El tres de Ouattara

Ivory Coast's president Alassane Ouattara (R) speaks next to former president and opposition leader Henri Konan Bedie after their meeting in Abidjan on November 11, 2020. - Ivory Coast President Alassane Ouattara invited his chief rival Henri Konan Bedie for talks to defuse a dispute over his reelection to a third term as clashes killed at least nine people. (Photo by Issouf SANOGO / AFP) (Photo by ISSOUF SANOGO/AFP via Getty Images)

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El 94,27 % de los votos. Nada más y nada menos. Con esa abrumadora mayoría, Alassane Ouattara fue elegido, por tercera vez, presidente de Costa de Marfil. El porcentaje tiene truco, y es que la participación apenas sobrepasó la mitad del electorado por el boicot de los principales partidos opositores a una cita, la de Ouattara con las urnas, que, según ellos, no debería haberse producido.

Violencia y huidas

La tercera candidatura de Ouattara, según él contra su voluntad tras la muerte repentina del que estaba destinado a ser su sucesor, Amadou Gon Coulibaly, rompió los puentes con la oposición y con buena parte de la población. En la calle había frustración por lo que muchos consideraban un golpe de Estado. Desde que anunció su candidatura, al menos 85 personas, según cifras oficiales –más de 100 para la oposición–, murieron en enfrentamientos relacionados con las elecciones. Amnistía Internacional (AI) denunció homicidios y decenas de arrestos a miembros de la oposición con motivaciones políticas. Tras la jornada electoral, y por segunda vez en unos meses, las Fuerzas de Seguridad bloquearon las viviendas de varios políticos opositores. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, se mostró preocupado por estas restricciones de movimiento. Otro de los protagonistas de la política marfileña, Guillaume Soro, antiguo aliado del presidente, hizo un llamamiento al Ejército desde su exilio en Francia para que impidiera la «dictadura» de Ouattara. Más allá de la persecución política, los enfrentamientos y los actos de violencia contra manifestantes durante algunos días del mes pasado inocularon en el país un miedo que, con el fantasma de la violencia poselectoral de 2010 y 2011 aún presente, llevó a que más de 11.000 personas huyeran a Ghana y a Liberia. «Las últimas semanas hubo escenas terribles compartidas en redes sociales y la gente está enfadada. Cuando hablo con marfileños se nota la frustración, pero están a la espera de una indicación de los líderes políticos. En todo caso, no creo que el tercer mandato de Ouattara pueda ser tan tranquilo como los otros», dijo a -MUNDO NEGRO el historiador marfileño Dagauh Komenan.

El cerco a la oposición y los movimientos de Ouattara

El presidente del Frente Popular Marfileño, Pascal Affi N’Guessan, partido del expresidente Laurent Gbagbo, se pronunció públicamente afirmando que los grupos opositores estaban creando un «consejo nacional de transición» con el cometido de preparar unas nuevas elecciones al margen de Ouattara. También dijo que el nuevo instrumento sería liderado por el expresidente Henri Konan Bédié, del Partido Democrático de Costa de Marfil, que previamente a la cita electoral era el candidato con más posibilidades de disputar el triunfo al presidente, opciones que perdió al pedir a sus seguidores que boicotearan el voto. El Gobierno reaccionó con rapidez ante el desafío. Tras su intervención, N’Guessan fue detenido y aislado durante varios días bajo acusaciones de terrorismo.

Mientras las denuncias contra el clima de «impunidad» proliferan y organizaciones como AI piden que se investigue la violencia y el acoso político, Ouattara mueve sus cartas para rebajar la tensión. El presidente, en una intervención televisada, habló en un tono conciliador y anunció que iniciaría un diálogo con Henri Konan Bédié para «restaurar la confianza». Según fuentes en Costa de Marfil, su aparición apaciguó algo los ánimos. Unos días después, presidente y expresidente se vieron las caras en Abiyán, iniciando un diálogo que tendrá nuevos episodios. Los políticos no proporcionaron detalles de esa primera conversación, aparte de decir que había sido una toma de contacto y destacar el carácter fraternal del encuentro en busca de la paz. Jeune Afrique sí adelantó que la reunión sirvió para planificar la agenda de negociación para un futuro próximo: la liberación de los detenidos, la reforma de la Comisión Electoral y otros cambios electorales. Además, el equipo de Ouattara, a través de su primer ministro, Hamed Bakayoko, se reunió con políticos cercanos a Laurent Gbagbo. Este último había telefoneado a Bakayoko, y desde el Gobierno se afirmó haber expedido un nuevo pasaporte para que el político pueda regresar al país. Sin embargo, en el entorno del expresidente no se ha confirmado que ese paso se haya producido.

«Es cierto que Bédié fue nombrado jefe del Consejo de Transición, pero la oposición está dividida. Hay grupos como Arc-en-ciel (arcoíris, en francés), que integra a Guillaume Soro y -Albert Mabri Toikeusse, que van tomando sus posiciones por si este llegase a algún acuerdo que no les beneficie. Y luego está Gbagbo, reforzado tras la absolución del Tribunal Penal Internacional», comentó Komenan. Pensar que la oposición va a lograr en estos momentos unirse y levantar al pueblo para echar a Ouattara o, a lo peor, provocar un enfrentamiento armado, parece poco realista, así que la situación parece ir ahora más en las dinámicas de presión y negociación para obtener contrapartidas. En ese sentido, la estrategia de Ouattara es diplomática pero también propagandística.

En medio de estas disputas, varios medios de comunicación internacionales publicaron un reportaje de Costa de Marfil en el que se muestran las bondades económicas y sus éxitos de gobernanza en los últimos años. Y en el que, por cierto, se destaca el sacrificio del presidente para volver a presentarse en contra de sus planes y deseos. Sin mencionar, eso sí, el hecho de que su candidatura violentaba la Constitución hasta el punto de crear las tensiones comentadas en este artículo.

En la imagen: Los marfileños Alassane Ouattara y Henri Konan Bédié tras su toma de contacto el mes pasado. (Getty)

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