Publicado por Javier Fariñas Martín en |
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«Las decisiones que tomemos hoy moldearán el futuro de nuestro continente y el de las generaciones venideras». La vicepresidenta de la Comisión de la Unión Africana, Monique Nsanzabaganwa, marcó con estas palabras el inicio de la 56.ª sesión de la Conferencia de Ministros de Finanzas, Planificación y Desarrollo Económico africanos, celebrada en Victoria Falls (Zimbabue) a primeros de marzo. En el encuentro, que tuvo como tema de reflexión la «Financiación de la transición hacia economías verdes inclusivas en África», los participantes destacaron la necesidad de incidir en la lucha contra el cambio climático y sus efectos –cuyo coste estimaron en un 5 % del PIB continental–, mejorar las políticas económicas y transformar la arquitectura económica global.
Esta fue también una de las peticiones que los obispos africanos trasladaron a los dirigentes políticos antes del inicio de la reunión. En una declaración firmada por el presidente de la Comisión de Justicia, Paz y Desarrollo del Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar, Mons. Stephen Dami Mamza, reconocen que «las medidas financieras que África necesita hoy requieren una revisión del sistema financiero mundial que pueda abordar una rápida reducción de la deuda y, al mismo tiempo, permitir un mayor acceso a la financiación para el desarrollo sostenible». En este sentido, el también obispo de Yola (Nigeria) señala que «el reciente ingreso de la Unión Africana en el G20 brinda una nueva oportunidad de influir en el acuerdo sobre reformas significativas para un sistema financiero mundial que responda mejor a las necesidades de África».
La Iglesia africana considera que la estructura económica y financiera del continente debe sustentarse en tres pilares: una condonación de la deuda dirigida a la consecución de los ODS y el Acuerdo de París sobre el clima –«podemos evitar mucho sufrimiento, a un coste menor, emprendiendo recortes tempranos y preventivos de la deuda»–, el aumento de recursos para el desarrollo en condiciones asequibles –«las reformas deberían establecer vías más sencillas para financiar instituciones de financiación del desarrollo como el Banco Africano de Desarrollo»–, y un mayor control de los recursos económicos y financieros –«la determinación inquebrantable para atajar la corrupción y el robo son un complemento clave para impulsar la confianza en el uso de los recursos públicos»–.
En su comunicado, la Comisión de Justicia Paz y Desarrollo destaca las diversas crisis que afectan al continente y recuerda que «en África subsahariana el número de personas que sufren estrés por inseguridad alimentaria o por alguna otra crisis se ha más que duplicado desde 2019, alcanzando los 420 millones de personas el año pasado».
En la imagen superior, Monique Nsanzabaganwa, vicepresidenta de la Comisión de la Unión Africana. Fotografía: Simon Maina / Getty
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