Isaías y un campo de fútbol

P. João Mponda, desde San Lorenzo (Ecuador)

Mi familia es católica pero a mí nunca se me había pasado por la cabeza dedicar mi vida al servicio del Señor. Si hoy soy sacerdote es gracias al fútbol, porque en mi barrio solo existía el campo de la parroquia y para poder jugar nos obligaban literalmente a ir a misa. No sé si era una táctica buena o no, pero en mi caso fue decisiva. Uno de esos domingos, durante la celebración se proclamó una lectura de Isaías: «Entonces oí la voz del Señor que clamaba: “¿A quién enviaré? ¿Quién irá por nosotros?”. Y yo respondí: “Aquí estoy. ¡Envíame!”». Esto llegó a mi corazón y me sentí invitado a responder a esta llamada de Dios.

Entré en contacto con los Misioneros Combonianos e inicié un largo camino formativo. Primero en Mozambique, mi país, y más tarde en Portugal y Perú, hasta que en enero de 2021 fui ordenado sacerdote. Después me asignaron a Ecuador, donde estoy desde hace un año. Trabajo en el vicariato apostólico de Esmeraldas, en la parroquia San Lorenzo Mártir, ubicada en el municipio del mismo nombre. Tenemos una población de unos  57.000 habitantes, en su mayoría afroecuatorianos, aunque también hay algunos indígenas y mestizos.

Dada esta heterogeneidad, la actividad pastoral tiene sus peculiaridades. Soy responsable de todas las áreas pastorales rurales de la misión comboniana, que incluye 33 comunidades divididas en tres regiones geográficas y culturales muy diferentes: la costa, donde se encuentran principalmente los afroecuatorianos; la selva, donde vive la población indígena; y las islas, donde tienen sus hogares los mestizos.

Evangelizar en estas zonas es siempre un gran desafío. Es difícil visitar las comunidades, especialmente las indígenas y las mestizas. En el caso de las primeras, tenemos que caminar de tres a cuatro horas para llegar allí. Las principales actividades pastorales que realizamos son la formación de catequistas y líderes locales, formación bíblica, cursos para jóvenes y adolescentes sobre valores cristianos y cursos de música.

Recientemente hemos lanzado una iniciativa llamada «Encuentro Juvenil», que consiste en un intercambio de experiencias entre muchachos de las diferentes zonas parroquiales. Lo hacemos a través de un campeonato de fútbol en el que participan jugadores de las tres regiones. Estos eventos crean conocimiento mutuo y mayor socialización entre los miembros de la comunidad.

Con estas actividades formativas y lúdicas pretendemos empoderar a las personas y promover una vida en la que estén presentes valores humanos y cristianos como la fraternidad, la tolerancia y el respeto. De esta manera, sobre todo los jóvenes, tienen las herramientas necesarias para tomar decisiones conscientes en sus vidas y no dejarse llevar por la delincuencia, el crimen y las drogas.

La situación de la misión de San Lorenzo, plagada de pobreza, inseguridad y criminalidad en casi todas las comunidades rurales, parece decirnos que nuestro trabajo es una batalla perdida. Sin embargo, sin perder la esperanza, estamos llamados a perseverar e implorar la gracia de Dios. Nuestra cercanía a estas comunidades brinda a las personas consuelo y esperanza. Nuestra presencia les dice que estamos con ellos en la lucha, que no los abandonamos a pesar de la difícil situación que viven.

El compromiso que los misioneros combonianos tenemos con estas comunidades nos lleva a compartir nuestra vida con este pueblo particular y a entregar la vida a su servicio con alegría y disponibilidad.

Estoy convencido de que de estas comunidades cristianas, pobres materialmente pero llenas del Espíritu Santo, surgirán hombres y mujeres que, en nombre de la Iglesia, darán testimonio de la alegría del Evangelio en todos los pueblos del mundo.


En la imagen supeior, el P. João Mponda con un grupo de niños pertenecientes a las comunidades indígenas de San Lorenzo Mártir. Fotografía: Archivo personal del autor