Preparándonos para lo que vendrá

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«Históricamente, las pandemias han obligado a los humanos a romper con el pasado e imaginar su mundo de nuevo. Esta no es diferente. Es un portal, una puerta de enlace entre un mundo y el siguiente», dice Arundhati Roy en su viralizado artículo La pandemia es un portal en el que se refiere a qué se está enfrentando el mundo y a qué se tendrá que enfrentar.

A pesar de las altas proyecciones del daño que podría provocar el coronavirus en los países africanos, las rápidas respuestas han amortiguado, por el momento, el esperado impacto de la Covid-19 sobre la mayoría de la población. Muchos países africanos cerraron sus fronteras y establecieron restricciones de movimiento en cuanto se registró el primer caso, y las pruebas para detectar el virus en las comunidades ya se están realizando.

Durante los últimos dos meses se han impuesto bloqueos y toques de queda, ejecutados a veces con mano de hierro, lo que ha supuesto una pérdida de vidas mayor que la provocada por el virus. En Uganda, Kenia o Nigeria se han denunciado asesinatos por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado que controlan estas medidas de excepción. En mi aldea, en el oeste de Uganda, donde resido actualmente, salimos de una semana oscura después de que un joven fuera asesinado por los militares. Otras violaciones de derechos continúan, como el desalojo de familias por parte de grandes empresas agrícolas y la alta clase política, en un momento en el que aumenta la vulnerabilidad de la población.

Si bien la batalla para contener la propagación del coronavirus por varios países africanos ha tenido un gran éxito en estos primeros meses, el impacto de las restricciones en la vida ha sido enorme. Muchas personas empobrecidas –uno de cada tres africanos vive por debajo del umbral de la pobreza– y los que se enfrentan al parón de la economía y la pérdida de empleo aún no han recibido ayudas. Ante la ausencia de respuestas estatales, muchas personas sobreviven gracias al ingenio, a la respuesta social informal que les permite mantenerse a flote. Pero esta pandemia no tiene precedentes, por lo que la ausencia del Estado se sentirá más que nunca. Hasta el momento, solo Sudáfrica ha proporcionado ayudas sociales, incluido un aumento en las subvenciones de manutención infantil a través de la Agencia Sudafricana de Seguridad Social, una intervención que muchos países podrían considerar.

A escala mundial, a medida que se intensifican los esfuerzos científicos, persiste la preocupación sobre las desigualdades en el acceso futuro a las vacunas, la tecnología y las pruebas de detección que salvan vidas. Los países ricos almacenan kits de pruebas a expensas de los países pobres, mientras que en muchos países occidentales la brecha racial y de clase es ineludible, con altos índices de infección en comunidades pobres, inmigrantes y otras comunidades no blancas. Hacer frente a este virus y llegar a un mundo nuevo y mejor requiere enfrentarse a los viejos y defectuosos sistemas que generan  desigualdad.


Fotografía: John Wessels / Getty

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