Publicado por Gonzalo Vitón en |
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La viñeta del número 202 de la revista The Continent retrata a una mujer grabando con un teléfono móvil a cuatro hombres, victoriosos, mientras pisotean a dos personas que tratan de protegerse, con las manos en la cabeza, tras haber sido torturadas. La mujer es Samia Suluhu Hassan, presidenta de Tanzania. Uno de los cuatro hombres probablemente es Faustine Jackson Mafwele, comisionado asistente de la Policía. Las dos personas en el suelo son el keniano Boniface Mwangi y la ugandesa Agather Atuhaire. La escena es una recreación de las torturas de las que fueron víctimas ambos activistas mientras les obligaban a decir «gracias, Mama Samia» y que han denunciado en una rueda de prensa en Nairobi. El diario El País recogió varios extractos de los duros testimonios de Mwangi y Atuhaire, quienes habían ido a Tanzania a prestar ayuda en prisión a Tundu Lissu, líder del Partido de la Democracia y el Desarrollo (CHADEMA), principal oposición de la formación que lleva gobernando en Tanzania desde su creación en 1977, el Chama Cha Mapinduzi o Partido de la Revolución, fundado por el histórico líder Julius Nyerere tras fusionar la Unión Nacional Africana de Tanganica (TANU) con el Partido Afro Shirazi (ASP).
Lissu es uno de tantos opositores que están siendo encarcelados por el Gobierno de Tanzania a escasos meses de las elecciones generales. Como denuncia El País, «la oleada de detenciones arbitrarias, secuestros y asesinatos por parte del Gobierno de Hassan durante los últimos años ha despertado la preocupación de la comunidad internacional, al ponerse en evidencia la deriva antidemocrática del país». Víctimas de esta violencia gubernamental son los opositores Deusdedith Soka, Jacob Godwin Mlay y Frank Mbise, la activista Maria Sarungi Tsehai o el secretario general de la Conferencia Episcopal de Tanzania, el P. Charles Kitima, entre otros. Y todo ello bajo el silencio cómplice de los países vecinos y del resto de la comunidad internacional.
La actual presidenta, Samia Suluhu Hassan, accedió al cargo tras la muerte por Covid-19 de su predecesor, John Magufuli, quien había sido reelegido en 2020. La llegada de Hassan al poder vino acompañada de un cierto optimismo, pues la figura de Magufuli estaba muy contestada por su deriva autoritaria. Sin embargo, menos de cinco años después y a pocos meses del inicio de la campaña electoral, el Gobierno tanzano ha descalificado a partidos de oposición de la carrera electoral, como el CHADEMA, e incluso ha cortado X, incrementando las formas de represión. El bloqueo de la red social anunciado por Jerry Silaa, ministro de Información, se ampara en la permisividad de la plataforma con la difusión de contenidos pornográficos, aunque, como recoge la revista Nigrizia, también han sido bloqueados servicios de mensajería como Telegram y algunos contenidos de YouTube, sobre lo que Silaa ha asegurado que «forma parte de nuestros esfuerzos más amplios para proteger a los consumidores y garantizar que todas las plataformas en línea que operan en nuestro país cumplan nuestras leyes». Unas leyes que, sin embargo, parece que no protegen los derechos y las libertades fundamentales.
Fotografía: Boniface Mwangi y Agather Atuhaire durante la rueda de prensa que ofrecieron en Nairobi para explicar los detalles de su detención en Tanzania.
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