Publicado por Javier Fariñas Martín en |
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La historia esconde pequeñas casualidades que, puestas a la luz, aportan ciertas connotaciones a la actualidad. Una de ellas recuerda que Cecil Rhodes, el hombre más rico del planeta en su época, el que ideó el faraónico proyecto de unir por ferrocarril El Cairo con Ciudad del Cabo, fue el fundador de De Beers Consolidated Mines, la que hoy es una de las grandes corporaciones de diamantes en el mundo. Por eso, las negociaciones para renovar el acuerdo de explotación que están protagonizando el Gobierno de Botsuana con De Beers sientan a la mesa a uno de los países africanos con mayor estabilidad en el continente frente a uno de los símbolos del pasado colonial. La vinculación del país austral con la compañía, con sede en Luxemburgo, tiene más de 50 años de -historia.
La extracción de las gemas, cuyo marco expira el próximo mes de junio, se realiza bajo el paraguas de una empresa de titularidad conjunta, Debswana, que vende un 75% de la producción a De Beers y el 25% restante a la estatal Okavango Diamond Company. Se estima que Botsuana obtiene cerca de 4.500 millones de dólares anuales por la venta de su parte de las gemas y por los impuestos del contrato con De Beers, principalmente.
Gaborone pretende que el nuevo marco regulador no solo equipare el reparto de la explotación al 50 %, sino que también valore como gemas pulidas las piezas más grandes –con el consiguiente incremento de su precio–, y no como gemas en bruto. Este modelo no es una utopía, ya que la minera Lucara y la compañía belga HB Antwerp ya lo han puesto en práctica en el país austral. El pasado 9 de marzo, el presidente botsuano, Mokgweetsi Masisi, reconoció que «estamos ante un gigante, pero queremos lo que es nuestro. Queremos una mayor participación y lo estamos intentando a través de negociaciones. Si las conversaciones se vuelven difíciles, diremos “no”». La cuestión, y así se lo plantean distintos analistas en medios locales y especializados, es si Botsuana tendrá la capacidad de mantener la explotación diamantífera sin De Beers, pero también si los «herederos» de Rhodes pueden arriesgarse a perder su principal vía de abastecimiento: cerca del 70% de las piedras en bruto con las que trabaja la multinacional proceden de las minas de Botsuana. Que Masisi haya alabado el acuerdo entre Lucara y HB Antwerp no hace sino añadir interrogantes a un acuerdo cuya ruptura, no obstante, pocos auguran.
En este contexto, la historia reciente regala más curiosidades. La actriz de origen keniano Lupita Nyong’o fue nombrada en octubre de 2022 primera embajadora global de De Beers. En la página web de la compañía, en un mensaje de cuatro líneas, dice: «Esta campaña da vida al poder transformador que siento cuando uso las creaciones de diamantes de De Beers y el orgullo de saber de dónde vienen y el bien que hacen».
En la imagen superior, panorámica de la mina de Orapa, en Botsuana, una de las mayores explotaciones de diamantes del mundo, propiedad de Debswana. Fotografía: Per-Anders Petterson/Getty
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