Por Chema Caballero.
«Café, té, Milo, galletas». «Café, té, Milo, galletas». Y así repetidas veces, como una letanía. Parece que Aboubakar no se cansa de gritar siempre lo mismo. Solo para cuando alguien le llama. Entonces acerca su carrito hasta el cliente y empieza a preparar su bebida.