«Mi secuestro ha acercado a cristianos y musulmanes»

en |




P. Hans-Joachim Lohre, misionero de África



Del 13 al 20 de junio visitó España el P. Hans-Joachim Lohre, secuestrado en Malí por grupos yihadistas en noviembre de 2022. Desde su liberación el pasado 26 de noviembre, el misionero alemán de la sociedad misionera internacional de los Misioneros de África (PP. Blancos) recorre las comunidades cristianas de Europa para agradecerles sus oraciones y compartir su experiencia. «La gente se sorprende mucho cuando les digo que este año de cautiverio ha sido para mí un año sabático, un tiempo de crecimiento espiritual». Desde el primer momento, supo que había sido raptado por la JNIM –Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes– y la Katiba Macina, dos grupos yihadistas afiliados a Al Qaeda, y que le esperaba un largo secuestro. Sin embargo, en el coche que le sacaba de Bamako, lugar donde fue apresado, alguien le dijo que no debía tener miedo, que no le harían daño, y así fue. «Nunca había oído que los secuestrados por Al Qaeda hubieran sido maltratados, a diferencia de capturados por grupos afiliados al Estado Islámico», que hacen una lectura más radical del Corán y «optan por matar a “los infieles” que rechazan la conversión al islam que les es propuesta».

Las seis primeras semanas estuvo en una zona boscosa y el resto en un lugar desértico que el padre Ha-Jo, como se le conoce, sitúa entre Tombuctú y Kidal. Los últimos seis meses compartió secuestro con tres italianos, miembros de una misma familia de testigos de Jehová, que fueron liberados el pasado 27 de febrero. El P. Lohre asegura que «de los 371 días de secuestro, 368 los he vivido en paz», organizando muy bien sus jornadas y pensando en «Viktor Frankl, fundador de la logoterapia, que decía que aquellos que sobrevivieron al campo de exterminio de Auschwitz no fueron quienes odiaban a las SS, ni quienes se resignaron, sino quienes supieron dar sentido a la prueba. Yo me dije que mi sentido sería vivir ese tiempo para orar y profundizar mi fe». También le ayudó el relato bíblico de José, vendido por sus hermanos, porque «desde el principio estuve convencido de que Dios podía sacar un bien de mi situación».

Tuvo la confirmación dos semanas después, escuchando la radio de sus secuestradores, que informaba sobre cómo el «Consejo Islámico de Malí había hecho un llamamiento a manifestaciones públicas contra la inseguridad creciente en Bamako, dado que habían secuestrado al padre Ha-Jo, e incluso el mismo presidente del Consejo pidió a los musulmanes orar todos los viernes en la mezquita por mi liberación. Tengo la impresión de que mi secuestro ha acercado todavía más a los cristianos y a los musulmanes en Malí».

Un grupo de yihadistas armados en la ciudad de Gao. Fotografía: Issouf Sanogo / Getty. En la imagen superior, el P. Hans-Joachim Lohre el día de la entrevista. Fotografía: Enrique Bayo/MN



Diálogo

Su conocimiento de la lengua bambara y del islam, así como sus 26 años en Malí, permitieron al padre Lohre entablar un diálogo abierto con sus secuestradores. En cierta ocasión, «querían que rezara como ellos, pero les dije que era cristiano y que si lo hacía sería un munafiqun, un hipócrita que hace gestos externos, pero que internamente piensa de otra manera, algo detestado por el profeta Mahoma y los musulmanes. Al final me dieron la razón». 

El diálogo con el islam «te obliga a profundizar en tu propia fe, porque solo es posible dialogar entre personas bien ancladas en su propia religión y allí donde hay confianza. Si alguien se cree superior al otro, todo se complica. Debemos encontrarnos desde nuestra común humanidad, como dice el papa Francisco», asegura el misionero.



Comunidades cristianas

La situación de los cristianos en Malí depende mucho de las regiones. Según el P. Lohre, al sur de Bamako «continuamos viviendo tranquilamente con los musulmanes, mientras que en el norte musulmanes y cristianos compartimos la misma suerte. Los pueblos deben firmar un contrato de sumisión con los yihadistas y, a partir de entonces, se prohíben el alcohol y la música, no hay escuelas ni administración civil, las mujeres deben llevar velo y los hombres musulmanes deben ir a la mezquita todos los viernes. Los cristianos tienen prohibido tocar las campanas y, para no “provocar”, suelen reunirse en sus casas, pero en Malí no hay persecución a los cristianos como tal».

Otra realidad es la que se vive en los países donde actúa el Estado Islámico. El misionero reconoce que en «Burkina Faso ha habido ataques selectivos a iglesias, pero también se han lanzado bombas contra algunas mezquitas. Todo el mundo sufre con el yihadismo». Es necesario reflexionar sobre el sinsentido de la yihad o guerra santa, pero eso «solo pueden hacerlo los musulmanes», asegura el misionero, que considera «muy preocupante» la situación en el Sahel, «sobre todo desde la llegada de las dictaduras militares en Malí, Burkina Faso y Níger, porque no escuchan a nadie y la población nunca ha sufrido tanto». De momento, el misionero no regresará a Malí y solicitará ser destinado a Marsella, en Francia, «donde los Misioneros de África tenemos un buen lugar para seguir trabajando el diálogo cristiano-musulmán».

Colabora con Mundo Negro

Estamos comprometidos con la información sobre África

Si te gusta lo que hacemos, suscríbete a nuestra revista o colabora con nuestro proyecto