«África tiene recursos para solucionar sus propios conflictos»

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Entrevista a Dagaugh G. G. Komenan sobre el libro colectivo Guerra y paz en África, que él coordinó.


¿Cómo acabar con las guerras en África? Está es una de las preguntas – quizá la principal– que subyacen en Guerra y paz en África. Visiones retrospectivas de un continente buscando la paz, un ensayo colectivo (o colección de ensayos) que editan Catarata y Casa África con una particularidad: la veintena larga de autores que en él participan son africanos. «Porque a menudo se pueden leer interpretaciones desde fuera, pero quería que fueran los propios africanos los que hablaran de sus propias realidades», explica el historiador marfileño Dagauh G. G. Komenan que coordinó el proyecto y que habló con MUNDO NEGRO.

¿Cómo surgió la iniciativa del libro?

Hay dos factores que contribuyeron. El primero es que trabajo sobre los conflictos y percibo que falta mucho material en español. Lo hay en inglés y en francés, pero en español, poco. Por otra parte, en 2018 participé en una obra colectiva titulada La juventud en África que coordinó mi amiga Celina Del Felice y me dio la idea de hacer un libro con expertos africanos sobre conflictos y sus soluciones.

Si alguien lee este libro sin saber mucho de África, o conociéndola desde los prejuicios habituales, ¿cuál es la idea con la que dirías: «mira, si se queda con esto, yo ya estoy satisfecho»?

Una de las cosas que más me asombran es que en todos los textos se afirma, de una u otra manera, que los africanos tienen suficientes recursos para que la gente los escuche. Aunque cada autor hable de un tema distinto, siempre notas que la idea principal es que África tiene elementos para solucionar sus conflictos. Para mí, es la idea clave que he captado como resumen de todos los textos.

En el libro se habla de 25 conflictos en África. Evidentemente, África son muchos países y son realidades diversas. Pero ya que en el libro se plantea así, ¿por qué crees que hay tantos?

Para responder a esta pregunta tengo que copiar una idea de Rahmane Idrissa, autor del último texto. Él dice que se debe a un fracaso del Estado en África, que no ha entendido bien lo que quiere su población. Se intentó seguir un modelo colonial sin la fuerza que disponían las potencias coloniales, lo que dio lugar a una mezcla inestable que a veces explota en forma de guerra civil o de violencia social. Es lo que pienso, sobre todo después de leer a todos los autores que plantean sus ideas sobre la guerra.

Portada del libro


Por descender a lo concreto, hace poco alguien me explicaba la guerra de Biafra diciéndome que la coexistencia étnica siempre había sido problemática en el territorio que había en lo que ahora es Nigeria, pero que siempre, más o menos, habían encontrado sus formas de convivir. Sin embargo, la colonia británica, al dar más poder a los hausa-fulani sobre los demás, habría roto esos equilibrios y provocado una sensación de amenaza respecto a los igbo, como aspirantes al poder, creando un caldo de cultivo para que en ese nuevo país independizado se dieran conflictos cada cierto tiempo. ¿Qué piensas?

En cualquier conflicto, nada es tan simple. Nunca es solo una etnia contra otra. Para entender el conflicto en Nigeria hay que ir incluso más allá de la colonia. Antes existía el califato de Sokoto en el norte, que como toda teocracia musulmana divide el mundo en dos partes: el Dar al-Islam y el Dar al-Harb, la zona que no forma parte del islam que es donde la gente puede hacer la guerra, coger esclavos… Y esos rencores no han desaparecido del todo. Cuando se van los colonos, eso resurge de manera indirecta. Esto no explica todo, pero sí algunas cosas. Si nos quedamos en eso, es simplificar.

¿Qué hay que hacer para lograr una cultura de paz?

Hubo un tiempo en el que había imperios que vivían en paz en África. Lo mejor que podríamos hacer es ver cómo lo hicieron ellos en su época y copiarlo adaptándolo a nuestra realidad. Pienso que es lo lógico. ¿Cómo lograron mantener esa paz durante siglos? Nosotros no lo conseguimos ni unas pocas décadas.

De acuerdo, pero a veces cuando escucho esto –y no sé si es por escepticismo– recuerdo que la historia a nivel mundial ha sido una historia llena de conflictos. No pongo en duda que en África hubiera una paz duradera, pero también sospecho que quizá hay una idealización del pasado menos conocido. Y esto, desde luego, no es exclusivo de África sino que es un sesgo común de que hubo un pasado edénico que en algún momento se estropeó. Pasa en todas las culturas. ¿Hasta qué punto se conocen bien esos períodos para pensar que eran más pacíficos que ahora? Porque por otra parte hay autores que dicen que este es uno de los momentos más pacíficos de la humanidad en términos de especie.

Es entendible tu punto porque vivimos en una época en la que hay mucha información. Pero también hay historiadores árabes que visitaron los imperios de la zona del Sahel y escribieron lo que vieron. Creo que si entonces hubiera habido conflictos, habría aparecido en los libros. Es verdad que las fuentes árabes, que se usan para la zona del Sahel, hablan de conflictos fronterizos, pero en términos generales, sobre todo comparándolos con este momento, fueron tiempos más pacíficos. Y más si tenemos en cuenta el tamaño de esos territorios. El imperio de Malí, por ejemplo, iba desde Níger hasta Senegal. Hoy en día pones un país africano de ese tamaño y cada semana la gente la va a liar. Así que pienso que entonces era más tranquilo, especialmente por los acuerdos que se procuraban, de los que hay reminiscencias. Una persona me mandó un resumen en el transcurso de la creación del libro en el que se decía que había una forma de diplomacia interétnica que hoy en día existe, pero en el ámbito cultural; ha perdido su sentido político. Entonces se hacían juegos entre los pueblos para mantener vínculos de hermandad y parentesco. Pienso que esos vínculos se podrían reanudar y darles una forma más moderna para gestionar los conflictos. No es que no hubiera conflictos y todos fueran felices y comieran perdices, sino que los problemas no escalaban hasta un punto tan alto y explosivo como llegan ahora.

Pensando en un futuro de diez años, ¿cómo ves el continente a nivel de paz y de conflictos?

A nivel global las cosas se están tranquilizando, pero surgirán nuevos conflictos. Por ejemplo en Chad, donde siempre ha habido un ciclo de violencia que aparece y desaparece. Hay zonas tradicionalmente inestables. Pero creo que con los nuevos enfoques, sobre todo de las organizaciones africanas, si son capaces de escuchar a sus pueblos en vez de intentar proteger sus intereses, podríamos ir hacia sociedades pacíficas. En el caso de Malí ha habido un golpe de Estado apoyado por buena parte de la sociedad mientras las organizaciones ponían sanciones internacionales… Si hay una simbiosis entre las élites africanas o, más bien, los dirigentes, con los deseos de sus pueblos, podremos llegar a una sociedad pacífica.

En tu opinión, ¿predominan los problemas de orígenes culturales y de ideas como los terrorismos religiosos, o hay más un trasfondo de luchas por los recursos? Aunque los motivos estén mezclados, ¿cuáles tendrán más protagonismo en el futuro?

En primer lugar, el islamismo que se observa ahora mismo es como la fiebre que tapa una enfermedad más grave. En el Sahel hay un conflicto grave entre las élites políticas y las islámicas, que son élites precoloniales que han ganado mucho poder gracias a las intervenciones de las potencias del Golfo. En el continente, en general, hay una corrupción endémica. Lo noto cuando hablo con amigos de otros países africanos. Su enfado, la ira que tienen, es sobre todo por la corrupción de las élites. Si se soluciona ese problema, gran parte del camino estará hecho.

Por acabar en positivo, ¿qué países han sido capaces de crear políticas de paz?

El único país que me sale es Ghana. Incluso ha logrado impedir que el secesionismo llegue a un conflicto abierto. Creo que ha conseguido desarrollar una atmósfera de paz. La obra del recién difunto Jerry Rawlings ha sido muy importante para alcanzar esos logros. Soy de Costa de Marfil, pero he vivido en Ghana y sus visiones son completamente distintas.

Foto de portada: José Luango Cabrera

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