La piedra de afilar

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Ngũgĩ wa Thiong’o
Las nueve perfectas. Epopeya de Gĩkũyũ y Mũmbi

Traducción de Rosa María Alonso Antón

Ed. bilingüe: español y gĩkũyũ

Cielo eléctrico

Madrid 2023, 346 págs.


Ngũgĩ wa Thiong’o casi nunca defrauda, y Las nueve perfectas. Epopeya de Gĩkũyũ y Mũmbi, poema épico que es como la biblia de los gĩkũyũ (kikuyus), es una genealogía, un relato mítico y un manual de ética práctica y filosofía existencial. El libro tiene dos portadas: gira sobre sí mismo para ser leído en español o en kikuyu, lengua en la que Wa Thiong’o escribe, aunque se encargue él mismo de traducirse al inglés al que ha decidido relegar, por considerar que al ser lengua de quienes colonizaron su país natal, Kenia, también colonizaron su alma y su cerebro. Descolonizar la mente es uno de sus más célebres ensayos. En un prólogo sin firma, Cielo eléctrico (fascinante nombre para una editorial) dice que «con gran visión de lo real, nos advierte: “los desacuerdos que agudizan la mente son la piedra de afilar de la vida. Pero los desacuerdos que azuzan la espada son piedras de afilar de la muerte”». 

Las nueve perfectas –que en realidad serán diez– son las hijas de la pareja fundacional de los kikuyus, Gĩkũyũ y Mũmbi (su Adán y Eva), que acabarán formando los diez clanes del pueblo, después de que los 90 jóvenes pretendientes atraídos por la belleza de las nueve perfectas queden reducidos a diez tras sortear y vencer en un camino de perfección con resonancias de la Odisea, la Biblia y cuentos africanos de tradición oral de gran riqueza imaginativa y moral. Del mismo modo que Gĩkũyũ y Mũmbi dan las gracias al «Dador Supremo, Dueño de la Blancura del Avestruz», también lo hace el «narrador de este relato», y en el capítulo dos lo explicita de manera hermosísima en una «Súplica para obtener el Poder de la Palabra», que todo periodista, novelista, dramaturgo o poeta debiera invocar antes de ponerse a la tarea, como yo he hecho antes de escribir esta reseña que es, sobre todo, de gratitud hacia Wa Thiong’o por su voz, por su elocuencia, por su hondura, por el carcaj de su imaginación y la puntería de sus flechas. Este es un libro que atesoraré hasta que muera y que pueden leer padres a hijos y hermanos, y novias a novios, y que incluso podría formar parte de cualquier liturgia religiosa o pagana y encarnar actores en un teatro de las maravillas. 

«El viaje de miles de millas empieza con un solo paso./ Nunca menosprecies una gota de lluvia», leemos y memorizamos, antes de dar a conocer con breves pinceladas a las nueve perfectas (más una), e incitarles a hacerse con un libro que, como todo gran libro, es más que eso: Wanjirũ («había echado una maldición sobre la codicia»), Wambũi («teje cestos leyendo las estrellas»), Wanjikũ («aborrece las palabras hechizantes de la falsedad»), Wangũi («su voz obligó a los que hacían la guerra a deponer sus espadas para escucharla cantar»), Waithĩra («quiere conocer todos los hechos antes de decidirse»), Njeri («razona en busca de la justicia»), Mwĩthaga (tiene otro nombre, Nyambura, «concedido por su poder para convocar la lluvia»), Wairimũ («bebe lo que ordeña, come lo que cultiva, viste lo que ella misma ha confeccionado»), Wangarũı («posee la rapidez del leopardo para proteger a los débiles de los poderosos»), y Warigia (la décima, «por su infalible puntería, hay quien dice que tiene poderes ocultos»). Lean y verán una luz inextinguible.

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