Publicado por Javier Sánchez Salcedo en |
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Juego al fútbol desde que tenía siete años y recuerdo a jugadores contrarios que me insultaban llamándome negro. Pero no lo puse en su nivel hasta que pasó un tiempo y empecé a tener un poco más de consciencia, a estudiar más, a aprender y a pensar que el racismo es una cosa muy seria y que no solo me afecta a mí sino a mucha gente que está alrededor, con consecuencias duras.
Por suerte, las situaciones de racismo siempre las he sobrellevado a veces con el humor, a veces con el olvido, quitándole importancia. Con eso lo vas superando. Sí que es verdad que en esos tiempos pocas veces me enfrentaba a la situación. Y eso es un problema. Ahora mismo no ocurriría. Si alguien me dice un insulto racista, le respondo. Y si veo un comportamiento racista intento buscar una solución. Hay una evolución. Al principio igual pasas, luego contestas de una forma más educada, después llega un punto en que respondes con argumentos o directamente buscas otro tipo de soluciones poniendo una denuncia o yendo a una asociación. Nadie desde el minuto uno se lo toma muy a pecho sino que va habiendo una evolución. Lo importante es que esa evolución sea cada vez más rápida. Cuanto antes sepas que el tema del racismo no hay que dejarlo pasar, que hay que atacarlo y combatirlo, mucho mejor. Creo que estamos en el camino de acortar ese periodo.
Después de varios incidentes racistas, que cuando ya era consciente y me dije que no tenía por qué aguantar, decidí hacer algo. Ya no solo por mí, sino también por personas cercanas, como mis hermanos o mis amigos. Lo malo que tiene el activismo contra el racismo es que todo son malas noticias, como lo que ocurre en los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) o que a una persona no le dejen entrar en una discoteca. Pero el hecho de saber que nos estamos organizando y empoderando, que estamos plantando cara a este orden social que ha estado instaurado desde hace tanto tiempo, es lo que te da fuerzas para seguir en la lucha. Espero poder transformar todas esas malas noticias en buenas noticias.
Es una organización que lleva 25 años luchando contra el racismo. En el caso de Madrid nos dedicamos a varias áreas. Una dedicada a los CIE donde hacemos visitas, ponemos denuncias sobre lo que nos cuentan los internos acerca de la multitud de vulneraciones de derechos humanos que ocurren dentro. Hacemos un trabajo de sensibilización con charlas y talleres. Tenemos un equipo jurídico, una oficina de información y denuncias donde las personas que sufran un caso de racismo puedan informarse sobre a dónde dirigirse y qué hacer. También para las personas que se ven atrapadas por ese racismo institucional que supone la Ley de Extranjería y que están en trámite para conseguir la ciudadanía. Es una labor necesaria y hay que fortalecerla y que haya muchas más organizaciones que se dediquen a esto y seamos las personas que sufrimos directamente quienes estemos allí en esa lucha en primera fila.
De todos los años que llevo el momento en el que me sentí realmente contento fue con la manifestación del 12 de noviembre de 2017. Fue un punto de inflexión en la lucha contra el racismo aquí. Por primera vez nos juntamos la gente que sufrimos racismo en España, gente de distintas comunidades: gitanos, negros, latinos, gente asiática, gente de todo tipo. Nos unimos, dejamos de lado las diferencias que pueda haber y nos juntamos para construir un movimiento, para decir por un lado que ya estábamos hartos de todo este racismo institucional y social que venimos sufriendo desde hace mucho tiempo y por otro lado proponer soluciones para terminar con él. Respecto al peor momento, hay muchos. Cuando estás en la lucha antirracista te sientes muy solo y recibes ataques de todos lados, tanto desde las redes como en persona. Notas hostilidad cuando atacas lo tradicional, lo que siempre se ha hecho de una determinada forma. Un ejemplo muy claro ocurrió con el tema de las cabalgatas de Reyes. Empiezas a hablar sobre la cuestión de las personas blancas que se pintan de negro y la sociedad lo ve como un ataque y te contraataca mucho más fuerte, por una cuestión que se trata simplemente de no denigrar a las personas negras. Ocurrió. Mucha violencia. Si algo que es tan sencillo, tan nimio, genera tanta controversia, ¿qué ocurrirá el día que realmente construyamos un movimiento que plantee eliminar la Ley de Extranjería, eliminar la discriminación que hay en la sanidad, en la educación, en un montón de sitios? ¿Qué ocurrirá esos días? Es algo que te hace pensar que vamos a tener que afilar los dientes y luchar muy duro. Pero hay que asumirlo porque tampoco podemos seguir como estamos.
Se empieza a asumir que somos las comunidades racializadas, las personas que sufrimos el racismo, las que tenemos que estar en el centro de la lucha. Porque al final somos las personas que conocemos dónde se produce ese racismo y quienes en ningún caso vamos a postergar esa lucha. También es importante por una cuestión de representatividad. El hecho de crecer con referentes y ver que en la lucha hay una persona con la que te sientes identificado es muy importante. Y no solo tenemos que estar encabezando la lucha por el conocimiento que nos da la propia experiencia, también nosotros estudiamos, leemos y aprendemos. También somos esos catedráticos expertos en racismo. Ya no hace falta el tutelaje de antes. Estamos ahora mismo en esa etapa de posicionarnos en esos lugares, en esos espacios que realmente nos pertenecen. Eso es lo que está cambiando. Al final toda las organizaciones que históricamente han estado lideradas y copadas por personas blancas han podido hacer buenas cosas pero no se puede seguir manteniendo ese modelo.
Yo creo que el papel de las personas que no sufren racismo, de las personas blancas, tiene que ser el de cuestionar a la par que nosotros todo este sistema racista en el que vivimos, asumir que se forma parte de ese sistema y en base a eso hacer un trabajo de reconocimiento de privilegios. Una labor de acompañamiento y de interpelar a otras personas blancas para que vean todo este sistema racista en el que estamos viviendo. Indispensablemente la población blanca tiene que estar en la lucha antirracista, pero desde luego no en el modo en que históricamente ha venido sucediendo. Es la manera de poder construir una sociedad en la que realmente decir que todos somos personas iguales tenga sentido. Ahora no lo tiene porque no responde a la realidad. Aunque seamos todos personas a quien para la policía por la calle por ser negro es a mí, al que no van a dejar entrar en una discoteca por ser negro es a mí, al que le va a costar alquilar un piso es a mí. Hay unas diferencias que organizan la sociedad y hacen que yo esté por debajo y la población blanca esté por encima.
A mí me toca ser optimista. Quiero creer que estamos avanzando, aunque sea un poco. Muchas veces ese avance no se da en cosas que podamos percibir. Por ejemplo, en cuanto a la cuestión de los CIE estamos igual o peor que hace tres años. Pero sí creo que estamos en una época en la que somos más conscientes que nunca del racismo que existe en la sociedad. Si analizamos los medios de comunicación, se publican muchas más noticias sobre racismo que hace cinco años. Empezamos a verlo de una forma mucho más clara, las comunidades que lo sufrimos formamos estructuras para poder denunciarlo y que se nos oiga. Nos falta mucho por avanzar y los cambios tienen que llegar ya, pero también es cierto que van siglos de racismo que han hecho que esté tan en las estructuras que por desgracia no va a ser un cambio de hoy para mañana. Creo que si algún día tengo hijos estarán en una posición mucho mejor que la mía.
Sobre libros voy a poner dos ejemplos centrados en el caso de la población negra. Uno, centrado en lo que ocurre en España, es el fotolibro de Rubén H. Bermúdez Y tú por qué eres negro. Cuando lo leí, iba pasando las fotografías y me veía reflejado. Contiene imágenes en las que he reparado a lo largo de toda mi vida. Nos pasa a muchos y ya solo por eso este libro es importante. El hilo conductor es la historia de mucha gente negra en España. El príncipe de Bel-Air, la NBA, los anuncios de Conguitos… Todo esto conforma el imaginario de las personas negras en España y creo que juntarlo en un libro que pueda servir de denuncia ha sido un total acierto, y así se ha visto por parte de la población negra. Empezamos a tener libros de referencia en los que nos sentimos reflejados. Y voy a recomendar un libro referido a Estados Unidos, Prohibido nacer, la autobiografía de Trevor Noah, presentador de un late show en Estados Unidos. Él es sudafricano, de padre blanco y madre negra, y que cuenta su vida en Sudáfrica antes de trasladarse a Estados Unidos. Respecto a películas, recomiendo un documental que explica bien la realidad que estamos viviendo ahora en la lucha contra el racismo, cuál es el origen de todo este racismo que tenemos en la sociedad. Es Enmienda XIII, dirigido por Ava Du Vernay.
La gran diferencia es que por un lado ya no se va a poder alegar de ningún modo que no existíamos. Si estamos invisibilizados en los medios de comunicacióno en los puestos de poder es porque hay algo detrás, no es porque no estemos. ¿Por qué en los colegios de primaria estamos pero sin embargo cuando llegamos a la universidad y ya entran en juego otras cuestiones como el factor económico, ya no estamos? Ahí es donde tenemos que poner el foco. Ahora nos estamos mostrando más, estamos reclamando todos esos lugares de visibilidad y de poder que nos pertenecen. Hoy un chaval enciende la tele y puede ver a Lucía Mbomío en su programa de la 1, puede entrar en eldiario.es y verme a mí con un vídeo sobre racismo, puede ir al Caixa Forum y encontrarse una exposición de Rubén H. Bermúdez, puede entrar en youtube y encontrarse un post del blog de Negra Flor. ¡Ojalá hubiéramos tenido esos referentes mucho antes! A partir de ahí todo es crear comunidad, unirnos entre nosotros, ver dónde se producen fallos e intentar cambiarlo. Estamos obligados a hacerlo y la sociedad está obligada a dejarnos hacerlo.
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