Detrás de las máscaras

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Beatriz Mesa

Los grupos armados del sahel. Conflicto y economía criminal en el norte de Mali

Catarata/Casa África.

Madrid 2022, 302 págs.




Beatriz Mesa tiene una necesidad que se ha convertido en virtud (y viceversa). A su condición de corresponsal en Rabat añade la de académica (profesora en la senegalesa Universidad Gaston Berger). Eso le permite pisar las arenas del Sahel sin ser un blanco móvil, lo que para su doble mirada de reportera y ensayista es una bendición a la hora de coser fronteras.


Este ensayo, publicado tras una investigación exhaustiva y decenas de entrevistas con buena parte de los actores de un drama del que apenas escuchamos el eco de los disparos, es un mapa que habla. Centrado en Malí, las ondas sonoras y sangrientas desbordan sus lindes. He aquí algunos de sus hallazgos más relevantes: Francia no ha logrado unir, pacificar ni democratizar su antiguo espacio colonial; sus intervenciones han atizado los problemas. Yihadistas («son más bandidos que yihadistas») y secesionistas de toda laya se han desprendido de sus ideologías para entregarse al crimen organizado. La avaricia frente al agravio como principal causa de los enfrentamientos en el norte de Malí: Bamako ha dejado de controlar la mitad de su territorio. El desdén hacia los tuareg (los «sin camino»), cuyo territorio desbordaba los lindes coloniales del África occidental francesa y fueron divididos en cinco países diferentes, es una constante. «Ni conflicto de religión ni secesionista». Complicidad en actos y beneficios entre gobiernos como el de Bamako y los yihadistas: «A través de un pacto no oficial entre el presidente del Estado [maliense] Amadou Toumani Touré y los grupos de Al Qaeda, con la mediación de notables como [Iyad Ag] Gali [tuareg de la tribu ifoghas, guerrillero que ha participado en el rescate de secuestrados occidentales], se establecieron las primeras normas de reparto de los beneficios de las actividades criminales». O, como señala el general maliense Abderrahmane Ould Meydou, «el crimen organizado es la clave principal del conflicto en el norte». Los efectos desestabilizadores de la guerra de Argelia contra los islamistas del Frente Islámico de Salvación y de la desaparición de Gaddafi se perpetúan, amén del papel del wahabismo saudí (versión más radical del islam) en los grupos que operan en la región, y la presencia de polisarios saharauis en muchos de ellos.

Se le puede reprochar a Los grupos armados del Sahel falta de color periodístico, pero el predominio de la académica sobre la reportera hace que interprete con lucidez una realidad a menudo tan borrosa y sutil como un espejismo, y eso redunda en su esfuerzo por iluminar la noche política del desierto. Los actores se mueven, los golpes (Chad, Sudán, Malí, Burkina Faso, Níger…) se suceden, y las dunas que parecían mojones para orientarse nos hacen perder orientación y perspectiva. Libros como el de Mesa son jalones imprescindibles para que veamos donde otros repiten lugares comunes y meten toda la arena en el mismo saco. Es urgente un nuevo volumen que ayude a entender la deriva del Sahel, con la salida de Francia y la influencia china y rusa –vía grupo Wagner– y su evolución tras el asesinato de Yevgueni Prigozhin.

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