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Por Amparo Cuesta, miembro de AEFJN-Madrid
Celebramos el Día de África con muchas actividades: seguro que habrá cantos, danzas, discursos por todo el mundo para celebrar esta jornada y podremos ver ensalzados en la televisión un sinfín de rostros y coloridos que nos muestren parte de la luz y la alegría de los habitantes de ese continente tan lleno de culturas y en el que, según la ciencia, tiene su origen el hombre.
Y sin embargo ese continente se desangra en guerras civiles sin que el mundo reaccione con soluciones efectivas, y sus tierras son acaparadas por fondos de inversión, Gobiernos y compañías que están invirtiendo a gran escala con el objetivo de abastecerse de alimentos y materias primas que puedan asegurar nuestro modo de vida rico y occidental. Este fenómeno, descrito como una forma de neocolonialismo se está produciendo a gran escala, sobre todo en los países pobres o en vías de desarrollo.
Ya no hay conexión entre la producción de bienes y servicios de la economía real frente a la economía especulativa que acentúa las desigualdades económicas. Las mercancías ya no son un bien utilizado para la manutención de quien las produce, para él y sus familias, sino un bien que tiene su valor según cotiza en el mercado.
¿Qué importa cómo se produce? ¿Quién es el ‘actor’ de la mano de obra? Muchas veces niños desde muy corta edad. ¿Qué importa que se les arrebate a pueblos enteros lo necesario y que por ello mueran de hambre?
Todo este neocolonialismo aberrante tiene su origen en el año 2008 en el que se produjo una gran subida del precio de los alimentos, especialmente del trigo, maíz y arroz en países en vías de desarrollo. Ahí comenzaron guerras y motines que lograron la caída de Gobieronos como los de Madagascar o Haití.
La preocupación por conseguir alimentos para sus poblaciones creció en países importadores como Arabia Saudí o Corea del Sur, que quieren tener acceso seguro a sus cereales. El agua es un bien escaso y millones de habitantes de nuestro planeta no tienen agua potable y en buenas condiciones para consumo humano. Tres niños de cada diez mueren por diarreas crónicas. Arabia Saudí, por ejemplo, está dejando el cultivo del trigo intensivo, que necesita abundante agua, a causa de la dificultad que tienen en conseguirla. No es pues muy irreal afirmar que que quien posea la tierra poseerá el agua en mayor o menor cantidad. Y ahí encontramos algunas de las causas del acaparamiento de tierras que se está produciendo en muchos países.
África tiene, según las estadísticas de 2016 de Land Matrix, 422 transacciones abiertas de tierras que afectan a un total de 10 millones de hectáreas. Y esto se debe a que en África la tierra aún es barata y fácil de conseguir. Sus países guardan en sus entrañas y superficies los mayores recursos del planeta y se la mira como una fuente de recursos para el resto del mundo. Así, al acaparamiento de tierras se le unen la explotación de los minerales con que se fabrican las altas tecnologías, la mano de obra barata y el desarrollo de la industria de los agrocarburantes, con un impacto sin medida sobre el habita africano, el desarrollo de sus pueblos y un daño ecológico muy visible hoy en día.
Los pueblos africanos que han guardado celosamente las semillas de sus cultivos de generación en generación se ven ahora invadidos por productos desconocidos que nos le dejan lugar para su plantación. Pueblos enteros se ven obligados a desplazarse de sus tierras, dentro y fuera de sus países, donde no existen leyes para la acogida de estos desplazados, que se ven obligados a emigrar hacia Europa y el continente americano. Cientos de ellos mueren en ese trayecto, sepultados en las aguas de Mediterráneo o, si son mujeres, y niños utilizados para la trata de personas.
Las compañías europeas parecen estar en primera fila de las adquisiciones de tierras en África para el cultivo de los agrocombustibles, con Inglaterra a la cabeza según un articulo aparecido hace unos años en The Guardian , en el que se decía que las empresas británicas lideran la compra de tierras para la polémica producción de biocombustibles que tanta agua necesita para su explotación. También son grandes inversores Malasia, China e India.
Los países mas afectados con mas de 3,2 millones de hectáreas son Mozambique -con el famoso corredor de Nacala- y Senegal. Pero el acaparamiento es también muy importante en RDC, Etiopía, Egipto, Nigeria, Sudán y todos los países de África Occidental.
La Red África, Europa, Fe y Justicia -cuyo Secretariado está en Bruselas- hace un trabajo de presión y asesoramiento a los parlamentarios europeos que denuncien esta realidad y consigan, al menos, moratorias para estas transacciones, así como la creación de leyes que regulen y protejan el acaparamiento de tierras. Esta Red,fundada por congregaciones religiosas misioneras que han trabajado de lleno en África, tiene grupos en diferentes ciudades de Europa. Por tanto, conocen estas realidades de primera mano y son testigos vivientes del sufrimiento que este expolio causa en sus habitantes.
Día de África. Día, pues, de Derechos Humanos. Día de la Defensa de la Tierra para quien la trabaja y la posee de generación en generación. África para los africanos.
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