Nancy Kemilo Mavinga: «Transmitimos cercanía a la comunidad africana»

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Nancy Kemilo Mavinga, abogada

«Tengo 29 años, nací en Madrid y vivo en Toledo. Trabajo en el despacho RK Abogados y Asociados, en el que todos los miembros somos africanos o afrodescendientes. Yo me encargo de los expedientes de extranjería.  Los temas de asilo y residencia son muy sensibles y requieren mucha empatía».





¿Por qué estudiaste Derecho?

Entré en la carrera por casualidad, pero luego me di cuenta de que todo lo que hacemos, cuando compramos, cuando firmamos un contrato, cuando nos hacemos con un simple abono transporte…, todo es derecho. Y me fui dando cuenta de que me gustaba, que me gusta defender y que quería ser abogada. Quería tomar parte de manera activa ante problemas ajenos, especialmente en el ámbito de la Extranjería, que es una rama un poco marginada en la carrera, pero potencialmente muy fuerte en nuestra vida diaria, porque en España hay un gran número de extranjeros. Además, cuando tienes familia que no es de España, te toca mucho más. Aunque yo haya nacido aquí y tenga los trámites solucionados, tengo familiares a los que sí les toca regularizar su situación. Eso me empujó a ejercer en este ámbito.

¿Cuáles son tus orígenes?

Mis padres son una mezcla: padre congoleño y madre angoleña. Vinieron aquí en el 91, mi madre embarazada de mí, en busca de nuevas oportunidades, y se quedaron. Tengo hermanos que nacieron en Angola y hermanos que nacieron ya aquí. 

¿Qué encontraste cuando empezaste a trabajar?

Me encontré con la realidad, que no tiene nada que ver con la carrera, que es muy bonita porque todo es teórico. Cuando sales a la calle te das cuenta de que la teoría no es suficiente y que cada caso tiene su particularidad y requiere una sensibilidad. Tienes que tener cierto tacto. Si no tienes empatía con la gente y vocación en el ejercicio de la profesión, la práctica se hace muy pesada, porque la realidad es dura y te llevas algún golpe. Aunque también tienes buenas sensaciones por poder ayudar a las personas.

¿Qué tipo de golpes?

Los casos de asilo son muy sensibles. Son personas que por una razón o por otra salen de su país de origen y solicitan en España protección internacional para no tener que volver. En la Ley de Extranjería aparecen claramente los motivos por los que se concede el asilo, pero cada caso tiene una particularidad concreta y cada solicitante cuenta una historia. El problema es que no tienen ni idea de qué es lo que tienen que decir y cuáles son los motivos exactos para que se les conceda el asilo, porque no controlan el idioma o por otros motivos, y las solicitudes no suelen ser favorables. El 95 % son denegadas, y el 5 % de las aprobadas se debe a la suerte y a insistir. Cuando sale no favorable, aparte de la decepción de que a esa persona se le niega el asilo y le van a devolver al país de origen, donde considera que su vida está en peligro, la familia, que ha depositado su confianza en él, le dice que no ha hecho lo suficiente. Pero no depende solo de uno. Son otros organismos de quienes depende el resultado final. No es fácil de explicar, no solo al solicitante que van a expulsar sino también a los familiares, que no se ha cumplido con los requisitos que marca la ley. Solo piensan que ese familiar corre peligro en el país de origen, y no entienden por qué no se ha podido quedar. 

¿Y las sensaciones buenas?

El éxito llega cuando la sentencia es favorable, porque has ayudado a la persona a regularizar su situación. Sobre todo por el sentimiento de alegría que te transmite esa persona que ya se encuentra tranquila a nivel administrativo, puede encontrar la estabilidad, buscar un trabajo, viajar… Ya no tiene el miedo de estar de manera irregular y que la puedan expulsar. Y luego esa persona te recomienda a su primo, al tío, al abuelo, a la nieta, a la familia entera….  Así que satisface no solo a nivel emocional sino también a nivel profesional. 

Háblame de vuestro despacho.

RK Abogados y Asociados lo creamos dos compañeros, Reginaldo Riochi y yo. Compartimos la forma de ejercer la abogacía y nos sentimos bien trabajando juntos. Una vez unidos, decidimos potenciar, sobre todo, la rama de Extranjería. 


Nancy Kemilo el día de la entrevista: Fotografía: Javier Sánchez Salcedo


En el despacho, tanto vosotros como las personas que se han ido uniendo, sois todos afrodescendientes. 

Es difícil encontrar a día de hoy un despacho de abogados en el que todos sus miembros son negros. Aquí, en España, no se está acostumbrado a ver un despacho entero con letrados de Guinea Ecuatorial, de Angola, de Congo… Y resulta impactante para el cliente que entra encontrarse con que yo soy negra, Reginaldo es negro, José Manuel es negro, la becaria que está de prácticas es negra… Transmite mucha cercanía a la comunidad mayoritaria que tratamos, la africana, aunque también tenemos clientela española, colombiana, ecuatoriana… Ofrecemos cercanía hacia nuestra comunidad africana, pero también transmitimos el mensaje de que España está avanzando. En otros países de la Unión Europea está más normalizado ver a funcionarios negros, médicos negros, despachos de abogados solo de negros… Pero en España, desafortunadamente, es muy difícil verlo. Nosotros aportamos orgullo y cercanía.

¿Es habitual la presencia de abogados negros en los juzgados?

Sí, hay muchos. Pero siempre te encuentras a algún funcionario que te pone trabas porque duda de que -realmente seas abogado. Si no frecuentas ese juzgado, aunque enseñes tu carnet de colegiado, le llama la atención al guardia que está en la puerta, al funcionario que está en la zona de recepción, al que se encarga de las fotocopias… A veces te confunden con la traductora, con la propia investigada o con la denunciante… No se plantean directamente que seas la abogada. Y cuando muestras la tarjeta y empiezas a hablar con fluidez del tema, algunos bajan la guardia, pero otros siguen con la duda sobre si de verdad eres abogada o no.

¿Y cómo lo llevas?

Ya estoy acostumbrada, pero depende de cómo me levante, porque llega un punto en que te hartas de estar todo el tiempo justificando que eres abogada, de que cuando estás en la misma fila que tus compañeros abogados blancos, te paren y te digan: «Señora, ¿a dónde va?». A veces terminas discutiendo con el funcionario y otros días piensas que, pasito a pasito, estamos avanzando, y no me lo tomo mal.

¿Cómo se sienten las personas extranjeras que acuden a vuestro despacho?

Llegan con mucha frustración. No todos conocen el español y hasta que encuentran a un abogado especializado en estos trámites pueden pasar meses, incluso años, sin saber qué derechos y deberes tienen. Cuando acuden a nosotros sienten que por fin han encontrado a alguien que les entiende. Tienen ese doble sentimiento: frustración por un lado y esperanza por haber encontrado a alguien que sabe del tema y que además es africano, con lo que puede entender mejor su situación.

Al no poder trabajar, ¿pueden costearse un abogado?

No, no pueden. Pero los honorarios, por lo general, son un acuerdo interno entre el cliente y el profesional. El Colegio de Abogados tiene una base de honorarios por los que nos guiamos, pero en el ámbito de Extranjería hay que tener en cuenta el contexto económico de la persona que, por su situación administrativa, tiene unas oportunidades de trabajo limitadas. Se acuerda un precio base que podrían pagar, les damos la opción de fraccionarlo y tiempo para que lo hagan cómodamente. En cuestiones como esta se demuestra la cercanía y la profesionalidad que tenemos con nuestra gente. 

¿Cuantos años puede estar una persona aquí sin tener la documentación en regla?

De diez años para arriba. Hemos tenido personas que han estado 15 años, o incluso 20, sin la residencia, y han tenido suerte de que no les hayan abierto un expediente de expulsión.

Un tiempo en el que no pueden trabajar legalmente.

No. Tienen que sobrevivir «en b», y dependen mucho de su familia o de la gente con la que están conviviendo aquí. Esa situación genera mucha dependencia y mucha frustración. No pueden avanzar a nivel económico ni a nivel profesional. No pueden desarrollar la profesión que han ejercido en su país de origen ni mostrar el potencial que tienen al país receptor. 

Y con el miedo constante a que les pare la policía…

Y les abra un expediente sancionador. Eso les quema. Puede que hayan venido con su familia completa. O que su familia se haya quedado allí esperando a poder venir y encontrar una estabilidad. Esa situación afecta mucho a nivel psicológico. 

CON ELLA

«Es una obra personalizada de la diosa de la Justicia hecha por Marian Davies. Representa a nuestro despacho, RK Abogados y Asociados, cuyo nombre para mí es sinónimo de la unión de almas que se encuentran y tienen como objetivo común visualizar las necesidades de nuestra comunidad». 

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