Publicado por Javier Sánchez Salcedo en |
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Mi primer viaje, siendo aún pequeña, fue a Guinea Ecuatorial, el país de mis padres, y desde entonces no he dejado de viajar. Con 13 años fui a China, después a Estados Unidos y cuando acabé el instituto en Madrid, con 18 años, decidí irme a estudiar a Canadá. Me fui sola, sin tener ni idea de inglés, pero esos seis años se convirtieron en una experiencia multicultural muy profunda. Tuve la oportunidad de contactar con personas de orígenes muy diversos y adquirir mucho conocimiento a través de sus estilos de vida y culturas. Cuando regresé a España, sentí un impulso muy fuerte de ayudar a otra gente a descubrir nuevas culturas y, como africana, ayudar a acabar con ciertos clichés sobre el continente.
Tengo que darle las gracias a mi familia porque desde pequeña, durante las vacaciones, siempre me han llevado a visitar el país y estar con mis familiares en la isla de Bioko, especialmente con mi abuelo, cuando vivía, y con mi abuela, a la que acompaño en el coche para ir a comprar. Ella no es de supermercados y nos metemos por los caminitos y compramos fruta y otras cosas en los puestos que hay al aire libre. También vamos a la playa. Así es como me gusta pasar el tiempo con ella. En mi último viaje, en 2022, descubrí una cosa curiosa: mi abuela me llevó un día a una finca familiar donde antiguamente se cultivaba el cacao para la marca española de chocolates Elgorriaga. A largo plazo me gustaría volver allí y emprender un proyecto para contar la historia de este espacio y la relación entre España y Guinea Ecuatorial.
De diferentes formas. Ahora estoy enfocada en la organización de viajes turísticos de grupo y de negocios a África a través de CES Gestiones, una empresa de movilidad global que fundó mi socia, Carolina Malale. Hasta ahora hemos organizado viajes a Guinea Ecuatorial, Senegal, Nigeria, Kenia, Sudáfrica, Etiopía, Angola y Marruecos. Trabajamos como un puente entre las agencias de viajes en España y los turoperadores que están en los países africanos.
Nuestro punto fuerte es que cuando organizamos estos viajes a África no nos limitamos a que el viajero vaya a la playa a disfrutar de un mojito, sino a que descubra la cultura. En Guinea Ecuatorial, por ejemplo, hay mas de diez etnias diferentes. Yo soy fang y la mayor parte de las personas en la isla son bubis. Cada etnia tiene sus tradiciones, su comida, su música, sus fiestas, su forma de vivir y de trabajar. Y cuando diseñamos un itinerario, visitamos el pueblo de una de estas comunidades y hacemos actividades que forman parte de su tradición. Nos metemos dentro de la cultura para que el visitante entienda cómo es ser una persona de esta tribu y conozca su estilo de vida. Eso es lo más importante.
Siempre he pensado que cuando uno viaja está conectando con otra cultura y se pone en los pies de otras personas. Además, se ve a sí mismo a través de ellas. Yo les deseo que aprecien cómo se vive en estos lugares y se deshagan de los clichés. Por ejemplo, me gusta que descubran que para nosotros la palabra ‘comunidad’ es muy importante, que es la forma que tenemos de organizarnos y de mantenernos unos a otros. Tiene que ver también con el concepto de panafricanismo. Yo me considero panafricanista gracias a mi abuelo, que también lo era. Se refiere a esa gran comunidad que hay en el continente, en la que da igual que seas de Nigeria o de Sudáfrica. Espero que sigamos fomentando en los jóvenes africanos este principio, ya sea en el continente o en otras partes del mundo.
Como mis padres vivían entre Madrid y Guinea Ecuatorial, yo iba a colegios en los que tenía que estar de lunes a viernes. Cuando llegué al colegio Pinosierra de la localidad de Tres Cantos con 11 años, me fijé en un chico de mi clase que era negro. Éramos los únicos de todo el colegio. Este chico me atraía, y como quería conocerle y él estaba siempre jugando al tenis en los recreos o después de comer, también me puse a jugar. Fue mi primer contacto. Un año después, el colegio organizó una excursión al Mutua Madrid Open y tuve la oportunidad de conocer a Serena Williams. Era la primera vez que veía a una persona que se parecía a mí jugando al tenis. Y no solo jugó, sino que además ganó el torneo. Y pensé: «¡Ostras! ¡¡Yo quiero hacer esto!!».
De los 11 a los 16 años estuve jugando y compitiendo, pero me lesioné el tobillo y lo dejé durante un tiempo. Cuando fui a estudiar a Canadá entré en un club de tenis y ahí todo cambió. Yo era la capitana del equipo de chicas y en 2020 ganamos la competición. Muchas compañeras de equipo eran de diferentes partes del mundo, pero yo seguía siendo la única chica negra y me preguntaba por qué no veía a más gente como yo jugando. Al año siguiente tenía previsto ir a Guinea Ecuatorial y le dije a mi equipo que me gustaría llevar algo para aficionar a los niños ecuatoguineanos al tenis, así que recopilamos unas pelotas y cuando llegué se las doné a un club. En aquel viaje me di cuenta de que quería dedicarme a promocionar este deporte. Hay mucha gente que piensa que el tenis es un deporte solo para gente blanca y rica.
Pensé en crear Afrotennis como un espacio donde gente como yo pudiera conectar y crear comunidad a través del tenis. Junto a mi compañero Mathew empezamos con un pódcast dedicado al tenis africano en el que invitamos a personas que son referentes en este deporte y a jugadores de diferentes partes del continente. Aparte, desde Afrotennis organizamos eventos tenísticos en diferentes partes del mundo. También queremos que sirva como una plataforma para que quienes quieran ayudar desde fuera de África a que se desarrolle el tenis en el continente puedan hacerlo. Te puedo contar un caso. En 2021 contactó con nosotros el tenista profesional danés Holger Rune, que nos seguía en redes sociales y le gustaba lo que estábamos haciendo, y quiso apoyarnos con una donación de material deportivo. Desde Afrotennis colaboramos con asociaciones y clubes en países africanos que están formando a niños y les damos visibilidad para que reciban apoyo, como en el caso de Rune, cuya donación de material fue a un club de tenis de Uganda. Nosotros nos encargamos del envío del material y de darle visibilidad a través de las redes sociales. Entre nuestros objetivos también está en el futuro dar allí clases de tenis. Intentamos financiar estos viajes con las clases que organizamos aquí en España, con artículos de promoción de Afrotennis que vendemos o a través del pódcast.
Las personas negras siempre nos encontramos con gente que intenta hacernos ver que no pertenecemos a este deporte. Está en la cultura del tenis y es algo que intentamos romper a través de Afrotennis. Ha habido en la historia grandes tenistas como Serena y Venus Williams o como Arthur Ashe, quien ha dado nombre a una pista [el Arthur Ashe Stadium es la pista central donde se juegan los partidos más importantes del US Open], pero el racismo sigue estando muy presente y yo he vivido momentos muy desagradables en los que me he sentido impotente. Ahora estoy representando a un jugador afrodescendiente que tiene 14 años y trabajamos mucho la parte psicológica. Una persona negra que se interese por entrar en el mundo del tenis se lo tiene que pensar dos veces.
Es un deporte que, en principio, no es muy accesible. La mayor parte de las pistas de tenis en África son de tierra batida. La Asociación de Tenistas Profesionales y la Federación Internacional de Tenis están organizando torneos internacionales en el continente y eso es un gran apoyo para los países donde se celebran. Hace poco invitamos a nuestro pódcast al director del Challenger de Kigali II, un torneo que se celebra en Ruanda, y nos decía que a nivel de infraestructura no es fácil organizar un torneo así y que hace falta mucha inversión, pero que hacerlo permite que sea un deporte cada vez más accesible para los africanos. Ha invitado a Afrotennis a participar en el torneo de 2025.
En cuanto a infraestructuras, Marruecos, Sudáfrica, Ghana, Ruanda y Angola. Aunque en estos momentos los jugadores top africanos son de Kenia, Túnez y Egipto.
«El tenis y sentirme una persona multicultural gracias a poder haber viajado por el mundo y ahora ayudar a que otros también lo hagan son mis dos pasiones. Este globo terráqueo y la pelota de tenis son un reflejo de quién soy».
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