El problema del agua

La frase «El agua es la vida» es tan conocida como exacta. La escasez del llamado «oro blanco» es una amenaza constante para la vida. También su abundancia puede ser un problema, y no solo a causa de las inundaciones, como las sufridas en Sudáfrica el pasado mes de abril. Este mes publicamos un reportaje sobre Lesoto, un pequeño país de África austral rico en recursos hídricos, cuya explotación está provocando la degradación de los terrenos. Afortunadamente, han comenzado a trabajar para una gestión integrada y sostenible de los mismos.

Es imprescindible que la preocupación que existe en Lesoto por los recursos hídricos se extienda a todo el continente africano, donde el acceso al agua es hoy un problema muy grave. Y lo será mucho más en el futuro. Unos 400 millones de africanos –casi un tercio– viven actualmente en situación de «estrés hídrico» debido a la falta de agua o a su baja calidad. La tendencia es que esta cifra aumente debido al crecimiento demográfico de África –el más alto del mundo– y al cambio climático, responsable de la proliferación de condiciones extremas como las inundaciones y las sequías frecuentes. Según Oxfam Intermón y Save the Children, África oriental está viviendo la peor sequía de los últimos 40 años, siendo Etiopía, Kenia y Somalia los tres países más afectados. Estas dos organizaciones internacionales acusan a los Gobiernos locales y a los organismos internacionales de incapacidad para anticiparse a desastres previsibles como las sequías.

Otro problema relacionado con el agua es su contaminación y la consiguiente proliferación de enfermedades como el cólera. Aunque la vacunación debe continuar para evitar la aparición de este tipo de brotes, a la larga sería mucho más efectivo asegurar el acceso al agua potable a toda la población, algo que en África está muy lejos de lograrse.
Los misioneros conocemos muy bien quién es la fuente inagotable de Agua Viva, pero también la importancia del agua corriente para la vida de la gente. Allí donde este recurso fundamental escasea, siempre han promovido proyectos para conseguirla, perforando pozos o incluso construyendo pequeñas presas. Un ejemplo es la diócesis de Lodwar, al norte de Kenia, donde la Iglesia misionera ha financiado la prospección de más de 1.000 pozos y mantiene activos dos equipos móviles para asegurar su buen funcionamiento. Ante la actual sequía que sufre la región, esta iniciativa está hoy salvando muchas vidas.

No olvidamos que el próximo mes de julio el papa Francisco tiene previsto visitar África por quinta vez. «El sendero por el bosque no se hace largo, cuando amas a las personas que vas a visitar», sentencia un proverbio africano. De la misma manera, confiamos que el cariño del papa Francisco por el continente le dará energía suplementaria para llegar hasta RDC y Sudán del Sur a pesar de los dolores que le causa su maltrecha rodilla derecha. Las poblaciones sufrientes de estos dos países –ambos con más de un 50 % de población católica- esperan con alegría que las palabras del Pontífice les reconforten. Aprovechamos este viaje para ofrecerles un reportaje sobre la situación política, social y eclesial de ambos países que ofrecerá al lector algunas claves para comprender mejor la realidad que encontrará el Papa.

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