Publicado por Enrique Bayo en |
Del 1 al 6 de agosto, más de 600.000 jóvenes de todo el mundo se encontrarán con el papa Francisco en Lisboa con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). La presencia de África en la capital portuguesa está asegurada y será mucho más numerosa que en la cita de Panamá, en el año 2019, donde fue casi insignificante. En Lisboa, donde las previsiones auguran una mayor participación, es posible que se repita el mismo escenario que en la JMJ de París en 1997, donde los jóvenes africanos de la diáspora fueron diez veces más numerosos que los llegados desde el continente.
Las Iglesias africanas, las más jóvenes y dinámicas del mundo, llevan tiempo preparando con entusiasmo el envío de sus delegaciones a Lisboa. En algunos casos, los grupos han podido reunirse de manera periódica para reflexionar sobre los temas del encuentro de agosto, que tiene como lema «María se levantó y partió sin demora». Sin embargo, es obvio que el alto coste de los viajes y las dificultades para obtener los visados de entrada en Europa limitarán mucho la llegada de los jóvenes africanos a Portugal. La página web oficial de la JMJ ofrece cifras de las delegaciones de algunos países del continente: Gabón tiene prevista una delegación de 60 jóvenes peregrinos; Burkina Faso y Níger, enviarán conjuntamente 75, tres más que Etiopía. Togo estará representado por una veintena de jóvenes, que estarán acompañados por seis sacerdotes y una religiosa. En el caso de Kenia, la delegación ha quedado fijada en 41 jóvenes, dos obispos, ocho sacerdotes y dos religiosos.
Se trata de cifras muy modestas comparadas con España, que a principios del pasado mes de junio lideraba las inscripciones a la JMJ de Lisboa con más de 40.000 peregrinos, una enorme participación favorecida –aunque no solo– por la proximidad física de Portugal.
La Iglesia de República Democrática de Congo, el país con mayor número de católicos en África, quiere participar en Lisboa con unos 500 jóvenes que representarán a las 48 diócesis del país. Según informa el diario francés La Croix, la organización del país centroafricano abrió el plazo de inscripción en julio de 2022. El comité organizador congoleño de la JMJ, que preside el P. Zephyrin Ligopi, secretario de la Comisión Episcopal para el Apostolado de los Laicos, ha seleccionado cuidadosamente las solicitudes llegadas desde todo el país y remitido las demandas de visado al centro Schengen de Kinshasa, oficina que decidirá finalmente quién viaja y quién no.
El largo proceso de inscripción y selección de los jóvenes congoleños candidatos a viajar a Lisboa ha estado marcado por las precauciones para asegurar, en la medida de lo posible, su regreso al país después de la JMJ. Cada candidato, además de conseguir el dinero necesario para pagar su billete de avión, ha tenido que rellenar una preinscripción individual y conseguir las firmas de conformidad del moyangeli (‘responsable’, en lingala) de su comunidad eclesial de base y de su párroco. Los menores de edad han necesitado, -además, la autorización de sus padres. En el caso de los jóvenes religiosos y religiosas, su superior mayor ha tenido que firmar una declaración autorizando el viaje a Lisboa.
Conocidas las dificultades que encuentran los africanos para obtener visados de entrada en Europa y las dudas para asegurar el regreso de los peregrinos, algunas Iglesias africanas han renunciado a enviar una delegación a la JMJ de Lisboa. Es el caso de la pequeña Iglesia de Marruecos. El portal suizo Caht.ch, se hace eco de las declaraciones del P. Daniel Nourrisat, párroco de la catedral Saint Pierre de Rabat, que explica la decisión por el hecho de que «20 de los 40 participantes en la JMJ de Roma del año 2000 no regresaran a Marruecos».
No obstante, en el país norteafricano y en muchos lugares del continente, los jóvenes se están preparando para vivir la JMJ en sus parroquias, grupos y comunidades gracias a la televisión y las conexiones online, sobre todo para seguir en directo las multitudinarias celebraciones litúrgicas en las que, si su salud se lo permite, estará presente el papa Francisco: las vigilias y las misas de apertura y del envío misionero.
En este sentido, una iniciativa interesante es la que tendrá lugar en Abobo, un barrio periférico de Abiyán, ciudad costera de Costa de Marfil. Según La Croix, la comunidad de religiosas javerianas de este enclave organiza encuentros juveniles desde 2013, pero este año tendrá envergadura nacional gracias a la implicación del Movimiento Eucarístico de Jóvenes. Del 4 al 6 de agosto se esperan en Abobo cerca de 500 jóvenes para vivir la JMJ «en comunión espiritual con los jóvenes cristianos del mundo entero», asegura la religiosa javeriana Grâce Oga.
En Lisboa o en el continente, lo importante es que la JMJ ayude a los cristianos africanos y a los del resto del mundo a implicarse en la sociedad y en la Iglesia para que, como dice el Papa, «no sean “jóvenes de sofá” y no se dejen anestesiar por quienes tienen todo el interés en tenerlos atontados y adormecidos».