«Cuando hay intereses, hay riesgo de manipulación»

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Steve Ouma Akoth, activista político keniano

El próximo 9 de agosto los kenianos están llamados a las urnas para elegir un nuevo presidente y renovar la Asamblea Nacional y el Senado. Ante esta importante cita electoral, MUNDO NEGRO ha entrevistado al profesor keniano Steve Ouma Akoth, doctor en Derechos Humanos y activista político con una amplia experiencia en foros nacionales e internacionales.

Las últimas convocatorias electorales en Kenia han estado marcadas por la tensión e incluso por la violencia. ¿Tendremos en agosto unos comicios tranquilos y pacíficos?

En Kenia hemos sufrido mucha tensión y varias crisis de violencia antes y después de las tres últimas elecciones porque la competición entre los diferentes candidatos es muy intensa, pero la tendencia es hacia un cierto apaciguamiento de este tipo de crisis. En cualquier caso, nadie está en condiciones de garantizar unas elecciones tranquilas y pacíficas en agosto.


William Ruto, el pasado 4 de junio, en el primer mitin tras su designación oficial como candidato a la presidencia keniana. Fotografía: Yasuyoshi Chiba / Getty

¿Cuáles son las causas de las tensiones recurrentes en torno a los comicios?

Las elecciones en Kenia empezaron a estar marcadas por la tensión y la violencia a partir de 1991, cuando el país accedió al pluripartidismo. No se debe a que el país no haya asumido como positivo el sistema multipartidista, sino a que los líderes políticos, especialmente aquellos que gobiernan, usan la diversidad lingüística y étnica como un instrumento en su propio beneficio, lo que crea inevitablemente tensiones. En segundo lugar, el presidente de Kenia acumula demasiado poder y lo controla casi todo, y si a ello le sumamos el hecho de que los ciudadanos de este país tienen la impresión de que si el presidente de turno pertenece a su mismo grupo étnico podrán beneficiarse de ello, también se generan tensiones. Aunque la Constitución de 2010 intentó reorganizar el excesivo poder del presidente del Estado, no lo ha conseguido del todo. Por último, los brotes de violencia pre o poselectoral se ven favorecidos porque la Comisión Electoral está manipulada. La Constitución la defiende como un órgano independiente que tiene el poder de establecer los límites o fronteras entre las distintas instituciones del país, pero es papel mojado porque no se hace ningún esfuerzo serio para acabar con la ­reiterada manipulación de la Comisión Electoral.

¿Qué personas o grupos la manipulan?

En las últimas tres elecciones se ha visto claramente que las personas que están en el poder tienen recursos y mecanismos para manipular a su favor a la Comisión. No está claro que desde fuera del poder se la pueda manipular, pero es evidente que los que han ostentado el poder lo han hecho. Para los comicios del próximo mes de agosto, el presidente saliente, Uhuru Kenyatta, apoya abiertamente a uno de los candidatos [el hasta ahora líder de la oposición,  Raila Odinga] y aunque no se puede predecir, tal y como ha ocurrido en el pasado, cuando hay intereses en juego por parte del poder, el riesgo de manipulación existe.


Steve Ouma Akoth, durante la entrevista con MN. Fotografía: Enrique Bayo

Esto me lleva a preguntarle sobre la corrupción. ¿Cuál es la situación en Kenia?

La corrupción en Kenia es un problema muy agudo, es una crisis. El presidente ha reconocido que el Estado pierde cada día mucho dinero debido a ella. Yo veo tres causas que la favorecen. La más importante es que el sistema de gobierno keniano ha desarrollado un patronazgo que funciona como una mafia. Yo robo porque tú también robas… Es una mafia. En segundo lugar está el conflicto de intereses. La gente entra en política no para ayudar a las instituciones a salvaguardar los intereses generales del país, sino para proteger su dinero o sus tierras. En tercer lugar, la corrupción es posible por la debilidad de las instituciones para luchar contra ella de manera eficaz.

¿Tienen los kenianos confianza en la política?

Los ciudadanos kenianos no confían en que la solución a sus problemas reales vaya a venir de la política. Muchos solo ven en las elecciones una ocasión para obtener algunos beneficios, porque los políticos compran votos entre la gente de los condados en los que se presentan. Esto es un problema que la educación cívica no ha conseguido resolver. En segundo lugar, a lo largo de los años la gente ha desarrollado un mecanismo de voto en el que juega mucho la cuestión étnica y se vota al candidato de mi etnia, independientemente de sus ideas o programa político.

¿La pertenencia étnica seguirá jugando un rol importante en las próximas elecciones?

Creo que, desafortunadamente, la etnicidad seguirá jugando un rol muy grande. En Kenia y en muchas otras partes de África las elecciones están muy condicionadas por la pertenencia étnica. Por ejemplo, uno de los candidatos a la presidencia, el actual vicepresidente William Ruto, ha querido centrar su discurso en las cuestiones económicas, acusando al actual modelo económico de ser culpable del alto índice de pobreza en Kenia, pero cuando analizas de cerca su discurso no parece interesarle abrir el debate a toda la sociedad. Más bien, parece estar privilegiando encuentros con algunos líderes de ciertas etnias que le son afines para buscar su apoyo.

Un niño es vacunado contra la polio en Kajiado (Kenia). Fotografía: Yasuyoshi Chiba / Getty

¿Y cuál es el rol de la sociedad ­civil?

Las raíces de la sociedad civil en Kenia tienen una larga trayectoria. Yo mismo soy miembro activo de la sociedad civil. Hay dos tipos de organizaciones: las que están registradas y reconocidas se ven obligadas a hacer lo que el Gobierno de turno quiere, y luego están otras organizaciones no registradas que en ocasiones son ­calificadas de ­ilegales. Estas últimas pueden hacer reivindicaciones sobre el precio de los alimentos, el acceso al agua o la situación de la tierra, pero rápidamente son acalladas gracias a leyes y códigos muy restrictivos pensados para controlar a las organizaciones independientes. En ocasiones, algunos de sus líderes han sido incluso detenidos y arrestados.

Ya ha nombrado a los dos principales candidatos a la presidencia, el histórico líder opositor Raila Odinga y el actual vicepresidente William Ruto, que ha perdido la confianza del presidente Uhuru Kenyatta. ¿Qué ventajas y desventajas encuentra en cada uno de ellos?

La pregunta es muy difícil pero voy a tratar de responder. El vicepresidente William Ruto es un soñador, alguien que contempla el futuro del país con optimismo. Habla por ejemplo de construir miles de kilómetros de carreteras, de llevar la electricidad a todas partes, etcétera, y creo que ese entusiasmo que traslada es muy positivo. Además, tiene una gran capacidad para convencer a la gente. Como desventaja diría que tiene detrás de sí un largo historial de corrupción. Eso es evidente y, además, ha estado envuelto en acusaciones por violencias étnicas. Otra desventaja es su falta de sentido de Estado. Da la sensación de que considera el Estado como si fuera una asociación que hay que gestionar.

¿Y Odinga?

Con respecto a Raila Odinga, tiene como ventaja su larga trayectoria política. Es conocido y respetado y ha tejido en torno a él toda una red de amistades tanto en Kenia como en otros países de África y del mundo. La desventaja es que ha participado, en concomitancia con el actual presidente, en la desautorización de la Constitución para beneficiarse personalmente y también en la manipulación del actual sistema electoral para poder llegar al poder y esto es muy serio.

Raila Odinga, con el gobernador del condado de Nakuru, Lee Ninyanjui, el pasado 5 de junio, tras su nominación como candidato. Fotografía: Suleiman Mbatiah / Getty

¿Cuál de los dos será el próximo presidente de Kenia?

Ambos tienen posibilidades, aunque, en mi opinión, tal vez Raila Odinga tenga una ligera ventaja para alcanzar el poder. En cualquier caso habrá que esperar a las elecciones para saberlo.

¿Cuáles deberían ser las prioridades de acción del futuro presidente?

Veo cinco prioridades claras que el Gobierno debería plantearse en los próximos años. En primer lugar, fortalecer el desarrollo económico. En segundo lugar, conseguir un seguro social para los pequeños negocios, es decir, apoyar a las pequeñas y medianas empresas. En tercer lugar, la educación, porque ningún país puede desarrollarse sin un buen sistema educativo. En cuarto lugar, el factor juvenil. En nuestro país hay muchos jóvenes, pero no existe un programa claro que les ofrezca posibilidades de futuro y por ello son víctimas de muchas manipulaciones. Y en quinto lugar, es necesario construir la unidad en un país donde existe una gran diversidad, sobre todo étnica.

Usted se declara católico. ¿Cómo juzgaría la posición de la Iglesia ante la próxima convocatoria electoral?

Por el momento estoy bastante decepcionado con mi Iglesia, la Iglesia católica en Kenia. Desafortuna­damente los obispos están dormidos, han dejado de salir a la calle y carecemos de buenas cartas pastorales que nos orienten. En mi opinión, la Iglesia católica, aunque pienso también en las otras Iglesias, debería jugar un triple rol en las elecciones de Kenia. En primer lugar, ser voz profética y ponerse del lado de los pobres y los débiles. En segundo lugar, implicarse mucho más en la educación cívica, porque tiene una gran estructura en todos los puntos del país. Este compromiso educativo es muy pobre, al igual que su implicación en la supervisión de los comicios. En tercer lugar, debería interpelar a los candidatos para que sean coherentes en sus mensajes, porque muchos de esos candidatos se confiesan cristianos y católicos, pero no todos llevan una vida realmente profética.   


Fotografía: A Rogerio / Getty

Elecciones disputadas en Angola

El próximo 24 de agosto, los angoleños elegirán a los 223 representantes de la Asamblea Nacional entre los candidatos de los 13 partidos políticos que concurren a las elecciones. Con un sistema electoral parecido al español, el cabeza de lista del partido más votado será directamente elegido presidente de la República con un mandato de cinco años. Serán las elecciones más disputadas desde el final de la guerra civil en 2002. El actual presidente, João Lourenço (en la imagen), cabeza de lista del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), que se presenta para una segunda y última legislatura, no tiene asegurada la victoria.

Lourenço tendrá como principal rival a Adalberto Costa Júnior, cabeza de lista de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA). Costa es miembro de la UNITA desde la independencia del país en 1975, pero entre 1980 y 2003 –cuando regresó a Angola– ha vivido entre Portugal e Italia, asumiendo diferentes cargos de representación de su partido. Su habilidad política y sus análisis críticos contra el poder del MPLA le han dado una enorme popularidad, sobre todo entre la juventud, que finalmente lo aupó como presidente de la formación en el segundo congreso que el histórico partido de la oposición se vio obligado a organizar en 2019. La elección de Costa en el primer congreso fue anulada por la Justicia angoleña aduciendo que no había renunciado a tiempo a su doble nacionalidad –tenía también pasaporte portugués–, dado que un candidato a la presidencia de Angola no podía tener doble nacionalidad.

El pasado 19 de junio, el candidato de la UNITA sorprendió diciendo que, en caso de ser elegido presidente de la República, abandonaría su militancia del partido para «gobernar con todos y para todos los angoleños», abogando por la cohesión social como primer objetivo. Frente a él, Lourenço presenta un balance de sus cinco años en el poder, desde que en 2017 sucediera a José Eduardo dos Santos al frente del MPLA y posteriormente como jefe del Estado. Aunque sus promesas de lucha contra la corrupción y las desigualdades se han cumplido solo en parte, opta a un segundo mandato con el apoyo total de su partido, en el poder desde 1979, y reiterando su promesa de mejorar las condiciones económicas y sociales de los angoleños.

A menos de dos meses para las elecciones, la oposición ya ha comenzado sus llamamientos por un proceso justo, libre y transparente. También en Angola existen dudas sobre la independencia de la Comisión Nacional Electoral, por lo que UNITA anunció el pasado 17 de junio que están preparando un centro de escrutinio paralelo para contabilizar los votos de las elecciones generales, con el apoyo de los delegados en las mesas electorales que desplegarán por todo el territorio nacional. Mientras tanto, la preparación de las quintas elecciones generales de Angola sigue su curso. El fichero definitivo de electores, con 14.399.391 mayores de 18 años inscritos, fue presentado el 13 de junio al Tribunal Constitucional, a la vez que los partidos concurrentes han comenzado a validar sus listas electorales.

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