El lado salvaje de la lluvia

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Inundaciones y corrimientos de tierras causan a primeros de mayo más de 400 muertos en República Democrática de Congo




No es insólito, pero una intensidad así es poco frecuente. La temporada de lluvias en República Democrática de Congo (RDC) o Ruanda suele provocar inundaciones y corrimientos de tierra entre los meses de marzo y mayo, lo que conlleva desgracias humanas y materiales. En ­Kalehe, por ejemplo, en la provincia congoleña de ­Kivu Sur, las lluvias torrenciales causaron más de 40 muertos en 2014. Pero lo sucedido por las precipitaciones caídas entre el 4 y el 5 de mayo pasado ha superado con amplitud esas cifras. Según UNICEF, más de 400 personas murieron y cerca de 2.500 han desaparecido.

«Es impactante llegar a un pueblo habitualmente animado y lleno de vida y encontrar que prácticamente ha desaparecido. Lo único que había eran escombros y destrucción», dijo Ulrich Crépin Namfeibona, jefe del equipo de emergencias enviado por Médicos Sin Fronteras, tras visitar Nyamukubi, una de las poblaciones más afectadas. En esa localidad, el corrimiento de tierras provocado por las lluvias y el desbordamiento de varios ríos cercanos sorprendió a la gente que celebraba su día de mercado semanal. 

Las zonas más afectadas tienen en común estar edificadas en la parte baja de colinas que han sufrido una fuerte deforestación por los requerimientos energéticos de la población, la actividad agrícola y ganadera, y la explotación de recursos minerales.

Tras la catástrofe, el presidente congoleño, Félix Tshisekedi, decretó un día de luto nacional mientras las oenegés se quejaban de la dificultad para llevar medios a la población necesitada y las autoridades prometían ayuda. Théo Ngwabidje Kasi, gobernador de la región, prometió reforzar los hospitales y ayudar a cada una de las familias afectadas con más de 1.000 dólares. La situación seguirá siendo crítica en los próximos días porque la destrucción de la red de agua favorece la aparición del cólera y otras enfermedades. Además, muchos de los cultivos han sido destrozados y podrían producirse hambrunas en los próximos meses.

Otras zonas del país han sufrido en menor medida los efectos aparejados a la temporada de lluvias. En Kivu Norte se informó de corrimientos de tierras, algunos de ellos en minas, con una decena de personas desaparecidas.

También Ruanda ha vivido su calvario particular con las lluvias. El país de las mil colinas tuvo que lamentar la muerte de más de 130 personas en el norte y el oeste. La ministra encargada de la Gestión de Emergencias, Marie-Solange Kayisire, dijo que el número de víctimas por esta causa había sido el más alto en un solo día en la historia reciente del país. Tampoco Uganda se ha librado, y el derrumbe de un puente sobre el río Katonga causó dos decenas de muertes y provocó el corte en una de las carreteras más importantes del país. Etiopía y Somalia, también sufren el impacto de las fuertes lluvias.

El secretario general de Naciones Unidas,  António Guterres, dijo que lo sucedido ilustra la aceleración del cambio climático y sus consecuencias.



En la imagen superior, vecinos de Nyamukubi caminan sobre los escombros tras las inundaciones de principios de mayo. Fotografía: Glody Murhabazi / Getty




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