Publicado por Autor Invitado en |
Compartir la entrada "«En Malaui, gastar dinero en libros es un lujo»"
Texto y fotos Diego Menjíbar Reynés desde Lilongüe (Malaui)
Tendría que empezar diciendo que es la única librería en Lilongüe especializada en literatura malauí y africana. Nacimos para inspirar y promover la cultura local, por eso la mayoría de obras en las estanterías tratan sobre nuestro país. Como anécdota diré que hasta nuestro nombre es único: el chambo es un pescado que solo se encuentra en las aguas dulces del lago Malaui.
Me interesa mucho la cultura y, sobre todo, la inclusión del arte en la comunidad para fomentar la diversidad y el desarrollo. Ahora trabajo en Chambo Market, pero he crecido en una sociedad donde los niños nos sentábamos junto al fuego mientras escuchábamos a los ancianos contarnos historias. Quiero preservar Malaui, la gente necesita conocerlo más. Dicho esto, mis estudios me han ayudado bastante, porque saber acerca de la cadena de suministros a la hora de difundir historias, así como conocer los centros de distribución de la literatura, artesanía y cultura malauíes, ha sido una gran combinación.
Entiendo la cultura como una forma de saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. Por ejemplo, ¿por qué la mayoría de la población se dedica a la agricultura en este país? En el siglo XIX había dos grupos étnicos en Malaui: los batwas y los chewas. Ambos migraron desde la República Democrática del Congo. Los primeros provenían de la región de Kasái y los segundos de la de Katanga. Ambos llegaron a Malaui para asentarse. Los batwas eran cazadores y encontraron Chongoni, un sitio de la zona de Dedza, en el centro del país, cuyo arte rupestre es hoy considerado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Los chewas, sin embargo, eran agricultores y desplazaron a los batwas de las montañas. Hoy hay una mayoría chewa en Malaui y se ha heredado la agricultura como forma de vida.
La literatura tiene una importancia fundamental en la cultura y el desarrollo comunitario de un país. Si ves las estadísticas, las tasas de analfabetismo en Malaui son muy altas y eso ha afectado a las políticas. Lo ilustro con un ejemplo: el 70 % de Malaui está cubierto de agua y aún así todavía rezamos para que llueva. Mbona es una palabra en chichewa que se refiere a los dioses de la lluvia. Se cree que estos viven en los bosques, escondidos en los árboles, por eso se dice que no se deben cortar. El problema está en que la gente que tenía esa información no supo cómo transmitirla y murió. Ese conocimiento no pasó de generación en generación porque era de tradición oral. Entonces, la gente pensó que podían utilizar los bosques a su antojo. En los tiempos de nuestros antepasados, la gente recogía madera de forma controlada y tenía una utilidad muy concreta y sostenible. Ahora, debido a que ese conocimiento más respetuoso no se transmitió, la gente deforesta masivamente y hace del carbón vegetal su negocio, con todo lo que eso implica. Además, esos árboles son el hogar de muchos tipos de aves y sus hábitats se destruyen.
Aquí hablamos de las narrativas propias de Malaui y publicamos a autores locales. Hemos creado la editorial Logos Open Culture, a través de la cual publicamos obras de temáticas muy variadas. Necesitamos más innovación e incubar la cultura en este mundo. Las narrativas sobre África están frecuentemente anticuadas y con Logos queremos innovar y promover otro tipo de literatura. También utilizamos Chambo Market como una forma de conectar con la gente. Aquí socializamos y compartimos diferentes puntos de vista. Es un lugar de encuentro entre gentes de diferentes países y culturas. Recibimos a investigadores, historiadores, gente entusiasta con la cultura de Malaui, lectores… Tenemos más de mil libros, muchos de ellos guardados en el almacén por falta de espacio. Autores como David Livingstone, Harry Johnston o la keniana y ganadora del Premio Nobel Wangari Maathai también están en nuestros anaqueles.
Hemos publicado cuatro obras. Lomathinda: Rose Chibambo Speaks, de Timwa Lipenga, que habla de la historia no contada de una mujer que moldeó la historia de Malaui, Rose Chibambo, cuyo nombre original, Lomathinda, significa ‘arrebatada de la tumba’, y que forjó un movimiento de mujeres a nivel nacional. Hemos publicado también Making Music in Malawi, de John Lwanda, una investigación de más de 12 años que podría resumirse como una contribución innovadora a la importancia histórica y sociocultural de los sonidos que crean y rehacen el país. Malawi, a Place Apart, obra de Asbjørn Eidhammer, embajador noruego en Malaui durante más de ocho años, analiza las perspectivas pasadas, actuales y futuras de la política y la economía del país. La última publicación es Madonna is our Mother, un libro que trata sobre la Malaui poscolonial.
Sí. Aunque no son necesariamente prohibidos, contienen información controvertida y políticamente sensible, como los que solía escribir Jack Mapanje, un autor que fue sentenciado a tres años y medio de prisión durante la dictadura de Hasting Kamuzu Banda. Muchas librerías prefieren tener libros más neutros, pero nosotros no.
En Malaui hay muchas formas de contar historias: algunos lo hacen en libros, otros dibujan, esculpen, pintan…, pensamos que para tener un conocimiento integral de nuestra cultura debíamos combinar otras disciplinas artísticas. Queremos crear un espacio en el que encuentres todo lo que buscas para satisfacer tus necesidades culturales y encontrar una narrativa propia.
Mucha gente no está interesada en comprar libros por el analfabetismo y, sobre todo, porque piensan que no les servirá de nada, por eso solo compran los libros de texto para el colegio. Malaui tiene una economía muy difícil y mucha gente vive con menos de un dólar al día, por lo que no puede comprar. Gastar dinero en libros es un lujo que la gente no puede permitirse. Compran los de texto porque sus hijos los utilizan en la escuela, pero comprar obras como estas es, para muchas personas, una pérdida de tiempo y dinero. Algunos malauíes vienen, sí, pero son pocos. Recibimos más a investigadores y a turistas. Debemos reconocer que en Malaui hay poca clientela de este tipo.
Compartir la entrada "«En Malaui, gastar dinero en libros es un lujo»"