Por Chema Caballero. A Ntundi le acusaron de brujería. Le achacaron que era responsable de la persistente sequía que asolaba su pueblo. Desde hacía varios años, las lluvias no caían con regularidad. Los campos producían raquíticas cosechas. Los arroyos y pozos empezaban a secarse. Cada día, había que caminar más lejos para conseguir el agua.