África no puede más

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En ocasiones, la escritura es una necesidad terapéutica y liberadora para sacar fuera la rabia y el dolor que oprime dentro. El libro Grito africano, por el derecho a existir, escrito «sin pelos en la lengua» por el sacerdote camerunés Cyprien Melibi Melibi, responde a esta motivación. África merece algo mejor.

Hay que gritar. Es tanto el sufrimiento histórico de África que resulta difícil guardar las buenas maneras. Más todavía cuando el mismo hilo que viene de siglos de esclavitud, colonización y neocolonialismo sigue presente en el actual dominio y explotación del continente. El grito del P. Cyprien Melibi se dirige en primer lugar a la «civilización occidental europea» que un día inició la aventura africana y hoy «quiere a África sin africanos, solo por sus recursos y riquezas pero sin tener en cuenta a las personas». La madera, el oro, el hierro y el cobalto de África entran con toda facilidad en Occidente, los africanos no.

África se siente «defraudada» por la mentira colonizadora que «no era ni humanización ni evangelización ni expansión de derechos humanos». Europa es indefendible y es declarada «culpable del robo permanente y violento de la vitalidad del pueblo negro de África». El veredicto es firme y nadie puede cambiar el pasado. Ahora es tiempo de trabajar para revertir la situación de manera que Occidente y África puedan establecer relaciones auténticas y respetuosas, «de igual a igual». Aunque el autor se declara alumno de la «escuela de Madiba», el gran Nelson Mandela, que «nos invitó a renunciar al revanchismo y evitar que el odio y la violencia se instalaran en nuestros corazones», nada le impide expresar una crítica muy dura contra la actitud abusiva que Occidente sigue manteniendo en sus relaciones con África. También es autocrítico con los africanos, que deben asumir sus responsabilidades, señalando en primer lugar a las «élites controlables» y preparadas por Occidente para ser colaboracionistas, en detrimento «del bien de sus pueblos».

El libro abandera la tesis de que los africanos tendrán que partir de sus propios recursos –no solo materiales, sino, sobre todo, humanos y culturales– si quiere liberarse de la dependencia externa. Los planes estructurales para África fueron «una estafa» para «facilitar el control de las multinacionales», y la actual ayuda al desarrollo es un «engaño» de Occidente para mantener sometido al continente. El verdadero desarrollo nunca vendrá desde fuera, «ni ninguna administración podrá desarrollarse con un presupuesto que viene del exterior», porque «quien paga manda» y en cualquier momento «puede hacerte chantaje». A este respecto, y aunque no se refleja en el libro, el P. Cyprien mira con buenos ojos la reciente Alianza de Estados del Sahel (AES), constituida por Malí, Burkina Faso y Níger, países «que están marcando un camino que entendemos sea la dirección que debemos seguir», porque, como dice el presidente burkinés, Ibrahim Traoré, «tú no puedes buscar algo que has perdido contando con la bondad de quien te lo ha robado».

Iglesia

El P. Melibi está concluyendo en España su tesis doctoral sobre el teólogo católico camerunés Jean-Marc Ela y compagina el estudio con el trabajo pastoral en la diócesis de Vitoria. Su pertenencia a la Iglesia no le impiden criticarla en su libro, en el que dedica dos capítulo a abordar la cuestión eclesial. En ellos, el autor muestra su decepción por el escaso compromiso profético de la Iglesia universal, que «debería comprometerse más al lado de los africanos sometidos a tantas mentiras, frustraciones y desesperaciones», pero también apunta con el dedo a las Iglesias particulares africanas. El autor reconoce el riesgo de las generalizaciones, pero insiste en que muchas Iglesias del continente están «acomodadas con los regímenes políticos, acostumbradas a recibir subsidios de Roma y carentes de recursos para pensar de otra forma».

El último capítulo enumera un elenco de valores, costumbres y virtudes africanas que para el autor permiten vislumbrar un futuro de esperanza para el continente. Aunque en las 254 páginas de este libro nacido del dolor por África abundan las palabras fuertes que interpelan al lector, el trabajo no pretende ser una crítica estéril o un simple pataleo, sino una propuesta audaz para construir una África mejor.



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