A vueltas con la Mutilación Genital Femenina

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado una nueva alarma sobre la Mutilación Genital Femenina (MGF). Mientras los esfuerzos por erradicarla en todo el mundo ganan terreno y las cifras de niñas que son sometidas a esta práctica desciende, se ha detectado que un gran número de las que todavía se practican son realizadas por personal sanitario.

Estos trabajadores de la salud desempeñan un papel primordial en su erradicación en muchas partes del mundo, pero, ahora, la organización internacional ha detectado que, al menos, una de cada cuatro que se realizan son llevadas a cabo por ellos. Solo en 2020, unos 52 millones de niñas y mujeres sufrieron esta amputación a manos de personal sanitario.

La MGF es una clara violación de los derechos de las niñas y pone en riesgo su salud, por eso los sanitarios deberían ser los primeros agentes en la lucha contra ella. En cambio, no todos parecen pensar lo mismo. No por ser realizada por ellos, la práctica en menos dañina para las mujeres que la padecen. La OMS advierte de que incluso los procesos ‘medicalizados’ pueden conllevar heridas más graves.

Ante esta realidad, la OMS se ha visto obligada a emitir unas nuevas pautas, demandando una mayor implicación en la erradicación de este fenómeno por parte de doctores, gobiernos y comunidades locales. En ellas destaca que el personal sanitario debe ser agente de cambio antes que perpetradores de esta costumbre nociva.

En 30 países de todo el mundo todavía se practica la MGF, lo que pone a millones de niñas en peligro de sufrirla cada año. Las consecuencias de ser sometidas a ella van desde problemas de salud, incluida salud mental, hasta graves riesgos obstétricos y, a veces, la necesidad de reparaciones quirúrgicas.

Las directrices recientemente publicadas por la OMS también tienen en cuenta a estas personas y sugieren medidas para mejorar la atención a las supervivientes en diferentes etapas de sus vidas.

Gambia es uno de los 10 países con mayor índice de MGF de África. En 2015, se prohibió esta práctica en el país. Una ley convirtió todos los actos de MGF en delito penal. Además, el Gobierno de Gambia adoptó una estrategia y política nacional para 2022-2026 con el fin de poner fin a esta práctica en todo el  país para 2030. A pesar de ello, se ha seguido practicando. Se estima que, como mínimo, el 73% de las gambianas entre 15 y 49 años han sido sometidas a esta violación de sus derechos. La gran mayoría la sufrieron antes de cumplir los 5 años. Más del 20% de las afectadas fueron infibuladas, lo que significa que el área genital fue cortada y cosida.

Esto demuestra que no todos los sectores de la sociedad están de acuerdo con la prohibición. Especialmente los líderes religiosos musulmanes que llevan desde 2015 lanzando campañas para que se revierta. En junio de 2014, el Parlamento gambiano votó una enmienda a la Ley de la Mujer que pretendía poner fin al veto. Afortunadamente, una mayoría de parlamentarios votaron en contra de ella.

Sin embargo, los detractores de la ley no se han rendido. Recientemente se presentó ante la Corte Suprema de Gambia un recurso para revertir la ley que prohíbe la MGF. El 15 de abril, el alto tribunal dictaminó que tiene jurisdicción para escuchar el recurso. Los demandantes argumentan que la legislación que penaliza la MGF es incompatible con varias disposiciones de la Constitución de 1997, incluyendo los derechos de igualdad, libertad de expresión, las prácticas culturales y religiosas, y la vida familiar. Por tanto, sostienen que la ley, al vulnerar las garantías constitucionales, debería ser derogada. La decisión del Tribunal Supremo de admitirla a trámite allana el camino para una batalla constitucional sobre esta práctica.

Gambia es un caso claro de que la lucha contra esta costumbre dañina para las mujeres está muy lejos de ser ganada. Todavía queda mucho camino por recorrer.



Imagen superior: 123RF

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