Círculos viciosos

en |



A un año de las elecciones, la economía ghanesa sufre en un contexto internacional complicado



La economía ghanesa tiene problemas. Según el Servicio Estadístico de Ghana, la subida de la inflación en septiembre fue del 38,1 % respecto a un nivel base situado en 2021. Siendo altísimo, el dato mejora y se va alejando del 54,1 % de finales de 2022. Mientras tanto, la deuda lleva años acercándose peligrosamente al valor del PIB del país y el Gobierno ha tenido que dedicar más de dos tercios de sus ingresos a pagar por el servicio de esta. Por contextualizar, se trata de una inversión en devolución del capital prestado más intereses que cuatriplican lo invertido en partidas como salud, educación o protección social. Tampoco el cedi, la moneda local, ha salido indemne de esta tormenta, pues ha perdido más de la mitad de su valor respecto al dólar estadounidense en un año. Y con todo, la jerga económica esconde que detrás de las cifras están las personas que viven tiempos más que difíciles. 850.000 ghaneses, según el Banco Mundial (BM), han caído en la pobreza por culpa del alza generalizada de los precios, a los que hay que sumar los seis millones que ya encajaban en la definición de pobreza. Más de la mitad de los trabajadores se saltan alguna comida al día en un país productor de oro y cacao, con reservas de petróleo y gas. A menudo puesto como ejemplo de éxito democrático y de prosperidad en África occidental, la crisis derivada de la pandemia y la guerra de Ucrania han golpeado especialmente al país. Así explica el Gobierno los males sufridos, pero un informe del BM responsabiliza también a los políticos, incapaces de «aplicar reformas significativas y sostenibles» para lograr solvencia fiscal y una buena gestión de la deuda.

Llegan las protestas
Los planes del presidente ghanés, Nana Akufo-Addo, se torcieron durante la pandemia. En la imagen, en una reunión en Bruselas como uno de los representantes de la Unión Africana. Fotografía: Therry Monasse / Getty. En la imagen superior, «Ghana es la escena de un crimen» reza el cartel de un manifestante que protesta en Accra por el aumento del coste de la vida. Fotografía: Ankomah / Getty

Así las cosas, no es raro que el malestar se refleje en forma de protestas porque la mayoría de la población atribuye la crisis a la corrupción. Según una encuesta del Afrobarómetro, un instituto panafricano con sede en Accra, el 83 % cree que parte de los fondos recibidos por la pandemia fueron malversados y una auditoría reveló que parte de las vacunas compradas no llegaron al país. Hay nuevos casos, como el de la exministra de Saneamientos y Recursos Hídricos, -Cecilia Abena Dapaah, que dimitió tras declarar sus empleadas domésticas, acusadas de haber robado a la política, momento en el que se desveló que esta guardaba en su domicilio un millón de dólares, 300.000 euros y joyas, lo que provocó la acción de la Fiscalía. Con esa percepción de corrupción y falta de rendición de cuentas, en los últimos meses se han producido varias marchas multitudinarias protagonizadas en su mayoría por jóvenes. Los manifestantes han pedido, por ejemplo, la cabeza del Gobernador del Banco Central, Ernest Addison, por su papel durante la presente crisis. La entidad reconoció este verano una pérdida de 60.800 millones de cedis –cerca de 5.000 millones de euros– en un solo ejercicio. Según el Congreso Nacional Democrático (NDC, por sus siglas en inglés), principal partido de la oposición, el Banco Central imprimió dinero ilegalmente para prestárselo al Gobierno, provocando una depreciación de la moneda y el alza inflacionaria. El organismo niega mala gestión y justifica las pérdidas por las fluctuaciones en el tipo de cambio y por el impago de los préstamos contraídos por las instituciones estatales. En agosto, la entidad financiera reconoció que el Gobierno le había comunicado que no disponía de dinero y que en vez de devolver más de 300 millones de euros que le debía, los dedicaría a la reestructuración de la deuda. Según algunos expertos, el Gobierno de Akufo-Addo habría abusado de su poder al obligar al Banco Central a incumplir sus normas. Pero las protestas también han apuntado directamente al Gobierno. A finales de septiembre, más de 50 personas fueron detenidas para evitar que alcanzasen la residencia oficial del presidente ghanés. Los manifestantes denunciaron malos tratos por parte de la policía.

Vuelve el FMI

En 2022, el Gobierno solicitó al FMI un programa de préstamos. Los objetivos principales eran bajar la inflación, mejorar el cambio del cedi, lograr la sostenibilidad fiscal y restablecer la confianza de los inversores. Meses después, el programa ofrece algunos resultados: el PIB ha repuntado en los dos primeros trimestres de 2023, la inflación ha bajado y la caída del cedi se ha desacelerado. El equipo de Akufo-Addo trabaja con sus acreedores para reestructurar parte de la deuda. El ministro de Finanzas, Ken Ofori-Atta, confía en haber «doblado la esquina». El jefe de la Misión de Ghana en el FMI, Stéphane Roude, dijo que las autoridades estaban aplicando con éxito su reestructuración de deuda interna y que «habían puesto en marcha reformas de alcance». Aunque apostilló que aún queda mucho por hacer. Una de las condiciones que impuso el FMI al país era la reducción del pago de intereses de la deuda nacional. El Gobierno negocia con sus acreedores tipos de interés más bajos y plazos de amortización más largos, con respuestas desiguales por parte de estos. El primer desembolso del FMI se ejecutó en mayo por más de 560 millones de euros. Para el segundo, Ghana se ha centrado en la reestructuración de la deuda con China y los miembros del Club de París y ha logrado activar un desembolso similar. Son dos partes de un préstamo que, cuando se complete, alcanzará casi 3.000 millones de euros con condiciones.

Y las elecciones

Los comicios de finales de 2024 se acercan y la situación económica jugará un papel clave. El New Patrioctic Party (NPP) celebrará primarias el mes que viene para sustituir a Akufo-Addo, que tras dos mandatos no podrá volver a presentarse. El NDC ha elegido ya al expresidente John -Dramani Mahama, candidato fallido en las últimas dos ocasiones. 

La mala situación económica ha hecho más profunda la desilusión de los ghaneses con Akufo-Addo, que comenzó generando muchas esperanzas dentro y fuera del país. El político, que prometió riqueza y felicidad, logró buenos resultados en sus primeros años de mandato con datos espectaculares –fue una de las economías que más creció– y gestos que conquistaron a población y analistas, como la gratuidad de la enseñanza secundaria, la reducción de las tarifas eléctricas o el nombramiento de un fiscal especial contra la corrupción, un cargo que ahora le complica la vida acorralando a su exministra. También entonces, el presidente rechazó parte de un préstamo del FMI que había comprometido el anterior Gobierno. Nada es para siempre.

Colabora con Mundo Negro

Estamos comprometidos con la información sobre África

Si te gusta lo que hacemos, suscríbete a nuestra revista o colabora con nuestro proyecto