Paley Diagne: «La fuerza es tu comunidad»

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Paley Diagne, ingeniero informático

«Soy de Senegal, tengo 29 años y vivo en Madrid desde hace nueve. Llegué a España para jugar al fútbol profesionalmente. Ahora trabajo como ingeniero informático para el Grupo PSA. Aparte, soy coordinador y presidente de Fafalo Program». 







El deporte ha sido algo fundamental en tu vida.

Siempre ha significado mucho y lo sigue siendo. De pequeño, como cualquier niño en Senegal, y ahora cada vez más también las niñas, quería ser futbolista profesional. Para mí siempre ha sido muy importante practicar cualquier tipo de deporte, trabajar el cuerpo, mantenerme en forma. El fútbol me transmitió muchos valores. Aprendí a trabajar en equipo, que no es nada fácil, porque cuando estamos solos hacemos las cosas a nuestra manera y da igual lo que digan los demás, pero cuando estás en un grupo te ves obligado a adaptarte a la personalidad y la forma de hacer de cada uno. Desde pequeño me enseñaron que ser buen futbolista no era solo jugar bien al fútbol, sino vivir unos valores tanto dentro como fuera del campo.

Lograste aquel deseo de niño y viniste a España para jugar al fútbol de forma profesional. ¿En qué equipos jugaste?

En el Socuéllamos, en el Ciudad -Real, en el Villaverde, en el Alcorcón y en el Nástic de Tarragona. Fue una experiencia muy enriquecedora. Pero al final vi que este mundo era más complicado de lo que pensaba. En Senegal necesitas muchos contactos para moverte y subir a un nivel profesional, pero aquí es más difícil aún. No basta con tener talento.

 

Hablemos de Fafalo Program. ¿En qué consiste este proyecto?

Somos una organización que acompañamos a niñas y niños senegaleses para que tengan acceso a una educación escolar y que, al mismo tiempo, puedan desarrollar otros dones -extraescolares. Hemos comenzado con esta iniciativa en la región de Thiès, concretamente en el barrio donde yo nací y crecí, una barriada popular y humilde, no excesivamente pobre a la vista, pero con muchísimas familias que lo están pasando mal. Con la crisis del coronavirus se ha frenado la actividad durante muchos meses, y ahora en Senegal todo es más caro, por lo que el nivel adquisitivo ha bajado. 



Paley Diagne el día de la entrevista. Fotografía: Javier Sánchez Salcedo


¿Cuáles son las principales necesidades que habéis detectado?

Hay muchas. Por ejemplo, en el campo educativo hay padres que no pueden pagar el material escolar. Te das cuenta cuando se acerca el inicio del curso y ves a los padres haciendo todo lo que pueden para conseguir el dinero de la matrícula, unos dos euros, y el material escolar para sus hijos. Si quieren practicar una actividad extraescolar también tienen que matricularles en un centro cultural o deportivo, y eso les supone un problema. Si hablamos de salud, a veces un niño se pone enfermo y se pasa dos semanas en su casa sin ir al colegio porque sus padres no tienen medios para acudir al hospital.

¿En qué momento pensaste en crear una iniciativa como esta?

Antes de salir de Senegal tenía claro que si en algún momento llegaba a ser futbolista profesional abriría un centro deportivo. Pero estando ya en España cambió mi visión sobre el mundo del deporte. 2016 fue clave para mí, porque fui a Senegal de vacaciones por tres meses, recorrí muchos rincones de la región de Thiès y empecé a ser consciente de todas las dificultades relacionadas con el acceso a la educación. Muchos chavales solo se enfocaban en lo que les iba a dar dinero, buscaban un trabajo de lo que fuera, sin formarse. Se convertían en ayudantes de una cuadrilla de albañiles, recibían algo de dinero y por las tardes se dedicaban a practicar su deporte favorito. Empecé entonces a pensar que el deporte por sí solo no les ayudaría, que lo que sí les iba a ayudar en cualquier caso era la educación. Aunque el futuro sea muy oscuro, es algo que tarde o temprano te va a servir. Al volver a España comencé a reflexionar sobre qué tipo de asociación podría poner en pie y pensé en algo que tuviera un impacto en la educación y al mismo tiempo estuviera vinculado con esa parte tan importante en mi vida que es el deporte.

¿Qué habéis logrado hasta ahora a través de Fafalo Program?

Por el momento estamos acompañando a 26 niños y niñas del barrio. Les hemos dado todo el material que necesitan para los primeros seis meses de colegio y, además, han recibido material deportivo. También los hemos matriculado a todos y les hemos pagado clases particulares para los cinco primeros meses del curso. Estos niños necesitan seguimiento y muchas veces los padres no pueden apoyarles porque no han estudiado. 

Paley Diagne el día de la entrevista. Fotografía: Javier Sánchez Salcedo
¿Cuáles son vuestros objetivos?

Todos los niños que tenemos están en Primaria, en segundo y en sexto. Nuestro objetivo a corto plazo es acompañarles todos los cursos hasta que lleguen a la ESO. Aparte, estamos preparando programas y actividades para que sientan que forman parte de un grupo sólido con el que pueden seguir avanzando. Queremos que se sientan identificados con el grupo.

¿El equipo que gestiona el programa está formado solo por senegaleses?

Tenemos dos equipos, uno en España y otro en Senegal. Allí son todos senegaleses y aquí hay dos personas de Camerún, dos españoles, un nigeriano y yo, que soy senegalés. 

¿De dónde viene la palabra Fafalo?

La palabra está compuesta por tres sílabas que corresponden a sendos conceptos: faith (fe en inglés), con el que queremos transmitir a los niños que hay que creer en aquello que te propones; family (familia), porque somos un grupo unido donde cada uno tiene que poder contar con la persona que tiene al lado y confiar en ella; y love (amor), una idea que también queremos transmitir a los niños, porque en Senegal cuando hablamos de amor mucha gente piensa solo en amor de pareja, cuando el amor es algo muy global que hay que demostrar cada día. Para mí son tres conceptos muy importantes.

¿Cómo está cambiando la vida de estos niños a los que estáis acompañando en Thiès?

Son conscientes de que ahora forman parte de un grupo especial. Están muy contentos, pero también nerviosos porque saben que estamos esperando mucho de ellos. No queremos meterles presión, pero sí ir dándoles responsabilidades. 

Sé que también le dais mucha importancia a la cohesión social en los barrios.

Es muy importante. Hicimos un evento en octubre para entregar el material escolar y ahora todos los barrios de la región están hablando de Fafalo. Todo el mundo se acerca a nosotros para preguntarnos por lo que estamos haciendo y hasta dónde vamos a llegar, y es fundamental demostrarles que nuestro trabajo no es para un único barrio, que nuestra intención es que el impacto se produzca en toda la zona. Buscamos esa cohesión y que toda la gente se involucre.

Llevas nueve años en España, pero siempre has mantenido un contacto muy estrecho con tu familia y tu tierra. ¿Qué significa para ti haber puesto en marcha este proyecto?

Para mí era un deber hacer algo allí. Estando aquí en Europa pensaba en la suerte que tenía de poder estudiar, desarrollar proyectos, moverme… Allí no tenemos esas facilidades. Para mí era un deber hacer aquí las cosas bien y tener una estabilidad, y luego volver allí, ver las carencias reales de la gente e intentar aportar mi granito de arena. Tú sales de tu comunidad, pero la fuerza está en ellos, y lo que estás pensando es en volver y ver en qué les puedes ayudar. Lo que estamos haciendo en Senegal es también un mensaje que queremos transmitir a todas las personas africanas que han salido: en Senegal, Camerún o Sudáfrica todavía hay muchas cosas que hacer. Si unimos nuestras manos, conseguiremos tener allí cada vez más impacto positivo.

¿Está en tu mente la idea de regresar de forma definitiva a tu país natal?

Lo tengo muy claro. Habrá que pensar cómo hacerlo, pero tengo claro que debo volver y estar más cerca de la evolución de este proyecto, de las actividades y los objetivos que nos hemos propuesto. Nuestro sueño es llegar a tener allí un centro educativo y deportivo. Eso no significa que no vuelva a Europa, pero sería por temporadas. Mi idea es pasar más tiempo en Senegal que aquí. He aprendido que no hay nada más importante que tu comunidad. Cada vez que he vuelto he visto claro que el futuro está en mi país, en Senegal. El impacto que podemos tener allí no podemos tenerlo aquí. Pero no tenemos prisa. Estamos abiertos para recibir colaboraciones de cualquier tipo para poder seguir avanzando. Vamos yendo poco a poco, con mucha seguridad. El resto llegará solo.   




CON ÉL



«Esta piedra la cogí en Senegal y simboliza nuestro gran objetivo a largo plazo. Representa la primera piedra del centro escolar y deportivo Fafalo que queremos construir en la región de Thiès, para dar estudios y recursos deportivos a todos los niños que se encuentran en situación de necesidad». 



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