Tráfico de menores y conflictos armados

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Los conflictos armados violan constantemente los derechos de la infancia. Entre las muchas situaciones a las que se exponen, los menores corren el riesgo de ser víctimas de trata, incluso en periodos de transición, según revela un estudio pionero de Naciones Unidas: Trata de niños y conflictos armados.

La trata de menores durante los conflictos adopta muchas formas y tiene diferentes fines de explotación. Son seis las graves violaciones a las que se enfrentan las niñas y niños atrapados en una guerra: reclutamiento y utilización en combates o para funciones de apoyo, asesinato y mutilación, violación y otras formas de violencia sexual como pueden ser la esclavitud sexual o el matrimonio infantil, secuestro, ataques a escuelas y hospitales y negación del acceso a la ayuda humanitaria. Además, con demasiada frecuencia, en los conflictos armados, los menores son castigados, estigmatizados o desatendidos, en lugar de ser reconocidos como víctimas, con derecho a protección, recuperación y reintegración.

El documento enfatiza que la trata de niños es una estrategia utilizada por las partes en los conflictos armados para controlar y aterrorizar a las comunidades, así como para apoyar y sostener las contiendas. El riesgo también existe en periodos de transición (entre la guerra y la paz). Este fenómeno puede desestabilizar la consolidación de la paz y destruir el progreso hacia una paz sostenible.

Las contingencias de la trata de menores están profundamente relacionadas con el género. Las niñas son objeto de explotación sexual y matrimonio infantil con más frecuencia. Los niños tienen más probabilidades de ser objeto de reclutamiento para su uso en las hostilidades. El documento también advierte de que la trata de varones con fines de explotación sexual es poco denunciada y a menudo invisible.

Igualmente, pone de manifiesto la existencia de una gran laguna en las políticas y prácticas sobre la protección de las niñas y los niños en los conflictos armados. Generalmente, se ha prestado poca atención a este fenómeno y casi nada se ha hecho para su prevención. Tampoco se han realizado grandes esfuerzos para conseguir que las personas implicadas en estos crímenes rindan cuentas ante la Justicia. Lo que contribuye aún más a la persistencia de círculos de impunidad.

Esta falta de protección explícita de los menores contra la trata se debe a varias razones. Entre ellas, cabe señalar la ausencia de una referencia explícita e independiente a este fenómeno en los mandatos de las organizaciones internacionales, lo que impide que se haga seguimiento de estas situaciones y se realicen informes independientes sobre ellas. De igual modo, la fragmentación, el aislamiento y las lagunas en la interpretación y aplicación del derecho internacional (que carece de mecanismos específicos para perseguir este crimen) y del derecho humanitario, contribuyen a ello. También se suma la falta de una definición explícita de la trata de menores y cómo se aplica en situaciones de conflicto.

La carencia de garantías en la identificación temprana de los menores víctimas de trata y su derivación para recibir asistencia y protección también favorece la no punición de este crimen. Los procedimientos de verificación de edad como parte de la evaluación de los niños, la escasez de registros y certificados de nacimiento o la ausencia de documentos de identidad contribuyen a que estos menores se vuelvan invisibles y sean olvidados por los Estados, organismos internacionales u ONG, negándoles su acceso a la protección y a la asistencia.

La falta de medios para la investigación de estos crímenes lleva a que en la mayoría de los casos los perpetradores queden impunes. Es más, en muchas ocasiones se culpabiliza a los menores como asociados y colaboradores de los grupos armados o de los círculos criminales, sobre todo, a los que tienen de entre 15 y 18 años de edad, en vez de tratarlos como lo que verdaderamente son: víctimas.

En países de la cuenca del lago Chad, Libia, Sudán, Sudán del Sur, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Somalia, Norte de Mozambique o en el Sahel es frecuente la trata de menores debido a los conflictos que allí se viven.

Por todo eso, hace falta tomar medidas concretas que eviten la trata de menores en situación de conflicto y en las que sean contemplados como víctimas y no como cómplices. Para ello, la identificación temprana es fundamental. Además de su acceso a programas de ayuda que les permitan superar los traumas sufridos y reintegrarse en sus comunidades.

Sin embargo, este no parece ser un problema que ocupe las primeras líneas de las agendas de los distintos países y, hasta ahora, no se ha detectado ninguna voluntad política seria para revertir la condición de estas niñas y niños, más allá de las declaraciones de buena voluntad.



En la imagen superior, un niño soldado recién liberado durante una ceremonia de liberación de niños soldados en Yambio, Sudán del Sur, el 7 de febrero de 2018. Fotografía: Stefanie Glinski / Getty.

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