Ocho jóvenes que viven en Sudán del Sur, independizado de Sudán en 2011, se han dejado fotografiar en su entorno vital o laboral. En medio de sus rutinas, hablan a MUNDO NEGRO de sí mismos, de sus sueños y anhelos. Estudiantes, fotógrafos, documentalistas, artistas o refugiados constituyen el tejido social del país más joven del continente. El futuro de la nación depende de gente como ellos.
Texto y fotos: Diego Menjíbar Reynés
Gloria Eman Stephen, 21 años. Vendedora de té y aspirante a técnica de laboratorio. «Soy originaria de la provincia de Equatoria Occidental y me trasladé a la capital en 2016 porque en mi región no hay universidad. Desde hace un año vendo té en el campus para poder mantenerme. Mi sueño es trabajar en un hospital para ayudar a los demás y apoyar a mi madre».
Najat Ali, 27 años. Médica. «Me gradué en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yuba después de siete años. Ahora me preparo para especializarme en obstetricia y ginecología. Cuando termine, quiero quedarme en Yuba y abrir mi propia clínica y una farmacia. Elegí la medicina para ayudar a mi comunidad, aunque los desafíos son muchos: en la universidad no hay libros y dependemos de copias. A pesar de todo, tengo claro mi camino».
Reath Bol, 21 años. Fotógrafo y cineasta en formación. «Soy un apasionado del cine y sueño con estudiar en una escuela de cine en Nairobi (Kenia), ya que en Yuba no existen instituciones especializadas. A través de la fotografía y el cine busco documentar la realidad de mi país, abordando temas como el tribalismo y la falta de unidad entre los sursudaneses. Aunque aspiro a convertirme en un director con impacto internacional, mis historias están profundamente arraigadas en Sudán del Sur y es aquí donde quiero trabajar».
Yussuf, 16 años. Refugiado sudanés. Cada mañana, Yussuf llega al mercado para trabajar junto a Hassan, quien le ha brindado apoyo en su pequeño negocio de chapati –un tipo de pan– y huevos. Para él, este trabajo es una oportunidad para salir adelante en un entorno desconocido, mientras se adapta a su nueva vida como refugiado.
Nema Musa, 22 años. Refugiada sudanesa. «Soy Nema y sueño con volver a ser lo que ya era: estudiante de Periodismo. Cuando la guerra estalló en mi ciudad, Jartum, mi madre, mis tres hermanas y yo tuvimos que huir a Sudán del Sur. Ahora vivimos en un centro de tránsito en el condado de Renk».
Adeng Atwie, 23 años. Escritora y traductora. «Me considero tanto sudanesa como sursudanesa. Mi madre es de Sudán del Sur y mi padre del oeste de Sudán. En agosto de 2023 emprendí mi huida de Jartum. Pasé cuatro días solo para salir de la ciudad y dos meses en el camino. Finalmente, llegué a Yuba el 1 de octubre de 2024. En la actualidad, trabajo en la editorial Little Encyclopedia y sueño con convertirme en escritora. Mi obra incluye literatura y diarios de guerra, donde reflejo mi experiencia de vivir en un conflicto durante un año y medio».
Suleiman Ahmed Morgan, 32 años. Artista, pintor y músico. «Soy un artista multidisciplinar de Yuba que combina pintura y música. Mi banda, Keep It Up, nació como respuesta a las dificultades que he presenciado en Sudán del Sur. Muchos de mis compañeros abandonaron la música por la crisis, pero yo decidí revivirla. Como artista, aspiro a que mi trabajo sea respetado y valorado, y llegar a un público global. Mi objetivo es vivir de mi arte y mi música. Tengo un diploma en Música y soy graduado en Bellas Artes por la Universidad de Yuba».
Adam Ibrahim, 28 años. Fotógrafo y escritor. «Colaboro con Atar Magazine, con sede en Nairobi, como archivista visual y reportero. Publiqué mi primer libro hace tres años en Líbano y he dirigido varios cortometrajes. Desde 2020 he trabajado como consultor para delegaciones de la Unión Europea. Soy el fundador del espacio cultural Sian Art Space. En la actualidad, resido en Yuba, aunque he pasado temporadas en Nairobi (Kenia). Mi trabajo ha sido expuesto en estas dos ciudades, en Entebbe (Uganda) y Zanzíbar (Tanzania)».
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