Libertad religiosa

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Editorial del número de diciembre de MUNDO NEGRO

«El pueblo que andaba en tinieblas vio una gran luz». Los cristianos de todos los tiempos siempre han intuido en este texto del profeta Isaías un anuncio del misterio de la Navidad, solemnidad que celebramos este mes de diciembre. Dios mismo se reviste de nuestra humanidad, se hace luz en Jesús y entra en el mundo, de manera discreta pero definitiva, para disipar todas las tinieblas. La lucha desigual entre la luz y las tinieblas continúa, pero la victoria final está asegurada. Como dijo el más famoso de The Beatles, «al final todo saldrá bien, y si no sale bien es que no es el final».

Las tinieblas no son nada, solo ausencia de luz, pero mientras esta no se manifieste en su plenitud, aquellas continuarán creando divisiones imaginarias basadas en la raza, el sexo, la opinión política, el lugar de nacimiento, la posición económica o la religión. Un ejemplo de discriminación de las personas por sus creencias es la que sufren los cristianos coptos en Egipto. En la misma tierra que acogió a la Sagrada Familia cuando huía de las tinieblas personalizadas en el rey Herodes, hoy los cristianos son «ciudadanos de segunda» (pp. 34-39). Aunque su presencia está constatada desde los tiempos apostólicos, ahora no gozan de plena libertad religiosa. Desgraciadamente, los coptos egipcios no son los únicos que sufren discriminación a causa de su credo.

Según el Informe sobre Libertad Religiosa 2021 de la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, «la libertad religiosa se vulnera prácticamente en un tercio de los países del mundo (31,6 %)», siendo 62 las naciones –sobre todo de Asia y África– que registran «violaciones muy graves de esta libertad». En el caso concreto del cristianismo, la ONG Puertas Abiertas cifra en 340 millones los cristianos que sufren altos niveles de persecución y discriminación por su fe. Esta misma organización señala cuatro países africanos entre los diez primeros del mundo donde la persecución de los cristianos alcanza niveles extremos: Somalia, Libia, Eritrea y Nigeria.

Como misioneros, el hecho de que África sea señalada como lugar de discriminación religiosa nos duele. Sabemos que, en general, las culturas -negroafricanas son abiertas y tolerantes a otras creencias, por lo que es difícil explicar cómo se han introducido las tinieblas de la división.

En cualquier caso, los cristianos, si queremos ser testigos de la luz que nos ha comunicado el Niño de Belén, no debemos responder al mal con el mal, ni dejar que el odio se instale en nuestros corazones. Sin embargo, como escribe el papa Francisco en el número 279 de Fratelli Tutti, «pedimos que, en los países donde somos minoría, se nos garantice la libertad, así como nosotros la favorecemos para quienes no son cristianos allí donde ellos son minoría. Hay un derecho humano fundamental que no debe ser olvidado en el camino de la fraternidad y de la paz: el de la libertad religiosa para los creyentes de todas las religiones. Esa libertad proclama que podemos encontrar un buen acuerdo entre culturas y religiones diferentes; atestigua que las cosas que tenemos en común son tantas y tan importantes que es posible encontrar un modo de convivencia serena, ordenada y pacífica, acogiendo las diferencias y con la alegría de ser hermanos en cuanto hijos de un único Dios». Ese es el camino de la luz. Feliz Navidad.

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