Por Javier Fariñas Martín. «En menos de dos semanas, millones de ciudadanos de dos países separados por unos 6.500 kilometros en línea recta tuvieron que ir a las urnas. Unos, por orden cronológico, para elegir a su primer ministro –no renovaron al anterior–. Otros, los segundos, para hacer lo propio con su presidente...»