el liderazgo. La juventud africana es fundamental para lograr estos objetivos y políticas como la AfCTA desempeñarán un papel profundo en la consecución de estos objetivos.
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