En Etiopía (no) hay playa

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La comunidad internacional recela del acuerdo de Abiy Ahmed con Somalilandia


Con el primer día del año llegó la primera sorpresa política en el Cuerno de África. Su protagonista principal fue el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, que en un inesperado golpe de efecto firmó un memorando con el presidente de Somalilandia, Muse Bihi Abdi, por el que la Administración de Adís Abeba pasaría a tener una porción de costa en esta región semiautónoma de Somalia situada en el golfo de Adén.

Ahmed describió la ausencia de acceso al mar como una amenaza existencial para su país y dijo, en referencia velada a su histórica rivalidad con Eritrea, que sin esta salida «la falta de equidad y justicia» hará que «tarde o temprano» acaben «luchando». En este sentido, el pacto con Somalilandia podría interpretarse como un primer intento de alcanzar su objetivo evitando otro modo de hacer las cosas que sería mucho más gravoso.

Sin embargo, la respuesta internacional ha sido de descontento casi unánime; empezando por Somalia y su capital, Mogadiscio, donde se han producido manifestaciones de protesta que, en cierta medida, canalizan el arraigado sentimiento antietíope de parte de la población –desde hace años, las tropas etíopes están presentes en Somalia integrando el contingente de la Unión Africana contra los terroristas de Al Shabab–. 

Somalia, con serias dificultades para controlar su territorio, defendió políticamente su integridad el 6 de enero, día en que aprobó una ley en el Parlamento para dejar sin efecto un acuerdo que considera ilegal. Su presidente, Hasán Sheij Mohamud, dijo que el memorando era una «agresión». Días más tarde, fue recibido en Asmara por su homólogo eritreo, Isaias Afewerki, que también ha mostrado recelos sobre el paso dado por quien fue su aliado en Tigré, pero cuyas relaciones han vuelto a deteriorarse desde la firma de la paz en la región etíope. Ni siquiera las instituciones de Somalilandia han sido capaces de alinearse sin fisuras con su presidente. El ministro de Defensa, Abdiqani Mohamud Ateye, dimitió mientras se quejaba de haberse enterado del acuerdo por la prensa.

No son protestas aisladas: la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), una organización económica de integración del África oriental con sede en Yibuti y secretario general etíope, ha llamado a las partes para que negocien, pero ha expresado su preocupación por las potenciales consecuencias del acuerdo. También la Unión Africana, la Liga Árabe, Estados Unidos, la Unión Europea o Turquía han apoyado de una forma u otra a Somalia en la controversia, que sucede en un contexto de conflictos y tensiones regionales.

El tiempo dirá si el movimiento etíope y somalilandés se puede calificar más como audaz o temerario.

 

En la imagen, Berbera, uno de los enclaves que estaría incluido en el acuerdo entre Somalilandia y Etiopía. En la foto, dos ciudadanos de la región independentista hablan y fotografían el mar en el estratégico golfo de Adén.  Fotografía: Paul Schemm/Getty

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